Betoret culpa a Camps de sus relaciones con ‘El Bigotes’
El exjefe de gabinete de la Agencia Valenciana de Turismo está imputado en el 'caso Gürtel' Su abogado mantiene que el expresidente dio instrucciones sobre el pabellón de Fitur Ve “muy razonable” pensar que presentó Orange Market como empresa “a tener en cuenta”
Que el expresidente de la Generalitat, Francisco Camps, fue el responsable de introducir en la Comunidad Valenciana a la trama Gürtel, y que depositó toda su confianza en su “amiguito del alma” Álvaro Pérez, El Bigotes, era cosa sabida. No tanto, sin embargo, que las órdenes para favorecer a Orange Market, la terminal empresarial de Francisco Correa que gestionaba Pérez, surgieran directamente del Palau de la Generalitat. Quien ha tirado de la manta no ha sido otro que Rafael Betoret, exjefe de gabinete de la Agencia Valenciana de Turismo (AVT) y mano derecha de la exconsejera de Turismo, Milagrosa Martínez.
La Fiscalía Anticorrupción ha solicitado para ambos 11 años de prisión y más de 30 años de inhabilitación para ocupar cargo público por los presuntos delitos de prevaricación, malversación de caudales públicos, falsedad en documento público y cohecho. Betoret, que ya fue condenado en la causa de los trajes del caso Gürtel, ya carga sobre sus espaldas una condena por cohecho pasivo impropio que le supuso una multa de 9.600 euros y la devolución de 18 prendas tasadas en 13.449 euros.
Unos antecedentes que pesan como una losa sobre el exjefe de gabinete de la AVT, que se sentará próximamente en el banquillo para explicar el papel que desempeñó en la adjudicación a Orange Market de los pabellones de Fitur durante varias ediciones feriales. Betoret pretende soltar lastre y en el recurso que ha interpuesto contra su procesamiento apunta directamente hacia la presidencia de la Generalitat en varias ocasiones, según el documento que difundió ayer la agencia Europa Press.
El objetivo del recurso no es otro que el de presentar a Betoret como un mero ejecutor de las órdenes que recibía de sus superiores políticos, entre los que figura en primer y destacado lugar Camps.
Dice el letrado en sus escritos que en las relaciones entre su patrocinado y El Bigotes no hubo “nada más” que “amabilidad” porque nunca estuvo entre sus cometidos el de contratar, fiscalizar, seleccionar o adjudicar cualquier oferta de cualquier proveedor. La buena amistad —“empatía”, dice el texto— que existía entre ambos se debía no solo al hecho de que Pérez fuera un “encantador de serpientes”, sino “al conocimiento generalizado de que el citado gozaba de una estrecha amistad y de toda la confianza del presidente de la Generalitat lo que le convertía en un interlocutor totalmente fiable”.
Tan fiable que, dice el abogado de Betoret en su escrito, resulta “muy razonable” pensar que Camps presentó Orange Market SL como empresa “a tener en cuenta” por su “excelencia o su buena ejecutoria”. La línea directa Camps-Pérez-Betoret parece clara, aunque este último se guarda las espaldas, al señalar que los montajes realizados por Orange Market para Fitur eran “excelentes”.
Debían de serlo porque eran órdenes directas de presidencia de la Generalitat valenciana. Al menos eso es lo que consta en el texto remitido al magistrado José Ceres. Tras su nombramiento como jefe de gabinete de la AVT, desde la Generalitat se decide dar un impulso a la promoción turística. El nuevo equipo se pone a trabajar en la inmediata edición de Fitur, “que había de ser impactante, mucho más elaborado y, por tanto, más gravoso”. Todo ello, dice el texto del recurso, se hizo “siguiendo expresas instrucciones políticas de la propia presidencia de la Generalitat”. El dinero nunca fue problema para Camps.
Betoret, en la defensa que realiza de la contratación de Orange Market, indica que “de la propia valoración que realiza la Mesa de Contratación, y de las puntuaciones que alcanzaron las distintas ofertas, se aprecia que aún en el supuesto de que el peso de la oferta económica hubiera sido otro, la adjudicataria habría resultado igualmente Orange”.
El texto del recurso no omite el pasado judicial del imputado. El abogado expresa su “convicción” de que la conformidad a la que llegó Betoret en la causa de los trajes ha sido “determinante” a la hora de deducir indicios de cargo contra su defendido en el procedimiento actual lo que, en su opinión, no es “justo ni garante”. En ese sentido, el letrado explica que Betoret, en su última declaración en el caso de los trajes alcanzó un acuerdo procesal para conformarse y declararse culpable con el fin de evitarse un juicio “extenuante”. Añade que contra esas prendas regaladas no ha había habido ninguna contraprestación lesiva para nadie. En definitiva, pues, lo único que existió fue “amabilidad” y “buena empatía”, pero “nada más”.
¿Nada más? Hasta que Francisco Correa y Álvaro Pérez desembarcaron en Valencia de la mano de Francisco Camps, otra empresa, Over Marketing, era la que se llevaba buena parte de los concursos de la Generalitat. De hecho, el último concurso que obtuvo la empresa que gestionaba Daniel Mercado fue en febrero de 2005, casi en paralelo al primer gran éxito de El Bigotes: el pabellón valenciano en Fitur por un millón de euros.
Over Marketing se convirtió en un gallo en corral ajeno, hasta el punto de que, según declaró Mercado al juez que instruye el caso Nóos, José Castro. Francisco Correa, el jefe de la trama Gürtel, le amenazó diciéndole que peligraba su “integridad física” si seguía trabajando en regiones gobernadas por el PP, como la Comunidad Valenciana. Mercado aseguró que los tentáculos de Gürtel eran tan largos que un día en que le comentó a El Bigotes que tenía ganado un concurso, este le dijo que estaba muy equivocado. Pérez debía saber muy buen lo que le decía. Días después, Mercado recibió una llamada del Consell por la que se le anulaba el contrato.
Historia de un abanico
De cuáles eran los criterios que se seguían en el periodo de Camps para elegir los altos cargos de la administración es un buen ejemplo Rafael Betoret. ¿Cómo se llega a ser jefe de gabinete de la Agencia Valenciana de Turismo? Lo explica el propio interesado en el recurso presentado ante el magistrado del TSJ.
Recuerda Betoret que en el verano de 2004, Milagrosa Martínez toma posesión de su cargo como consejera de Turismo de la Generalitat valenciana “en una calurosa tarde”. El probo trabajador se encontraba de vacaciones pero las interrumpió para acudir al acto y en el desarrollo del mismo, ante las muestras de sofoco que presentaba la nueva consejera, tuvo a bien prestarle su abanico para aliviar sus calores. Terminado el acto, Betoret reanudó sus jornadas de ocio y no volvió a saber nada de Martínez hasta mediados de septiembre.
Durante ese lapso de tiempo, la consejera conoció quién era la persona que tan gentilmente le había prestado el paipay para proceder a su devolución, pero hizo algo más. Averiguó su identidad y la “eficaz ejecutoria” desarrollada por Betoret en la administración.
Finalizadas las vacaciones del funcionario, este fue llamado a las dependencias de la consejería donde no solo se le devolvió el abanico, sino que además se le ofreció el cargo de jefe de gabinete de la Agencia Valenciana de Turismo, con las funciones de gestión, control y coordinación de la agenda de la presidencia de la AVT que desempeñaba la propia consejera. Y así fue nombrado.
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