Un balón para cinco hermanos

El falso griterío de una gradería, los vientos rápidos de una orquesta y el escenario convertido en estadio del deporte rey. Así arranca Els nostres tigres beuen llet, dirigida por el polifacético escritor Albert Espinosa: con un partido de fútbol que es una coreografía trepidante de pases, remates, sprintsy goles.

La obra, que se programará en el Teatre Nacional de Catalunya (TNC) del 20 de diciembre al 3 de febrero, “es un homenaje cuádruple: al cine, a la familia, a los recuerdos y al fútbol, que es una cosa que siempre me faltó en la vida”, resume el autor durante uno de los ensayos.

La obra sigue el recorrido vital de cinco hermanos que crecen unidos por la afición conjunta por el deporte y bajo el influjo de la pasión cinéfila de sus progenitores. Director y diseñadora de vestuario respectivamente, padre y madre convierten el universo particular de los hermanos en un homenaje constante al séptimo arte: los personajes se convierten en James Dean, Steve McQueen, Marlon Brando o Alain Delon con la misma facilidad con que se quitan y ponen los sombreros. “Lo más interesante es el vínculo que se crea entre hermanos, esos lazos que te atan a ellos y hacen que tengan un poder sobre tí”, expone Espinosa, quien asegura que en una ocasión convenció a Matt Damon para que aceptara un papel gracias a la mediación de su hermano. Recuerdos de infancia, la muerte de los padres, viajes al pasado y diferentes iconos del cine hollywoodiense se mezclan en este experimento, que el autor definió como “una indagación, llena de humor, en esos traumas de infancia que nos hacen ser quienes somos”. También la música es un elemento clave en el conjunto de la obra, desde la interpretación en directo de Òscar Blanco de un blues al estilo New Orleans hasta las frenéticas trompetas que animan los partidos de fútbol.

El escritor, ahora en su faceta de dramaturgo, director e intérprete, quería llenar el TNC de público joven. Y se propuso conseguirlo por dos vías: haciendo una obra corta de ritmo rápido e incluyendo en ella un partido de fútbol. “El ingeniero industrial que hay en mí me decía que una hora y 26 minutos es la duración óptima para una representación. Si fueran 27 ya se haría aburrida”, bromea el creador.

La exactitud numérica que obsesiona a Espinosa se deja ver también en otros detalles: los actores son 14 porque ésta es su 14ª obra, como explica entre risas. No obstante, esa rigidez no se ve reflejada en el guión, que es más bien maleable. Espinosa reconoce que el 30% de las secuencias son improvisadas y que durante las siete semanas que llevan de ensayos la obra se ha reconstruido continuamente, con cambios en el argumento e incorporaciones de última hora en el equipo. “Me gusta que la obra esté poco dirigida, y de hecho los actores han tenido un papel activo en el proceso”, explica. Su objetivo es llevar clases de colegios e institutos al teatro: “que se diviertan, que nos ovacionen, que nos aplaudan los goles”, se anima. Espinosa comenta también que ésta es tal vez su obra “menos autobiográfica”.

Creador y guionista de series de televisión como Polseres vermelles y películas como 4ª Planta, el autor ha tratado reiteradamente el tema del cáncer, enfermedad que él vivió en primera persona durante su infancia: de los 13 a los 24 años luchó contra un osteosarcoma, experiencia que ha revisado tanto en libros, como en obras de teatro y películas.