El paro crece en la capital más rápido que en la región y en el resto del país
La cifra de técnicos científicos e intelectuales sin trabajo se ha doblado desde 2008
La capital es una fábrica de parados a pleno rendimiento. La pésima evolución del mercado laboral ha empeorado desde que Alberto Ruiz-Gallardón (PP) ganara las elecciones, en mayo de 2011, prometiendo crear 150.000 empleos. Y ha empeorado aún más desde que Ana Botella (PP) heredara el bastón de mando en diciembre, al ser nombrado Gallardón ministro de Justicia.
El Ayuntamiento lleva meses, si no años, presumiendo de que el empleo marcha mejor (o menos mal) aquí que en el resto del país. Pero entre el segundo trimestre de 2011 y el mismo periodo de 2012, el paro creció un 21,5% en la capital, frente al 18,1% de la Comunidad y el 17,8% de media nacional, según la encuesta de población activa (EPA). Además, en julio se dio una circunstancia histórica: por primera vez, la capital aportó todo el desempleo de la Comunidad.
Las cifras de paro registrado confirman la tendencia. En julio de 2011, cuando Gallardón iniciaba su tercer mandato, crecía en la ciudad a un ritmo interanual del 1,05%, frente al 1,56% regional y al 4,38% nacional. En diciembre, cuando dejó paso a Botella, lo hacía al 4,74%, frente al 5,8% regional y 7,86% nacional. El pasado agosto, al 10,94%, frente al 11% regional y el 11,98% nacional. Había 19.400 parados más que cuando Botella tomó posesión, y un 10% más que cuando Gallardón prometió 150.000 empleos.
La ‘propuesta Lissavetzky’
“Madrid está paralizada, es una ciudad que se va parando cada vez más”, opina el líder municipal socialista Jaime Lissavetzky, que, frente a la apuesta por la construcción y los servicios del Partido Popular, considera que “es necesario cambiar el modelo productivo” y, dentro de ese giro, potenciar la industria, sobre todo en su vertiente de I+D+i y nuevas tecnologías. “Falta una industria competitiva e innovadora que absorba la destrucción de empleo del sector servicios y la falta de actividad de la construcción”, añade.
Lissavetzky reclama al Ayuntamiento que dedique al menos un 10% de sus inversiones a I+D+i para poder así crear empleo, pero, sobre todo, empleo cualificado, frente al descenso del 44% que, según denuncia, se ha registrado en las partidas de innovación tecnológica desde 2008.
Y, ante los planes del gobierno municipal de centralizar sus esfuerzos en la antigua nave Boetticher (que no abrirá al menos en un año), propone crear además un centro de innovación tecnológica en cada distrito de la capital.
El principal problema de la capital no es la construcción. Esa bofetada ya se la ha llevado. En agosto de 2006, en plena burbuja inmobiliaria, el sector tenía 7.839 parados (el 7,45% del total); cinco años después, 30.877 (13,92%). El pasado mes de agosto, eran prácticamente los mismos, 31.024 (12,68%). El problema es la industria, minoritaria y menguante. En agosto de 2006, contabilizaba 8.038 parados (el 7,64% del total); cinco años después, 15.156 (el 6,87%); en agosto, 16.488 (6,74%). La industria solo supone el 7,5% de la estructura productiva de la ciudad, algo superior al 5,7% de la construcción. Entre 2008 y 2011, el Ayuntamiento de Madrid invirtió 79,3 millones de euros en potenciar el sector; solo la reforma ornamental del palacio de Cibeles había costado 126 millones. El plan 2012-2015, anunciado hace meses, está “marcado por las limitaciones presupuestarias”, según admite el propio Ayuntamiento, y apenas cuenta con medidas concretas para el sector. Y lo que es peor: la ciudad tiene ahora 11,27 millones de metros cuadrados disponibles de suelo industrial (el 73%, en Vicálvaro y Villa de Vallecas), pero ninguna esperanza.
El preavance del Plan General Urbano que el Ayuntamiento desea aprobar antes de 2016 reconoce que, “desde los años sesenta, el tejido industrial en la almendra central no ha hecho más que reducirse, hasta casi su total erradicación”, mientras que en el resto del municipio el crecimiento ha sido “poco significativo”, en parte por “la carencia de políticas urbanísticas innovadoras”. ¿Y cuál es la solución del Ayuntamiento ahora? Permitir que el suelo industrial se emplee también para uso terciario, es decir, para servicios, ante “la retracción de la industria y la expansión de los servicios”.
En efecto, los servicios concentran el 86,7% de la estructura productiva de la ciudad… y son su principal problema. En agosto de 2006 tenían 83.303 parados; cinco años después, 164.571. El pasado mes de agosto, 186.866.
El macrocomplejo de ocio y juego del empresario estadounidense Sheldon Adelson promete 164.000 empleos directos para 2025. En la fase de construcción, hasta 2022, serían sobre todo para este sector. Luego, el peso recaería en “los servicios recreativos y de hostelería”, según Adelson. ¿Es ese el modelo productivo ideal? Desde luego, es hacia el que se encamina. En agosto de 2006 había 16.641 profesionales y técnicos científicos e intelectuales. El pasado agosto, seis años después, eran 34.222. ¿Habrá trabajo para ellos en Eurovegas?
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