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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Un debate inútil

"Algunos confiábamos en que la oposición, que tanto había porfiado por celebrar el debate, acudiría al mismo con la lección bien aprendida y aprovecharía la oportunidad. No ha sido así"

El debate que sobre el estado de la ciudad celebró el Ayuntamiento de Alicante días pasados fue de escasa utilidad. Si algún efecto ha tenido, ha sido el de acentuar el pesimismo sobre el futuro de la ciudad. Los ciudadanos de buena fe que asistieron al pleno —descontemos a los políticos, que fueron a vigilar el trabajo de sus peones— abandonaron la sala con la sensación de haber perdido lastimosamente el tiempo. Dado el nivel habitual en que se mueve el Ayuntamiento, pocos esperaban grandes resultados de la discusión. Pero algunos confiábamos en que la oposición, que tanto había porfiado por celebrar el debate, acudiría al mismo con la lección bien aprendida y aprovecharía la oportunidad. No ha sido así. En sus intervenciones, los miembros de la oposición fueron incapaces de exponer de una manera clara los problemas que padece Alicante y que la han llevado a su estado actual. Tampoco supieron ofrecer soluciones más allá de enumerar un listado de proyectos, lo que siempre es fácil y no requiere esfuerzo. La impresión general es que a los señores concejales les interesó más discutir sobre política municipal que sobre la ciudad. Y no era esto lo que esperaban los ciudadanos.

Los mejores análisis que conozco sobre el estado de Alicante los han producido personas ajenas a la política municipal. Su situación les permite tener una visión más completa y objetiva de los problemas. Como estas personas no están sometidas a los compromisos habituales de los partidos, pueden exponer sus conclusiones con claridad. La entrevista al arquitecto García Solera, que publicó recientemente este diario, era un diagnóstico preciso de la situación de Alicante y de cómo se había llegado a ella. El arquitecto británico Richard Rogers ha explicado que la calidad de vida de la ciudad es una consecuencia directa de su urbanismo. Alicante es un excelente ejemplo de estas ideas. No han sido las inacabables vicisitudes del PGOU las que nos han conducido a nuestra postración actual. A este punto hemos llegado como consecuencia del urbanismo que se ha practicado en la ciudad durante los últimos 16 años. La Justicia dirá en su momento si se cometieron o no irregularidades en la redacción del PGOU; pero por lo que los alicantinos debemos juzgar hoy a Sonia Castedo es por su política como concejal de urbanismo.

La prensa ha calificado de decepcionante el papel mantenido por la oposición en el debate. No es de extrañar. Una de las características de la oposición municipal en el Ayuntamiento de Alicante ha sido, a lo largo de los años, su falta de relevancia. No pretendo decir que en los grupos de la oposición no hayan existido personas con buena voluntad. Sin duda, las ha habido. Pero la buena voluntad en política cuenta poco de no acompañarla con acciones. Si el mensaje que producimos no llega con claridad a los ciudadanos, o es de escasa importancia, habremos perdido el tiempo. No recuerdo que, en los últimos años, socialistas o Esquerra Unida hayan presentado alguna propuesta de importancia para la ciudad. Es lo que ahora ha sucedido una vez más. Si la oposición considera que el estado de Alicante es crítico, como han repetido una y otra vez, ¿no deberían de haber presentado un plan a la altura de la gravedad del momento, que mostrara a los ciudadanos la existencia de un camino a seguir? Al centrarse en la dimisión de Sonia Castedo, la oposición personalizó el debate y lo alejó de los verdaderos problemas de los ciudadanos. ¿Creen los señores concejales de la oposición que si mañana dimitiera la alcaldesa se habrían solucionado los problemas de la ciudad?

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