La noche gira en torno a Los Planetas
El grupo se reivindicó como banda paradigmática de la música independiente
No, el Sant Jordi Club, no era un escenario al aire libre, pero por momentos pudieron recordarse noches pasadas de Benicàssim, cuando el festival no era inglés y los músicos indies españoles celebraban junto a su público la existencia de ambos. Porque la segunda noche del Primavera Club concitó la memoria generacional en una larga ceremonia de más de seis horas de música rematada por la actuación de Los Planetas, reyes de una noche montada en su entorno y que aprovecharon para reivindicarse como banda paradigmática de los sonidos que no nacieron con la única vocación de encabezar listas. A la postre ser independiente, si la palabra tiene aún hoy sentido, vendría a ser esto, permanecer más vinculado a la propia estética que a los réditos que esta pueda comportar.
Tras la actuación de un Fernando Alfaro que hubo de lidiar con el papel de abrir la tarde de música, fue La Bien Querida quien continuó la fiesta confirmando su evolución electrónica, nuevo entorno en el que situar un cancionero de raíz popular, melódicamente tierno y brillante en su exposición en un sencillo formato de trío encabezado por la desapasionada voz de Ana Fernández. Con su último disco, Ceremonia como ruta, el concierto dejó al toro enfilado para las banderillas, a cargo de Antonio Luque.
Y pese a que colorido no es un término que case con la música de Luque, el Sr Chinarro pareció iluminado en su papel de restar languidez a la noche. Para ello se sirvió de una colección de canciones que comenzaron con temas recientes incluidos en Menos samba, amén de unas cuantas piezas nuevas aún no editadas para acabar engastando en la corona de su repertorio gemas como Los ángeles, El lejano oeste o Babieca. No fue así un repertorio complaciente trufado con éxitos sino más bien la prueba de que Luque es de los que piensan que el pasado no es materia de regodeo.
El empujón definitivo a la noche lo dieron Triángulo de Amor Bizarro con su post-punk afilado y veloz, servido también con piezas recientes. Pero estaba escrito que habrían de ser Los Planetas quienes se hiciesen con la noche marcando su pulso, pautándola. Así fue, la banda granadina ofreció un repertorio panorámico que sin olvidar sus actuales filtraciones flamencas reivindicó su pasado por medio de canciones que hacía tiempo no sonaban en directo. Fue en este tramo del concierto, su parte final, cuando las imágenes del Benicàssim se hicieron patentes gracias a temas como De viaje, David y Claudia, Segundo premio, Un buen día o El artista madridista.
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