La agricultura al servicio de la I+D

Mejorar la calidad de los tomates raf o introducir nuevas variedades de fresas son algunos de los logros del Instituto de Investigación, Pesca y Medio Ambiente (Ifapa) a través de proyectos de I+D con los que intentan aumentar la calidad y la competitividad de la agroindustria andaluza.

Desde el centro Ifapa de La Mojonera, en Almería, se trabaja actualmente con el fin de ampliar el ciclo productivo y la calidad de variedades hortícolas. Lo hacen aplicando diferentes técnicas para controlar el clima del invernadero y, de esta manera, poder evaluar la respuesta productiva, tanto en cantidad como en calidad de los cultivos, según informa la Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente.

Y de manera especial se trabaja con uno de los productos estrella de la agricultura almeriense, el tomate raf, muy apreciado por los consumidores y el preferido de los gourmets. En la actualidad, para conseguir su carne crujiente y su gran sabor se requiere de unas condiciones especiales de cultivo que limitan su productividad. Para paliar esta dificultad, los investigadores del Ifapa están enriqueciendo con carbono la atmósfera de los invernaderos con objeto de mitigar el efecto nocivo de la salinidad que contiene el agua de riego para la producción.

Los invernaderos se tratan con carbono para mitigar la salinidad del agua

Y por lo que se refiere a la fresa, desde la finca experimental El Cebollar, en Moguer (Huelva), se aplican técnicas de control biológico para su manejo integrado, o el análisis en cuanto a calidad y viabilidad comercial de nuevas variedades. Muchas de estas variedades han sido obtenidas por los investigadores del Ifapa de Churriana (Málaga), centro que cuenta con el banco nacional de germoplasma de este cultivo, que conserva más de 500 variedades.

Amiga, Fuentepina, Santaclara o Fontanilla son algunas de las variedades conseguidas por el grupo de investigación de Ifapa que trabaja conjuntamente con empresas del sector. Todas ellas están adaptadas al clima templado, son mucho más productivas, dan frutos más gruesos, firmes y resistentes a las enfermedades que las tradicionales, aunque, según confirman los expertos, han perdido aroma, una tendencia en casi toda la horticultura moderna. Para paliar esta carencia, desde otro grupo de investigación se ha conseguido que las fresas actuales huelan a fresa, mediante la identificación de los genes responsables de las notas caramelo, tan características de su aroma.

También es objeto de estudio el calabacín, en este caso por parte del grupo de investigación en poscosecha, que analiza las variedades de esta hortaliza aptas para su transformación a un producto de cuarta gama. Asimismo, se busca caracterizar sus parámetros de envasado como la atmósfera y la permeabilidad del plástico para optimizar su calidad sensorial, nutricional y microbiológica.

Respecto a los envases, investigadores del Ifapa de Córdoba han puesto en marcha un proyecto en el que participan cinco empresas y el Centro Tecnológico del Plástico (Andaltec), con sede en Martos (Jaén). Se trata de desarrollar nuevos envases bioactivos en tres años. Un envasado se considera activo cuando, además de suponer una barrera entre el alimento y el exterior, ayuda a conservar el producto. De esta manera, se amplía el concepto de envase, que pasa de ser un mero contenedor a desempeñar un papel activo en el mantenimiento de la calidad del alimento. Todas estas investigaciones pretenden conseguir frutas y hortalizas mejoradas con métodos tradicionales. Productos que se mantienen sanos, frescos y turgentes en el tiempo que transcurre la recolección y su consumo en fresco.