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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Siempre quedará Alicante: nueva derrota de Mazón en el referéndum lingüístico

Pero el PP de Mazón cree que compite con un Ferrari, como en los tiempos de Rita y se ha dado de bruces con la realidad al constatar que conduce un Dacia Duster de segunda mano

Varios niños entran al CEIP Lluís Vives de Valencia en el inicio de curso el pasado mes de septiembre.
Varios niños entran al CEIP Lluís Vives de Valencia en el inicio de curso el pasado mes de septiembre.Mònica Torres

El Consell más impopular de la historia del autogobierno valenciano resiste de derrota en derrota hasta la derrota final. Si había alguna bandera que pudiera izar este Consell popular tras su divorcio con Vox era la de la libertad en temas como la lengua, repitiendo el mantra de lo que ellos llamaban “libertad de elección lingüística”. Pero el Partido Popular de Mazón cree que compite con un Ferrari, como en los tiempos de Rita, y de nuevo, se ha dado de bruces con la realidad al constatar que conduce un Dacia Duster de segunda mano y que, una vez más, la sociedad civil le ha adelantado por la autopista.

Los resultados del referéndum dibujan, pues, un panorama interesante, con la victoria del ‘sí’ al valenciano por un 50.5% de los votos, frente a un 49.47% que optaron por el ‘no’. Pero, si desglosamos por provincias obtendremos una panorámica más útil para comprender lo que ha ocurrido. En la provincia de Castelló, más de un 70% de las familias han escogido el valenciano como lengua predominante, y en la de València lo han hecho un 57.84% de los votantes. La otra cara de la moneda es la provincia de Alacant, donde el PP lleva años dando (exitosamente) una batalla cultural identitaria de corte provincialista contra el valenciano (y la identidad valenciana). Así se explica que más del 65% de las familias han escogido el castellano como opción preferente. Lo cierto es que bien haría la izquierda en ponerse manos a la obra para tomarse en serio al sur de la Comunitat Valenciana y recordar que, como cantaban en aquellas manifestaciones de 1995, “Alacant és important”.

Si vamos un poco más allá todavía y comparamos los resultados obtenidos con los barómetros sobre el uso del valenciano de la Conselleria d’Educació, el diagnóstico es claro: hay muchas familias que hablan frecuentemente en castellano que han decidido que quieren que sus hijos estudien, predominantemente, en valenciano. De hecho, según apunta el Baròmetre d’usos personals, professionals i públics del valencià de 2023 (el último disponible), el porcentaje de valencianos que hablan preferentemente en castellano en sus grupos de amigos supera el 60%, en los mensajes privados el 65% y en la calle más de un 60%.

Decía Napoleón Bonaparte que “si tu oponente se equivoca, no lo distraigas”. Y eso es lo que ha pasado. El Consell, que a veces da la sensación de que gobierna en una suerte de multiverso paralelo de Rick y Morty, creía que este referéndum sería coser y cantar. Y es que, como decía el lingüista George Lakoff, “el lenguaje no es sólo una herramienta de comunicación, sino también una forma de moldear nuestra realidad”. Por eso, la política va cada vez más de saber construir un relato ganador y de saber elegir las palabras justas en el momento justo, Estellés dixit.

Así pues, cuando planteas una dicotomía entre “valenciano o bilingüismo”, puedes ganar, porque...¿Quién va a querer una lengua cuando sus hijos pueden aprender dos? Y, por eso también, al plantear un referéndum entre valenciano o castellano, Rovira ha movilizado a muchos votantes progresistas (algunos de ellos castellanoparlantes), que han sentido amenazada una parte de su identidad y de sus raíces: el valenciano. Mención aparte merece el trabajo de hormiguita de la sociedad civil valenciana, a través de las organizaciones y sindicatos por la enseñanza pública y de las propias AMPAS de los colegios. Posiblemente, los spin doctors del Palau de la Generalitat creían que pillarían a la sociedad civil valenciana a contramano, pero la han encontrado en uno de sus momentos de mayor músculo y movilización. Una vez más, quien entiende la época, gana. Y este Consell alicantino no la entiende.

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