Una ayudante de Pantoja se atribuye los ingresos de dinero fraccionados
Las colaboradoras de la cantante aseguran que el fallido restaurante Cantora “no daba abasto”
La sesión de este martes del juicio por blanqueo contra Isabel Pantoja ha tenido como protagonistas a las principales colaboradoras de la cantante, que se han adherido sin fisuras a las tesis de su defensa. Teresa Pollo, ayudante de la artista “desde hace casi 40 años”, ha asegurado que ella era la persona de confianza encargada de ingresar en las cuentas de Pantoja los ingresos derivados de las galas y el resto de negocios. Pollo, personaje secundario de la prensa rosa, ha dado su versión sobre una de las prácticas financieras que más han llamado la atención de la acusación: el pitufeo o fraccionamiento de los ingresos en cantidades inferiores a 3.000 euros para evitar la identificación de la persona que realiza la imposición.
“[Los ingresos, de unos 41.000 euros] correspondían a dólares de galas en América. Cuando fui al banco, el director de la sucursal me dijo que si lo ingresaba todo de golpe iba a constar como que eran míos, y fue él quien me propuso ingresarlo por el equivalente a 3.000 euros”, ha asegurado Pollo.
La ayudante de Isabel Pantoja ha tenido dificultades para justificar cómo podía ocuparse de ingresar el dinero en las cuentas y de la gestión del restaurante de Pantoja en Fuengirola (Málaga) y compaginar esta actividad con su trabajo en la empresa Cepsa en Algeciras (Cádiz). Pollo ha asegurado que en la compañía petrolera le permitían “fraccionar las vacaciones como quisiera” y que disfrutaba de “bastantes días libres por convenio”.
La Fiscalía sostiene que el aumento de ingresos de Isabel Pantoja entre 2003 y 2006 corresponden a fondos de origen desconocido e ilegal del exalcalde de Marbella Julián Muñoz, con quien la cantante mantenía una relación sentimental. Pollo ha asegurado que el restaurante Cantora, propiedad de la cantante, “no daba abasto, estaba desbordado”. “Se hacían fiestas privadas, bodas, bautizos, comuniones, presentaciones de vehículos, convenciones de laboratorios farmacéuticos… teníamos reservas para tres meses”. Esta afirmación choca con el hecho de que el establecimiento, abierto en 2001 con una concesión municipal de 25 años, cerrara sus puertas en 2005 por problemas económicos.
Tras Pollo, le ha llegado el turno a María Navarro, representante de Pantoja “desde hace veintitantos años” y encargada de “conseguir galas, espectáculos y trabajos; llevarle los contratos; y mimar y hacer popularísima a la artista en España y fuera de España”. Navarro ha afirmado que la cantante cobraba entre 60.000 y 80.000 euros por recital y que Julián Muñoz “nunca” ingresó dinero en las cuentas de Pantoja.
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