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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

The Times They Are a-Changin

"La epidemia de mediocridad y ausencia de liderazgo político que reina en el continente, está instalada en España desde hace ya varios lustros"

El Consejo Europeo se reunía la semana pasada, una vez más, para recordar a mercados y ciudadanos que la estrategia europea de salida de la crisis sencillamente no existe. Como todo el mundo pudo constatar, el asunto central de la cumbre se situó desde el principio entre el Scila de los recortes, encabezados, principalmente, por Alemania y RU, y el Caribdis de ¿qué hay de lo mío? al que se apuntaba Rajoy por defecto, con entusiasmo digno de mejor causa. Una vez más, la UE no solo demostró una clamorosa falta de ideas, sino también la inexistencia de las mínimas dosis de liderazgo imprescindibles para culminar el ambicioso proyecto de integración que recibieron en herencia de sus mayores. ¿El resultado?, confusión en los mercados y desesperanza en unos ciudadanos cada vez más escépticos ante las bondades de aquél.

Aunque, por desgracia para nosotros, Europa no es la excepción. La epidemia de mediocridad y ausencia de liderazgo político que reina en el continente, está instalada en España desde hace ya varios lustros. A la incapacidad de los grandes partidos para ofrecer soluciones creíbles a la crisis y minimizar los costes del naufragio, se añade su más que escaso interés por regenerar un sistema democrático que hace aguas por todas partes sin que a ellos parezca importarle un bledo. Todas las encuestas realizadas, al margen de opciones ideológicas o electorales, muestran con total nitidez que la confianza del ciudadano en sus instituciones está bajo mínimos, que no otorgan credibilidad alguna a los políticos, y que los partidos son percibidos como instrumentos de poder y privilegios al servicio de quienes los habitan y controlan.

Naturalmente, los mayores costes electorales de este estado de cosas están recayendo sobre el PSOE porque para una mayoría de ciudadanos es a éste a quien correspondería la salvaguarda de lo público, la defensa del estado de bienestar y la garantía de que las instituciones están realmente a su servicio, que es justamente lo que creen que aquel no ha hecho en estos últimos años. Para las opciones conservadoras, sin embargo, la constatada ineficiencia del sector público y la pérdida de calidad democrática, no hace más que apuntalar su fraudulenta doctrina neoliberal-privatizadora en lo económico, junto a una estrategia descaradamente intervencionista en cualquier institución que pueda proporcionarle rédito electoral, incluyendo RTVE. Tienen costes, sí, pero no son muy elevados porque jamás recibieron de su electorado mandato alguno para que velara por conceptos tan elevados y sutiles.

Los cambios del mapa electoral que vienen produciéndose en estos últimos años, incluyendo el resultado de las catalanas, reflejan fielmente esta situación: caídas sucesivas del PSOE, junto al crecimiento continuo de opciones minoritarias, como Ciudadanos en Catalunya y UPyD en el resto de España, que se presentan en cierto modo como antipartidos, al margen de un sistema que ellos mismos se empeñan en proclamar que no crearon.

Conclusión: o los socialistas españoles asumen de una vez su responsabilidad en este lamentable estado de cosas, que ellos contribuyeron, por omisión, a crear, o lo que hemos visto hasta ahora no será sino un pequeño aviso de lo que se avecina. Que el espíritu de Willy Brant les ayude en tan proceloso empeño.

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