Candidatos frente al mar
EL PAÍS reúne a los aspirantes a la presidencia de la Generalitat en el frente marítimo de Barcelona durante la jornada de reflexión
La cita para la foto es a las 9.15 —como quien dice, la madrugada para una jornada de reflexión— en la explanada junto al hotel Vela de la Barceloneta, ante el monumento a las cuatro barras (nota: de un tiempo a esta parte, esta clase de monumentos han surgido como setas por la ciudad, o eso le parece a uno). Los puntuales son: Alfons López Tena, Pere Navarro y Oriol Junqueras. Los impuntuales, de menor a mayor gravedad: Alicia Sánchez-Camacho, Albert Rivera, Artur Mas y Joan Herrera. La cosa empieza con chanzas de los puntuales sobre los impuntuales: “El que llega tarde no sale en la foto” (Junqueras, a propósito de Mas); “Llega tarde porque viene en bicicleta” (Sánchez-Camacho, a propósito de Herrera, el cual, efectivamente, llega en bicicleta, con sillita infantil incorporada).
Se sitúan para la instantánea. Mas en el centro, como pide su jefe de prensa, el resto a su derecha e izquierda, sin remilgos. Cara al sol. Un sol tibio y extraordinariamente luminoso, que obliga a los candidatos, resacosos de los duros días de campaña, a protegerse de la luz con un rictus. El más perjudicado parece Mas: está resfriado y la voz le flojea. López Tena ha aguantado gracias a sus pastillas milagrosas, Sánchez-Camacho por su acreditado ímpetu natural que le ha permitido superar el bache inicial, Navarro por su impasibilidad al griterío ambiental, y Junqueras, porque, asegura, se pasa la vida hablando (como profesor y como alcalde) y está acostumbrado al tute, aunque reconoce que el tute de la campaña autonómica, en la que debutaba, le ha parecido mucho más bestia que el de las municipales.
Por atuendo, domina el sincorbatismo. Cuatro a dos: Mas, que viste traje completo, la lleva gris. López Tena —blazer azul marino combinado con pantalones beis— la ha preferido roja. Sánchez-Camacho ha escogido por su parte chaqueta rosa y pantalones negros: dicen que el juego cromático en la indumentaria de la candidata suele dar pistas sobre el humor con que se levanta de la cama, pero en este caso los expertos en campaña no tienen a punto ninguna interpretación semiótica. En cualquier caso, se la ve de un humor excelente.
El fotógrafo, Joan Sánchez, ha dispuesto siete bicicletas eléctricas ante las columnas catalanistas. Da libertad a los candidatos para que se suban a ellas o simplemente se apoyen. Los más atléticos, Herrera y Rivera, se suben, mientras hablan de los beneficios de la natación para mantenerse en forma. El resto prefiere guardar las distancias con los velocípedos. Lo de las bicis, aclara Joan, no es tanto por dar el toque ecológico a la imagen, que también, sino para que los candidatos se lleven algo entre manos que permita romper la rigidez de este tipo de retratos rituales. Y también para sugerir la idea de viaje al abrirse una nueva legislatura. Preferiblemente, no un viaje a una isla griega: la metáfora se ha desgastado durante la legislatura hasta hacerse irrecuperable.
La sesión dura poco, el grupo se sorprende agradablemente de la velocidad de los profesionales. Aguardan otras fotos para otros medios. Todas en el frente marítimo de la capital: así lo han pactado esta vez los políticos para evitar pérdidas de tiempo en los desplazamientos. Pero si el primer posado de la mañana para EL PAÍS ha empezado con media hora de retraso, uno no quiere ni imaginar a qué hora habrá concluido el último, para angustia del novato Junqueras que tenía una cita a mediodía (veterana en estos asuntos, Sánchez-Camacho se ha reído del republicano. ¡A quién se le ocurre quedar a una hora cuando antes tienes la foto de final de campaña!).
Mañana, por hoy, es el día más importante para los candidatos a la presidencia de la Generalitat. Votarán por la mañana, para dar ejemplo, y al caer la tarde acudirán a sus respectivas sedes electorales. Pero hoy, por ayer, los candidatos no eran más que unos individuos estresados en busca de asueto. Esta campaña ha sido muy larga. Y dura como no se recuerda ninguna.
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