La Audiencia Nacional deja libre a Oubiña pero le retira el pasaporte
La Sala rechaza la petición del fiscal de que vuelva a la cácel por el alto riesgo de fuga .“He sido tratado como el peor terrorista”, se queja el narco
Ni prisión incondicional ni fianza. El tribunal de la Sección Cuarta de la Audiencia Nacional acordó ayer en un auto dejar en libertad al convicto contrabandista de tabaco y traficante de hachís Laureano Oubiña Piñeiro como había solicitado la Fiscalía Antidroga al apreciar un alto riesgo de fuga en su historial.
La Sala que le condenó esta semana a una pena de cuatro años y siete meses de prisión y multa de 2,2 millones de euros, impuso, no obstante, medidas cautelares para Oubiña como la retirada del pasaporte y la imposibilidad de obtener otro hasta que el recurso del fallo ante el Tribunal Supremo no se resuelva. Además tendrá que personarse lunes y viernes en la comisaría de policía o en el puesto de la Guardia Civil más cercano a su domicilio. El tribunal ha tenido en cuenta el comportamiento de Oubiña durante este juicio, al que asistió como acusado pero ya en libertad, y no cree que vaya a sustraerse de la acción de la justicia. Acompañado por su abogado, un Laureano Oubiña menos crispado que de costumbre volvió a echar cuentas de su calendario penitenciario y aclaró a los magistrados que no cumpliría esta pena porque su estancia en la cárcel superaba con creces todas sus condenas.
El fiscal, Javier Redondo, que había solicitado la celebración de la vista, había pedido el ingreso en prisión de Oubiña o en su defecto una fianza de 100.000 euros para garantizar que no volvería a repetir el episodio que protagonizó en octubre de 1999 cuando escapó a Grecia al conocer su primera condena. Al día siguiente de conocer su condena en los tribunales por la que también fue incautado su chalé de Vilagarcía que compartió con su mujer hasta que fue embargado, Oubiña concedió una entrevista a Vanity Fairque fue difundida en la página digital de la revista en la que por primera vez asume su pasado como narcotraficante y afirma: “He sido tratado como el peor terrorista”.
El veterano capo gallego admite que su gran error fue comprar el pazo de Baión. “Me arrepiento de haberlo comprado millones de veces, si no me meto en ese maldito pazo yo no iría a la cárcel”, y añade que la mitad de la propiedad era de su mujer, por lo que le corresponde a sus dos hijas seguir peleando para recuperarla ante los tribunales. “Aquello fue un robo judicial", apunta. Sobre su última condena por blanqueo afirma que no le dejaron defenderse y que el dinero con el que compraron las fincas expropiadas provenía del contrabando de tabaco. “Decían que nos habíamos quedado con 1.800 millones de pesetas y cumplimos condena por ello. Además yo no tengo por qué saber lo que hizo mi mujer con aquel dinero que había defraudado al fisco. ¿O sea que la mujer de Urdangarin no sabe dónde metió el dinero su marido y yo desde la cárcel tengo que saber dónde lo metió la mía?”.
“No tenían nada contra mí pero había que vestir el santo”, insiste Oubiña, que con 66 años está jubilado con una pensión no contributiva de la empresa de camiones de la que vivía antes de dedicarse de lleno al contrabando de tabaco y que vendió en 1983. También afirma que fue la Operación Nécora lo que le empujó a traficar con hachís. “Porque en enero de 1995 me intervinieron todo lo que había ganado con el tabaco y que se invirtió en el pazo, 275 en la comprarlo y 1.000 más en acondicionarlo, ¿y qué querían que hiciera? ¿Volver al negocio de la compra-venta de fincas? ¿Con qué dinero? No quedaba nada ¿Y qué banco me hubiera dado un crédito?”.
Oubiña dice sentirse cansado y viejo. Vive en Vilagarcía en la misma casa donde fue detenido el día que el juez Baltasar Garzón desplegó la Operación Nécora que era de su fallecida mujer. En ella guarda una colección de maquetas de barcos que fue haciendo durante estos años de presidio. Entre ellas hay una especial: un galeón pirata al que le puso de nombre Vilagarzón de Arousa. "El juez Garzón me aplicó la ley antiterrorista y me tuvo incomunicado diez días. Ha sido un pésimo juez. Y cuanto peor sea un juez mejor le va a la persona que está investigando pero yo prefiero tener delante uno serio”, comenta.
En los 12 años que ha permanecido en las cárceles españolas, Oubiña asegura que ha sido “un rehén del Estado” porque no ha tenido beneficios penitenciarios “ni los derechos que todos los presos tenían y conseguían”, se lamenta. “Pero lo poco que sabía y que aprendí de derecho penal y penitenciario lo usé para ayudar a otros preso. Redacté muchísimos escritos de recursos de limitación de penas y para inmigrantes. Era como una victoria personal. Lo que no lograba para mí lo lograba para ellos”, añade.
La Fundación Galega contra o Narcotráfico dice “no compartir en absoluto” la decisión de la Audiencia Nacional de mantener en libertad a Oubiña pese a la condena por blanqueo. En declaraciones a Europa Press, el gerente del colectivo antidroga, Fernando Alonso, se pregunta “qué tiene que hacer entonces este señor para que lo metan de nuevo en la cárcel”. Más allá de consideraciones jurídico legales, Alonso añade que “el resultado es que se deja en libertad a un importantísimo capo del narcotráfico condenado por una tribunal y con un evidente riesgo de fuga, ya que tiene antecedentes al respecto”.
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