Ni vecinos ni empleo ni inversión en el área metropolitana de Sevilla

“El desarrollo sin control ha sido una maquinaria de autodestrucción”. Es el resumen del exconcejal sevillano y presidente de la Asociación para la Defensa del Territorio del Aljarafe (ADTA), Juan Antonio Morales, quien conserva y mantiene decenas de alegaciones contra los planes urbanísticos de la zona, donde se han llegado a proponer crecimientos del 70% y ocupado tan solo el 2%.

El Aljarafe es solo una parte de una enorme área metropolitana que agrupa a casi un millón y medio de habitantes dispersos en 46 pueblos para los que se creó hace cuatro años el Plan de Ordenación del Territorio de la Aglomeración Urbana de Sevilla (Potaus). Este prevé 69 áreas de oportunidad que iban a permitir 25.000 millones de euros de inversión y generar 220.000 empleos. La crisis ha puesto las cosas en su sitio y ni ha llegado el dinero ni se han creado los puestos de trabajo.

De todos los polígonos previstos, para los que se reservaron 6.560 hectáreas, ocho eran tecnológicos, seis logísticos, 24 empresariales y nueve para usos terciarios, desde comerciales a servicios. Otras 22 urbanizaciones preveían el desarrollo de 54.800 viviendas en 1.230 hectáreas. Paradójicamente, la memoria informativa del Potaus reconocía la existencia ya en 2001 de un 22,84% de casas vacías.

El desigual grado de desarrollo de estas ha arrasado zonas verdes y dejado a cambio urbanizaciones desérticas o víctimas del vandalismo. Tampoco se han ejecutado las 25 actuaciones en la red viaria y de transporte público, que debería tener una tasa de utilización del 35% en el año 2020. Un total de 1.500 millones de inversión iban a prolongar el metro hasta Alcalá de Guadaíra y Dos Hermanas y llevar el tranvía entre Mairena y Bormujos y entre Dos Hermanas y Los Palacios.

“El Potaus propone un crecimiento disparatado”, defiende el responsable de la asociación de defensa del Aljarafe. Morales recuerda una simulación que realizaron entre la capital cordobesa y el área metropolitana de Sevilla que, por número de habitantes, debería ser la tercera ciudad de Andalucía. El déficit de servicios e infraestructura de la segunda zona en relación con Córdoba es enorme.

A esta crítica se sumó la Escuela de Arquitectura, que elaboró un informe en enero de 2008 sobre el plan para la zona y en el que ya advertía en sus conclusiones que la “ausencia de un modelo territorial claramente definido supone que el Potaus no solo no logrará reconducir la actual desarticulación metropolitana, sino que a buen seguro la incrementará”.