“No queremos más barbaries”
Localizados los cuatro represaliados de Istán y pruebas de su muerte violenta
“Tú vas a enterrar a estos y así sabes lo que te espera luego”. Así resume Ana María Merchán, nieta de Antonio Guerrero y concejal del Ayuntamiento de Istán (Málaga), cómo su abuelo tuvo que enterrar a cuatro fusilados en febrero de 1937 por ser simpatizantes de la izquierda: Francisco Rivero, Juan Toro, Manuel Granados y Miguel Tineo. La amenaza se cumplió y, meses más tarde, Antonio fue denunciado por un falso robo. Los falangistas le hicieron un consejo de guerra, lo sacaron de su casa y no volvieron a verlo. Ayer se reescribió esta historia al sacar a la luz los restos de los cuatro asesinados y las primeras evidencias de su muerte violenta: disparos en las manos y las mandíbulas de dos de los cadáveres hallados.
También se han hallado un mechero y una cartera o tabaquera de cuero, pero no restos de munición que pudiera haber sido empleada para los fusilamientos, por lo que se supone que fueron fusilados en otro lugar y arrastrados a la fosa.
La historia de la Lomilla de los Muertos es conocida en el municipio malagueño por todos sus vecinos, de los que el sábado por la noche unos 300 rindieron homenaje a sus antepasados y a los voluntarios que trabajan en la exhumación de los cuerpos. Representantes de cada una de las familias lanzaron un ramo de flores con los colores de la República a la fosa y, al finalizar el homenaje, se abrió un turno de visitas para ver los cuerpos.
La verdad ha llegado 75 años después de la barbarie y siete meses más tarde de que el vecino de Istán Juan Granados, sobrino nieto de Francisco Rivero y Manuel Granados, hallara restos de una suela de zapato con varios huesos.
El 11 de febrero de 1937 los cuatro vecinos del municipio fueron sacados de sus casas por un pelotón de falangistas. Se pusieron en camino a Marbella, pero nunca llegaron al destino. Se quedaron en la que después se denominó la Lomilla de los Muertos, una curva de la carretera que lleva a Marbella.
La fosa se encontró en una finca privada colindante a la carretera del municipio malagueño. Hasta allí se desplazó, el pasado jueves, un equipo de 25 voluntarios para realizar los trabajos de exhumación, que concluyeron con la recuperación de los cuerpos.
“Los asesinaron a ocho kilómetros de Istán y los tiraron en hilera siguiendo los límites de la terraza”, cuenta Jordi Estévez, antropólogo que trabaja en la recuperación de los restos. La fosa tiene 50 centímetros de ancho y más de cinco metros de largo.
"Los huesos estaban muy bien conservados, se aprecia que eran gente bastante alta, entre 1,70 o 1,80 metros. Estaban en posiciones muy forzadas, al primero lo arrastraron boca abajo y a los demás los fueron arrojando. Los hombres que los enterraron tuvieron que cavar incluso en la roca”, afirma Estévez.
Los familiares de las víctimas han estado acercándose durante los cuatro días de trabajo a la curva. Sabían desde hace años que los fusilados estaban allí y conocían lo que sucedió la noche del 11 de febrero de 1937. El conocimiento de los vecinos sobre lo sucedido ha facilitado al equipo de voluntarios las labores de exhumación de los cadáveres y la recopilación de los testimonios. “Están perfectamente identificados. Los familiares han ido explicando con detalle lo que ocurrió. Todo está contrastado y bien documentado, tanto verbal como de forma forense”, comenta el antropólogo.
La fosa de Istán es la única del municipio; las personas que iban a ser fusiladas las trasladaban a Estepona o Marbella. Los restos de los cuatro vecinos de Istán se sacaron ayer de la que ha sido su tumba en una cuneta. “No es que no queramos lo muertos en las cunetas. Es que no queremos más barbaries como esta”, sentencia Granados. Él fue quien buscó hasta dar con sus dos familiares y quien en la tarde del sábado no faltó al homenaje que se realizó al pie de la curva.
Francisco Rivero, Juan Toro, Manuel Granados y Miguel Tineo fueron fusilados a sangre fría. Los restos ya están en camino del laboratorio de Antropología Forense de la Universidad Autónoma de Barcelona para que puedan ser confirmadas sus identidades con análisis de ADN y darles sepultura más allá de la Lomilla de los Muertos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.