Última oportunidad para frenar la huelga del azulejo
Más de 12.000 trabajadores está llamados a paros de nueve días si el lunes no hay pacto del convenio colectivo
La patronal Ascer y los sindicatos de Fecoma-CCOO y MCA-UGT llevan más de un año de reuniones para cerrar un acuerdo sobre el nuevo convenio colectivo que debe regular un sector, el cerámico, que emplea a cerca de 12.500 trabajadores. “Es sin duda la negociación más complicada que hemos abordado desde los años 90”, apunta el secretario general de Fecoma-CCOO en Castellón, Vicente Ortells. Los encuentros comenzaron en octubre de 2011, a tres meses de caducar el convenio aprobado en 2008, y terminarán este lunes con un último cara a cara a menos de 24 horas de comenzar una huelga de nueve días. La amenaza no es nada nuevo. En los tres últimos convenios los sindicatos convocaron paros para forzar un pacto más beneficioso para los trabajadores y en todos ellos se llegó a un acuerdo que desconvocó la protesta. En esta ocasión, el horizonte se complica.
“La entrada en vigor de la Reforma Laboral ha bombardeado la negociación”, afirma Ortells. Para el representante sindical el nuevo documento aprobado en julio ha dado a la patronal cerámica Ascer nuevos instrumentos que desnivelan la negociación. El más importante, la eliminación de la ultraactividad del convenio que implica que, si no hay acuerdo, el sector pasará a estar regulado por el Estatuto de los Trabajadores y por el Salario Mínimo Interprofesional. El sueldo base, por ejemplo, pasará de 960 a 640 euros. Para los sindicatos se trata de la estrategia que hay detrás del desacuerdo, aunque Ascer niega la mayor y les acusa de “dar informaciones tergiversada”. Tanto CC OO como UGT piden que el nuevo convenio se extienda hasta 2014 y no hasta 2013 como pide la parte empresarial. “Esto obligaría a iniciar de nuevo una negociación el próximo año”, advierte Ortells.
Otro punto clave del desacuerdo es la flexibilidad laboral. “Este es un sector en el que prácticamente hay horarios ‘a la carta’, pretender eliminar la jornada de 40 horas semanales es pretender llevar la flexibilidad al máximo”, dice Ortells.
Junto a la ultraactividad y la flexibilidad, los sindicatos no quieren pasar por la congelación salarial que plantea Ascer como punto imprescindible para garantizar la competitividad del sector. “La moderación de los costes de producción es una exigencia elemental si se quiere garantizar la viabilidad de las empresas y, con ellas, de su empleo”, explican desde la patronal. El azulejo ha pasado de dar trabajo a 25.000 personas a 12.500 desde que empezó la crisis. “Tras cuatro años hemos vivido la paradoja de destruir casi la mitad de los empleos sectoriales mientras se incrementaban los salarios casi cinco puntos por encima del IPC, este ritmo de crecimiento de los costes no es sostenible (…). Los sindicatos deben entenderlo y aceptarlo”, insisten. En este punto, Ascer cedió finalmente a pagar los atrasos de las revisiones salariales desde 2009, algo a lo que está obligada por sentencia del Supremo. Según los sindicatos, la congelación salarial prevista supondrá una pérdida del poder adquisitivo de cerca del 10%.
Ambas partes llegan al último encuentro de este lunes con todos estos puntos de choque sobre la mesa y con la incógnita añadida de saber qué ocurrirá finalmente con la tasa del gas que prevé implantar el gobierno y que gravará a las empresas. Si no hay acuerdo la huelga comenzará el martes. Ascer ya ha avisado de que “combatirá con todos los medios legales a su alcance” los “comportamientos violentos de los piquetes”. Los sindicatos aún mantienen la esperanza de un acuerdo, tal y como ha ocurrido en otras ocasiones.
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