Navidades tristes para el turismo
Diciembre y enero son los meses con menos visitantes en Barcelona El resto de 2012 ha sido el mejor año desde el inicio de la crisis en Cataluña
Francesco Tringalo pasará el fin de año en Barcelona. Procedente de Palermo, aterrizó el día de Navidad en la ciudad junto a tíos, padres y su hermano pequeño. Dormirán en el piso de uno de sus primos, auxiliar de vuelo de Ryanair. “Si no hubiera sido así, probablemente no hubiéramos venido”, señala desde una de las butacas que animan al descanso frente a una de las fachadas del Palau de la Música.
Las vacaciones de este veinteañero ilustran bien las preocupaciones de los hoteleros y del resto del sector turístico: caída de las reservas pese a haberle dado una nueva vuelta de tuerca a los precios de sus habitaciones. El número de turistas llegados a Cataluña habrá crecido este año a buen ritmo, será el mejor desde el inicio de la crisis, pero no será gracias a las Navidades. Ni crece el número de aviones llegados al aeropuerto de El Prat —al contrario, se reducen respecto a días laborables— ni el de cruceros atracados en el Puerto, que se mantendrá en los mismos niveles de hace un año. Las colas para entrar en museos y otros polos turísticos se han acortado a causa del parón escolar y la ausencia de grandes grupos. Y el gremio de restauración tampoco es optimista en cuanto a los resultados de las fiestas. Tampoco este año.
La capital catalana no ha sido nunca un destino de primer orden para disfrutarla en Navidades. Diciembre y enero pasan por ser sus peores meses en lo turístico y está a años luz de plazas europeas tradicionales que han calado en ese ámbito: Londres o París. Incluso Nueva York. Y quienes llegan vienen con el tiempo justo para pasar el cambio de año, con contadas excepciones. “Nosotros estaremos llenos a partir del sábado [por ayer] y el día 1 o 2 de enero empezará la estampida”, explica Raimon Senpau, director del hotel Condes de Barcelona. El resto de noches la ocupación se situará en torno al 80%.
Los hoteles de alta gama, básicamente si están ubicados en el centro de Barcelona, no son un reflejo fiel del resto de la ciudad. Los establecimientos más alejados de la plaza de Cataluña sufrirán también la baja ocupación. Durante diciembre y enero apenas están ocupadas entre un 65% y un 70% de las habitaciones. Con las fiestas esta cifra repunta, pero solo ligeramente.
Muestra bien esa situación la afluencia de turistas durante el mes de diciembre en la Pedrera, una de las señas de identidad de la Barcelona turística. Pese a que las Navidades no tiran como otros periodos vacacionales, sus visitas se triplican respecto al resto del mes, hasta alcanzar puntas de 2.500 en los días más fuertes. “Empezamos a notar el periodo navideño a partir del sábado 22 de diciembre, pero el gran salto se dio el pasado lunes”, señala el coordinador de la Casa Milà, Xavier Bas. Hasta un 90% de los visitantes son extranjeros.
El Gremio de Hoteles de Barcelona calcula que solo para fin de año la ocupación estará en el 85%. El año pasado era del 90%. “Y eso que hemos ajustado los precios, porque ha bajado la demanda”, señala su secretario general, Manel Casals. “Diciembre acostumbra a ser muy duro, pero las dos semanas de Navidad son también muy flojas”, apostilla. Este será el más duro de los últimos años.
Sercotel controla una quincena de establecimientos de todo tipo de categorías en Barcelona y sus previsiones confirman que la Navidad será la culminación de dos meses horribles, en los que ni los puentes festivos han podido dar un respiro a la dinámica económica: el turismo llegado de Europa da muestras de estar tocado y el español, directamente hundido. Desde entonces nada ha sido mejor que lo sucedido en 2011.
Javier Garro, su director, asegura que la ocupación ha caído entre un 10% y un 15% respecto al año pasado. La reducción media de tarifas para intentar capear el temporal se mueve entre los mismos porcentajes. “Enero no pinta mejor”, señala. Cristina Uribe gestiona el pequeño albergue Ítaca, en el barrio Gótico: “A estas alturas”, explicaba el pasado viernes, “el año pasado ya habíamos llenado, ahora tenemos un 80% de las habitaciones ocupadas y hemos bajado los precios”. Uribe, no obstante, también acusa de esa reducción a la proliferación grandes albergues en Barcelona, con capacidad publicitaria y músculo financiero para rebajar las tarifas.
En el Gremio de Hoteles existe un sentir generalizado de que es necesario promocionar Barcelona como destino navideño. “Tenemos que plantear hacer campañas fuertes porque la ciudad lo nota mucho y los comercios más céntricos también”, señala Casals. “Se debe promocionar como ciudad de compras de Navidad, como sucede con Londres”, opina también Garro.
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