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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Y de postre, austeridad

Los grandes discursos parlamentarios de Feijóo suenan como la intervención de un consejero delegado rindiendo cuentas ante su junta de accionistas

Xosé Hermida

De aperitivo, un par de medidas para contener el déficit. De primer plato, un ambicioso plan que ponga coto al déficit. Como ración principal, un esfuerzo coordinado de todas las administraciones con el objetivo de seguir controlando el déficit. Y de postre, un dulce canto a las bondades de reducir el déficit. Tres años y medio después, el menú de Feijóo sigue invariable. Si se borrasen las alusiones litúrgicas al nombre de Galicia, los elogios a la nobleza y laboriosidad de sus gentes o las frases desganadas para no apagar del todo la llama declinante del galleguismo popular, los grandes discursos parlamentarios de Feijóo suenan como la intervención de un consejero delegado rindiendo cuentas ante su junta de accionistas. Fraga, un hombre de otra época, usaba frases grandilocuentes, porque en su mentalidad la política no se podía entender sin un toque de épica. Ahora vivimos tiempos antipolíticos. Y la única épica que cabe esperar de Feijóo es la del contable que se queda en la oficina hasta la madrugada para cuadrar mejor los balances.

 Así que ya sabemos cuál es la novedad para el segundo mandato de Feijóo: que se redoblará la lucha contra el déficit. Puede parecer muy prosaico, pero el jefe del Gobierno gallego está dispuesto a coronar una hazaña. Ya no se conforma con cumplir objetivos año a año. Ahora aspira a lograr antes que nadie el cielo dorado del déficit cero, un camino en el que Galicia, según destacó ayer su presidente, ha logrado el aplauso y hasta la envidia de España entera.

En la campaña electoral, Feijóo ofrecía a los gallegos una nueva ilusión. Sobrepasado el desierto de los recortes, prometía cuatro años más solazándonos en el oasis del crecimiento económico. Con el aval de las urnas en el bolsillo, ayer no tuvo más remedio que rebajar las expectativas sobre el brillante futuro que se vislumbraba como premio para la comunidad más cumplidora y eficaz en el manejo de la tijera presupuestaria. El crecimiento descenderá sobre nosotros en este nuevo mandato del PP, sí, pero debemos ser pacientes y esperar a la segunda mitad de la legislatura. Lo que es tanto como reconocer que nos esperan otros dos años de recesión y astronómicas cifras de paro. Para ir tirando hasta entonces, Feijóo anunció con solemnidad la creación de un Fondo para el Crecimiento. Era la medida más esperada de su discurso, a la vista de lo insinuado en campaña. Y a pesar de que el presidente olvidó decirnos con cuántos recursos estará dotado ese fondo, que nadie se alarme. Seguro que no comprometerá el objetivo de déficit.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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