Pitarch plasma el colapso económico en la Miró
Hace seis años que la Fundación Miró aprovecha la Navidad para producir una obra
Ya no son tiempos de burbujas y serpentinas. Un coche estrellado contra el centenario tronco del olivo del patio de la Fundación Miró es la obra elegida por la entidad para felicitar la Navidad a su público. “La estrella uno de los signos característicos de Miró, también simboliza la Navidad y a la vez la luz, que guiaba los reyes de Oriente a su destino. Un camino que nosotros hemos perdido y por ello nos hemos estrellado”, explica Jaume Pitarch (Barcelona, 1963), autor de la instalación Estrellar: fabricar una estrella (Estrella caída),que se inaugura oficialmente mañana, si bien se puede ver ya desde ayer y hasta el 6 de enero.
Hace seis años que la Fundación Miró aprovecha la Navidad para producir una obra. "No podía hablar de la Navidad sustrayéndome a lo que está pasando, que por supuesto también afectará a los ritos navideños", explica Pitarch.
Choque contra el olivo
El Mercedes azul oscuro, típico objeto de deseo y poder, coche de políticos y diplomáticos, pero también de grandes capos de la delincuencia organizada, aplastado contra el olivo, revela toda su debilidad y precariedad. “Lo veo como una vanitas,la caducidad del coche símbolo de riqueza y poder y la inmanencia del olivo, que permanece intacto, sin que ni siquiera caigan las olivas de las ramas. Entre su follaje pasan las luces extraviadas de los faros que ya no iluminan el camino hacia delante, mientras que las luces de emergencia siguen parpadeando”. Lo que da el inquietante toque final es el sonido, música, publicidad y voces de Radio Nacional de España que salen de los hierros retorcidos del Mercedes. “La radio va retransmitiendo en tiempo real lo que pasa, con la intención de que la pieza se lea en clave de actualidad, como si la acción aconteciera en una especie de presente continuo”, indica Pitarch.
Por una elección tanto ética como formal el artista se caracteriza por contener los gastos de sus producciones. “Muchas veces me pregunto si es ético gastar tanto para realizar una idea”, asegura. Es el caso de la obra en la que está trabajando ahora. “Tengo que hacer unas filmaciones con una grúa cuyo alquiler cuesta 3.000 euros al día, por lo que estoy buscando soluciones alternativas y construyendo aparatos que me permitan hacer lo que quiero”. También para su instalación en la Miró no quiso estrellar un coche ex profeso, sino que buscó en los desguaces de toda Cataluña hasta dar con uno que encajara perfectamente en el tronco del olivo.
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