El 94% de los españoles que emigran son nacionalizados
“La integración de inmigrantes retrocede”, apunta Ceimigra
En contra de lo que planea sobre el pensamiento colectivo, la emigración de españoles, anunciada como una “fuga de cerebros” o como una “masiva” estampida, supone tan solo un 6% del total de desplazamientos. El resto, ese 94% que engorda la marcha de personas de nuestro país al extranjero, responde a ciudadanos nacidos en otro lugar del mundo que han conseguido la nacionalidad. Esa es una de las conclusiones del informe anual que presentó ayer en Valencia la fundación Ceimigra, experta en temas de integración e inmigración.
La entidad privada formada por la Compañía de Jesús y con apoyo de la Generalitat alertó de que “la integración no solo no está conseguida sino que está en retroceso” y mostró la pretensión de enfocar el impacto de la crisis en un sector “vulnerable” como es el de inmigrantes. Según apuntaron, el colectivo vive marcado por “cuatro palabras: permanencia, precarización, desprotección y empobrecimiento”. Esta situación se ha agravado en el último año debido a la pérdida de empleo, demostrando que los inmigrantes desempeñan los “especialmente precarios”. Esta coyuntura ha provocado que los permisos de residencia y las altas en la seguridad social se reduzcan, dando una falsa impresión de que la población inmigrante desciende. “Es una ligerísima reducción”, anotaron Luis Díaz, Luisa Melero y Josep Buades, autores del texto. “Las trabas administrativas han provocado que muchos no se vayan por el temor a no poder entrar”.
Las mujeres extranjeras de la Comunidad Valenciana apenas pierden puestos de trabajo
Uno de los datos más preocupantes es el descenso, a nivel estatal, de nacimientos: en 2011 se registraron 91.188 nacimientos menos que en 2008: un 17,5%, lo que proyecta unas “expectativas sombrías”. Este hecho repercute en la cantidad de niños escolarizados. El alumnado en España creció un 1,7% en 2011, pero solo un 0,4% corresponde a la población extranjera. Una evolución muy parecida a lo que ocurre en la Comunidad Valenciana, donde los extranjeros en educación infantil rozan los 150.000 y en primaria llegan a ser 272.316 frente a los 285.000 que constituían en el curso 2010-2011. Las naciones más frecuentes son la rumana, con 14.898, seguida de cerca por la marroquí (14.314) y otras como la ecuatoriana (8.553) o la colombiana (6.702).
La fase laboral demuestra que lo que en España ha supuesto una disminución de 2.083.963 de trabajadores entre 2007 y 2011, en Valencia se ha traducido en 331.700 empleados menos. Una pérdida de afiliación a la seguridad social de un 17,1%: un 16,6% la de españoles y un 21,0% la de extranjeros. Números que intensifican la desigualdad entre sexos con respecto al resto del territorio español: las mujeres de la Comunidad Valenciana que han perdido su empleo (7%) duplican a las del conjunto del Estado (3,1%). Entre estas, las españolas triplican la cifra nacional (un 8,8% menos contra un 2,9%) mientras que para las mujeres extracomunitarias apenas haya afectado (1% menos).
En el informe también se ha incluido la posible incidencia que ha tenido el Movimiento 15-M en la mirada sobre la inmigración o las consecuencias de las revueltas en los países del norte de África y Oriente Medio, conocidas como la primavera árabe. Estas últimas han elevado la entrada de extranjeros de forma irregular por mar en casi 200 personas (de 3.632 en 2010 a 5.443 en 2011).
En cuanto a la integración “tanto de los inmigrantes como de los nacionales”, los encargados del estudio remarcaron que vivimos tiempos “de una dureza oscura”: “No se puede hablar de integración cuando no se garantiza ni la cohesión social ni la igualdad real”, certificaron. Desde Ceimigra acusaron directamente a la reducción de políticas de integración “con la excusa de los recortes”: “La inmigración es creadora de riqueza”, expuso Luis Díaz. “Cada cinco inmigrantes se crea un puesto de trabajo autóctono”, ejemplificaron. “Por cada millón de personas de fuera que se marcha se dejan de necesitar 5.000 médicos o 3.000 enfermeras”, añadió, “y la producción de bienes y servicios se estanca”. “Cuando la generación del baby boom llegue a la edad de jubilación, el tejido social no se podrá sostener”, lamentaron. “Por eso es importante la acogida de inmigrantes: porque son la clave de un futuro común y compartido”.
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