_
_
_
_

Las horas más bajas de la centenaria Junta de Museos

El organismo ha perdido su papel principal en la política museística catalana

José Ángel Montañés
Exposición organizada en el Palau Moja de Barcelona en 2008 para celebrar los 100 años de la Junta de Museos.
Exposición organizada en el Palau Moja de Barcelona en 2008 para celebrar los 100 años de la Junta de Museos.

Desde hace más de un siglo la Junta de Museos ha marcado la política museística de Cataluña. A ella se deben los primeros inventarios, la ordenación de las colecciones públicas y las primeras publicaciones de arte catalán. Fue la Junta de Museos, a partir de 1919, la responsable de adquirir las pinturas románicas del Pirineo, para salvarlas del expolio que comenzaba a producirse y, en definitiva, de que podamos admirarlas en el Museo de Arte Nacional de Cataluña de Montjuïc donde han acabado depositadas. Pero las cosas han cambiado y la Junta de Museos parece haber perdido protagonismo y estar en horas bajas.

El pasado 8 de noviembre el consejero de Cultura de la Generalitat, Ferran Mascarell, en compañía de los máximos representantes del Museo Nacional de Arte de Catalunya (MNAC), Miquel Roca y Pepe Serra, y del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba), Leopoldo Rodés y Bartomeu Marí, presentó el acuerdo por el que “desaparecía el criterio cronológico a la hora de delimitar las colecciones” de los dos centros y posibilitaba que cada institución operará según su política específica. A partir de ese momento, el MNAC tenía la misión de construir el canon del arte catalán en las diferentes etapas de su historia y el Macba recibió el encargo de profundizar en el arte experimental, tanto catalán como internacional.

Solo la mitad de la Junta de Museos aprobó el acuerdo del MNAC y Macba

El acuerdo dejaba sin validez el dictamen de la propia Comisión Ejecutiva de la Junta de Museos que regía desde el 21 de mayo de 1992, según el cual el MNAC se ocuparía del arte catalán hasta 1940 y el Macba de 1940 en adelante, una norma que desde hacía más de 20 años había planteado, y se había esgrimido, como el problema para poder ubicar a una parte de los artistas catalanes: los activos desde el final de la guerra civil española hasta el fin de siglo XX.

Según aseguró el consejero Mascarell el 8 de noviembre: “la propuesta se ha enviado a la Junta de Museos para su ratificación”. Pero la Comisión Ejecutiva —formada por 11 técnicos de reconocido prestigio en cualquiera de las disciplinas relacionadas con los museos catalanes— no había debatido el tema en ninguna de sus reuniones mensuales.

Estaba previsto hacerlo en la reunión ordinaria del 24 de octubre, pero la propuesta cayó del orden del día la víspera de la reunión. El 7 de noviembre se convocó una nueva reunión para siete días después, el 14 de noviembre. Pero la campaña electoral, para renovar el gobierno y parlamento, comenzó el viernes 9 y, ante la sorpresa de los miembros de la Comisión de la Junta, el consejero Mascarell anunció el jueves 8, el último día permitido según la Ley Electoral, el acuerdo y el desbloqueo que daba libertad a los dos museos, el MNAC y el Macba.

Llegados el día 14, día en que estaba convocada la reunión, algunos de los miembros de la Comisión Ejecutiva de la Junta de Museos, manifestaron su voluntad de no asistir por coincidir con la jornada de huelga general. A pesar de ello, la reunión tuvo lugar y el acuerdo, que la Generalitat había presentado una semana antes, fue aprobado con un mínimo quórum de asistencia. Sin embargo, desde la Dirección General de Patrimonio de la Generalitat, se asegura que el acuerdo se produjo por “unanimidad”.

De ser decisivas, en la actualidad sus reuniones son un puro trámite

Y es que la Junta de Museos ha ido perdiendo su papel fundamental en la política museística catalana con el paso de los años, y sobre todo en los dos últimos. Una forma de visualizarlo es que el Plenario, presidido por Artur Mas y Xavier Trias y Ferran Mascarell como vicepresidentes, no se ha reunido desde 2010, pese a que debe hacerlo una vez al año.

Desde 1998, un decreto confiere a la Junta de Museos la autoridad de aprobar las propuestas de nombramientos de los directores y administradores de los museos nacionales y elevarlas a la Generalitat, de proponer la creación de nuevos museos nacionales y de establecer las normas y los criterios de coordinación de la política museística, entre otras. Pero últimamente su papel se ha convertido en un mero trámite y su labor se ha visto reducida a aspectos mucho más modestos y poco decisivos, como aprobar los préstamos y depósitos de obras de los museos de la Generalitat a otros museos, estando ausente de los grandes proyectos museográficos.

La Generalitat no informó a la Junta del nuevo Plan de Museos

En marzo, Cultura presentó públicamente un nuevo Plan de Museos a espaldas de la Junta de Museos: sus miembros no habían sido informados de las intenciones del departamento de Mascarell y se enteraron cuando el consejero anunció en la Comisión de Cultura del Parlament que, a los cuatro días, explicaría cómo pondría orden en estos equipamientos catalanes.

El 13 de octubre EL PAÍS publicó la noticia de que el museo ruso del Hermitage instalaría una franquicia en Barcelona. La Generalitat acabó reconociendo que respaldaba esta iniciativa privada, aunque insistiendo en que no aportaría ni un euro para llevarla a cabo. Pero, una vez más, la Junta de Museos se enteró por los periódicos de las intenciones de la Generalitat, porque nadie les había informado. El viernes pasado, el Diari Oficial de la Generalitat hizo público el acuerdo firmado por Ferran Mascarell en presencia de Artur Mas durante un viaje a Rusia, después de mantenerlo en secreto, por lo que la Junta de Museos ha vuelto a enterarse por la prensa de lo acordado con las autoridades de ese país.

Los nuevos responsables de patrimonio y museos de la Consejería de Cultura, que seguirá dirigiendo Mascarell tras su renovación en el cargo, sean los mismos u otros nuevos, seguro que tendrán sobre su mesa de trabajo entre sus prioridades el saber qué papel ha de jugar la necesaria Junta de Museos en la política museística catalana en los próximos años: volver a ser principal o una mera comparsa.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_