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Garitano alojó a Herrira en una sede foral durante el ayuno por Bolinaga

El colectivo de apoyo a los presos de ETA usó dependencias cedidas por el Departamento de Carreteras

Mikel Ormazabal
Martin Garitano sale del hospital tras visitar al preso Uribetxebarria, en agosto pasado.
Martin Garitano sale del hospital tras visitar al preso Uribetxebarria, en agosto pasado.JESÚS URIARTE

La Diputación de Gipuzkoa, gobernada por Bildu, cedió durante varios días de agosto a miembros de Herrira, la plataforma de apoyo a los presos de ETA, unas salas polivalentes que tiene el Departamento foral de Infraestructuras Viarias en el edificio de las Juntas Generales, en el parque donostiarra de Miramón. El uso gratuito de estas instalaciones oficiales se produjo mientras duraron las movilizaciones que Herrira llevó a cabo el mes pasado durante el ingreso del recluso etarra Iosu Uribetxebarria Bolinaga en el Hospital Donostia. Un portavoz de este colectivo no pudo precisar cuántos días estuvieron alojados en la sede foral, aunque reconoció que “no se hizo a la brava”, sino con el consentimiento de la Diputación presidida por Martin Garitano.

El representante de Herrira Beñat Zarrabeitia no quiso dar detalles sobre la estancia en estas dependencias porque, según confesó a este diario, “no queremos que se cree una bola gigante con este asunto” que tiene “una explicación muy simple”, apostilló. Esa sencilla explicación, según el portavoz de Herrira, consiste en que “las instalaciones \[de la Diputación\] tienen duchas y se pidió permiso para que la gente se pudiera duchar durante la huelga de hambre. Es así de simple”.

Eludió comentar si los simpatizantes del citado colectivo hacían noche, aunque testigos presenciales aseguraron haber visto a “un grupo de personas vestidas con camisetas azules \[de Herrira\] que abandonaban el recinto a las nueve de la mañana por la puerta del garaje” del complejo de las Juntas Generales de Gipuzkoa. Este hecho se repitió durante “varios días”, según estas mismas fuentes.

Herrira convocó concentraciones ante la entrada del Hospital Donostia —a un kilómetro de distancia de las Juntas Generales— a comienzos de agosto, poco después del traslado a este centro médico del preso etarra Iosu Uribetxebarria, condenado por el secuestro del funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara y su participación en tres asesinatos perpetrados por la banda terrorista. Miembros de la plataforma de apoyo a los presos se declararon en huelga de hambre a mediados de ese mes en solidaridad con el ayuno que había comenzado el recluso hospitalizado y decidieron permanecer concentrados durante 12 horas —de 10.00 a 22.00— ante el hospital, hasta que decidieron levantar la protesta el pasado 31 de agosto, al día siguiente de que el juez de Vigilancia Penitenciaria decretase la libertad condicional de Uribetxebarria, aquejado de un cáncer terminal.

Herrira asegura que

Durante esas fechas, varios integrantes de Herrira accedían a las instalaciones de la Diputación guipuzcoana en Miramón. Preguntado si pagaron algún tipo de alquiler por el uso de estas salas, el portavoz del colectivo se limitó a afirmar que “no fue a la brava, así de claro. Y que lo sabían los trabajadores es evidente. La gente no va con una mochila a la Diputación a tomarse una ducha”.

La cesión de estas instalaciones oficiales a Herrira encaja con la complicidad y cercanía que han demostrado durante todo el verano el diputado general de Gipuzkoa, Martin Garitano, y varios miembros de su gabinete foral con la plataforma. El mandatario de Bildu acudió al hospital en al menos tres ocasiones para sumarse a las concentraciones de Herrira. También recibió en el palacio foral a un hermano del recluso y el 10 de agosto se entrevistó durante 40 minutos con Uribetxebarria en su habitación. Lo hizo, según precisó entonces, a título personal y no como representante de todos los guipuzcoanos.

“Se pidió permiso para que la gente se duchase durante la huelga de hambre”

Garitano ha sido muy criticado, principalmente por el PSE-EE y el PP, por su querencia a solidarizarse con la situación de los presos de ETA y dejar a un lado a las víctimas de la banda terrorista. Aunque en agosto estuvo presente en el acto que todos los años se organiza en Zumaia en recuerdo de José María Korta, al diputado general le han reprochado sus abrazos con familiares de presos en medio de un acto institucional, la ayuda de 24.000 euros que concedió a la ikastola navarra de Lodosa o que justificara los 9.000 euros que iba a conceder Juan Karlos Izagirre, alcalde donostiarra, a la película Ventanas al interior, sobre la vida de cinco etarras.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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