Madrid muda de piel cultural
Las Artes critica el “despilfarro de dinero público” en infraestructuras durante la era Gallardón Presenta una estrategia centrada en mimar al autor y acercar el arte al menor coste posible
“Me gusta provocar”. Con esa consigna, el mariscal municipal de la cultura, Fernando Villalonga, se embarcó ayer en una cruzada contra gigantes o molinos, según quién opine. Porque el concejal de Las Artes anticipa críticas. Prevé que haya quien se oponga a su plan y lo rechace, incluso lo descalifique. “Sea todo bienvenido”, exclamó durante la presentación de la estrategia cultural hasta 2015 del Ayuntamiento de Madrid. El plan estará abierto a sugerencias hasta el 10 de octubre, se debatirá en público ese mes, y se presentará en su redacción definitiva a final de año.
“El presente nos desborda, es momento para la reflexión”, dijo Villalonga, que tomó el testigo de Alicia Moreno en diciembre, cuando el ahora ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, dejó la alcaldía a Ana Botella (PP). Su discurso fue una enmienda a la totalidad de la gestión cultural de los últimos 10 años, incluida la de Gallardón: “El enorme esfuerzo inversor en infraestructuras y actividades culturales realizado por el anterior Gobierno municipal no es sostenible”.
Su golpe de timón “es necesario”, además, según el concejal, porque han surgido “incoherencias entre el establishment existente y las nuevas necesidades” de la ciudad. Villalonga retó al “lobby cultural-industrial”, con “intereses atrincherados que se oponen a cualquier cambio”. Hizo suya así la denuncia en este periódico del filósofo José Luis Pardo, dando por cierto el “despilfarro de dinero público en sinsentidos arquitectónicos”, el “amiguismo en las subvenciones” y “una concepción de lo público poco ética”.
Menos dinero público. Villalonga cree que “el sistema no funciona” y la crisis no es la causa sino el resultado. Pone de ejemplo los siete teatros municipales, que cuestan 23 millones anuales “difíciles de justificar” cuando solo se ocupa el 43% de las butacas. Anticipa así el papel del Ayuntamiento: “Más fomentar y menos hacer”.
La cultura aporta el 9% del PIB de la ciudad y 190.000 empleos. En este “ecosistema”, el sector público es “hasta ahora el motor”; el sector privado “lamentablemente ocupa un discreto papel” pese a que el 22,5% de las empresas culturales del país están en Madrid (23.190); y cobra creciente relevancia la sociedad civil, que suple la falta de una “marca de ciudad creativa” que “Madrid no tiene” y precisa. “Las personas necesitan de una metáfora de ciudad”, cita.
Menos infraestructuras y más… residencias para artistas, laboratorios, platós, auditorios, almacenes... No en el centro, donde el precio del suelo “puede ser una barrera” (pese a que el Gobierno local quiere lanzar precisamente la industria cultural en el barrio de Las Letras, con ayudas fiscales), sino mediante la cesión de espacios (equipados) como Tabacalera. El informe se muestra contrario a las subvenciones y a favor de otros modelos de financiación, como los fondos de capital semilla (el Ayuntamiento tiene uno público-privado). Y propone “diseminar por la ciudad talleres/estudios de artistas, mediante la cesión de suelo público”.
Distritos sí, pero. Se apuesta por fomentar la identidad cultural de cada distrito, pese a que la política municipal ha sido hasta ahora distinta (se han eliminado fiestas y cabalgatas de barrio). Además, se destacan las ventajas de los centros culturales (88) de distritos por “su capacidad de adaptación al barrio”, pero se lamenta que su calidad dependa del “estilo personalista” de cada equipo de dirección.
Danza, teatro y circo. El nuevo modelo de gestión de las artes escénicas pretende más calidad con menos dinero público. Para ello, se potenciarán coproducciones y patrocinios. Además, se fomentará la iniciación al teatro, la música y la danza en los colegios. Se promoverá el Circo Price como “sala de referencia para los grandes conciertos en España”. El teatro Fernán Gómez se dedicará a producciones de teatro español o hispanoamericano. Y se propondrá un “Pacto de Madrid por el Teatro” que aglutine a todo el sector, entre otras cosas, para “establecer reglas básicas que eviten que el precio de las entradas siga cayendo de forma alarmante”, y para acabar con “el alto número de invitaciones”. En cuanto a la danza, se habilitará un espacio exclusivo en Matadero, y una “temporada estable” en los teatros municipales. Y para las actividades circenses se buscará un espacio de residencia y ensayo.
Arte, hasta en el metro. Se baraja crear una Oficina de Promoción del Arte Contemporáneo en Matadero, montar exhibiciones en el metro y otros lugares públicos, e incluso encargar a artistas el diseño del mobiliario urbano. Además, se dedicará vivienda protegida a estudios de “alquiler moderado” para artistas.
Tabletas en la biblioteca. “Las bibliotecas tienen el gran reto de buscar su lugar en un mundo que está cambiando”, asegura el plan. Entre otras ideas, apuesta por incorporar tabletas y lectores electrónicos. En cuanto a la literatura, se propone convertir la ciudad en un “refugio” para escritores amenazados por sus ideas políticas o religiosas.
Memoria en las calles. Madrid tiene 330 placas en sus calles con información sobre personajes relevantes o hechos históricos. El plan quiere aumentar esa cifra, crear itinerarios culturales y turísticos, reforzar su presencia de distritos periféricos y organizar el año que viene “un evento festivo y participativo” al respecto.
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