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TOMÁS ARRIETA | Presidente del CRL vasco

“El colapso de la negociación colectiva no beneficia a nadie”

Pedro Gorospe
Tomás Arrieta en su despacho del CRL en Bilbao.
Tomás Arrieta en su despacho del CRL en Bilbao.santos cirilo

El presidente del Consejo vasco de Relaciones Laborales, CRL, Tomás Arrieta, cree que la reforma laboral “es un fracaso”

Pregunta. ¿Se imaginaba una situación como la actual en materia laboral?

Perfil

Tomás Arrieta (Bilbao, 1958) sucedió a Martín Auzmendi al frente del Consejo de Relaciones Laborales (CRL) en abril de 2008, después de una profunda crisis en ese organismo que acabó con la salida de ELA del principal órgano de diálogo laboral. Abogado de formación, fue secretario del Colegio de Abogados de Vitoria y durante cinco años ocupó la secretaría general del Consejo de Relaciones Laborales. En mayo puso fin al conflicto de Metro sentando a las partes después de un año de paros.

Respuesta. No. Casi todos o todos estamos sorprendidos frente a una situación que hace unos años era difícilmente imaginable.

P. ¿Y en el plano económico?

R. Las conexiones entre ambos planos son evidentes, todo tiene el origen en una crisis económica sin precedentes, de la que no acabamos de salir y cuya superación hoy se nos presenta a todos como incierta. Eso tiene un efecto multiplicador y uno de los campos en los que la crisis ha incidido propiciando una reforma de calado como la reforma laboral es el de las relaciones laborales.

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P. ¿Cree que la propia reforma está incidiendo en la situación económica? ¿Está ayudando o complicando?

R. Hay una parte de la situación de los trabajadores atribuible a la propia reforma. Los datos son concluyentes. Con las sucesivas reformas no ha mejorado la situación del empleo, no ha mejorado la situación general y desde ese punto de vista la reforma es un fracaso. Cuando se iniciaron las reformas sus impulsores declaraban que el objetivo era la mejora del mercado y del empleo. Poco a poco se ha ido instalando el discurso que vincula la mejora de ambos al ciclo económico. Es un ejemplo de discurso circular. Hoy nadie puede afirmar que la reforma por sí misma ha mejorado las cosas. La gran incertidumbre es si en otro escenario de recuperación, esas nuevas normas incidirían de forma positiva. Pero de momento todos seguimos a la espera.

P. Efectivamente esa es la tesis oficial. ¿Usted cree que los mecanismos que incorpora son buenos?

R. Creo que la reforma ha tenido un primer efecto que se traduce en una mayor destrucción de empleos al flexibilizar las extinciones de contratos. En un contexto de mayor normalidad, el reto al que se enfrenta el modelo de relaciones laborales es conseguir mayor flexibilidad interna pero a través de la negociación, un modelo de flexibilidad interna negociado. Para ello la reforma facilita los instrumentos de resolución pactada de conflictos como el PRECO en el caso de Euskadi. Pero el colapso de la negociación hace que eso no arranque. La gran incógnita es si seremos capaces de crear flexibilidad sin romper los equilibrios básicos.

P. ¿Y cómo se puede hacer eso?

La incertidumbre es si la reforma laboral servirá en otras condiciones

R. Pactando los supuestos, estableciendo de manera negociada los procedimientos y activando los mecanismos que tenemos como el PRECO. Pero este instrumento tendrá tanto más papel contra mayor sea la negociación colectiva y la implicación de sus actores. Pero eso está parado.

P. ¿A quién beneficia el bloqueo de la negociación colectiva?

R. Yo debería de decir que no beneficia a nadie, pero además lo digo porque lo creo. Si miramos a corto plazo está claro a quien perjudica, pero hay que mirar a largo. ¿Qué es lo que está pesando sobre la negociación? La actual situación dificultad para pactar hace muy difícil pactar salarios y jornadas, pero hay otro gran tema como la estabilidad de los convenios y la ultraactividad, que lo está lastrando y ensombrece su futuro. Los convenios son instrumentos de mejora de las condiciones, y si se pierde, hay un retroceso, y además se rompe la lógica en la que todos, más o menos nos hemos movido. Y eso es un reto y está lastrando la negociación.

La ultraactividad está lastrando la negociación colectiva y el futuro

P. Estamos hablando de en torno a medio millón de trabajadores sin convenio actualizado...

R. Solo una cuarta parte de los trabajadores tiene el convenio actualizado, luego el resto están en una situación de notable incertidumbre. No solo porque no actualizan sus condiciones sino porque esta nueva regulación les coloca ante la eventualidad no lejana en el tiempo, en septiembre de 2013, de perder la cobertura del convenio —ultraactividad—. Y la recuperación de esos convenios será mucho más problemática.

P. Lo que supone para los trabajadores es que no mejoran sus condiciones económicas pese a que los precios siguen subiendo...

R. En el mejor de los casos congelan sus condiciones económicas y laborales cuando los demás parametros suben, los precios evolucionan al alza y se pierde poder adquisitivo. Pero ese no es el peor de los escenarios posibles. El peor es el que que se puede dar en septiembre del próximo año si no han renovado su convenio porque esas condiciones se perderán y esa es una situación totalmente nueva para la mentalidad y para lo que ha sido el modelo de relaciones laborales hasta ahora.

El gran riesgo para el modelo es que se pierde el basado en la negociación

P. ¿Perder definitivamente el convenio significa perder las condiciones económicas de cada trabajador y volver al convenio estatal si se le puede aplicar o al Estatuto de los Trabajadores?

R. No exactamente. Los trabajadores mantendrán sus condiciones económicas como derechos personales, pero con la diferencia de que la protección jurídica de esos derechos queda disminuida. En consecuencia, su posición será menos sólida. Y a quienes no disfrutaron nunca de esas condiciones y se incorporan a la empresa como trabajadores nuevos se les aplicará la ley, y en base a pactos individuales. Y eso sí puede ser una gran diferencia. La Ley trata a los convenios colectivos con mayor protección jurídica que a los pactos personales.

P. La reforma da a la empresa más capacidad para fijar las condiciones laborales. ¿Cree que beneficia a alguna organización sindical?

En el nuevo prima la determinación unilateral de las condiciones

R. El gran riesgo para el modelo es que se pierde el que estaba basado en el diálogo y se avanza hacia otro en el que prima la determinación unilateral de condiciones. Eso es malo y es malo para todos. Ese no es un buen contexto para avanzar. El modelo bueno exige coparticipación, compromiso, cohesión, equilibrio interno y participación real en cada organización. Lo urgente no nos puede impedir ocuparnos de lo necesario.

P. ¿Patronal y sindicatos están preparados para afrontar es nuevo modelo?

R. Creo que nadie está preparado para esto. Usted comenzaba la entrevista preguntándome si me podía imaginar este escenario. No estamos ninguno preparados, pero lo tenemos que hacer porque en ello nos va parte del futuro.

Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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