Quijote con sintetizadores
San Lorenzo de El Escorial acoge la visión operística cervantina del compositor Tomás Marco
El Quijote siempre ha producido una singular fascinación en la mente inquieta de los compositores. Strauss convirtió en poema sinfónico la novela de Cervantes usando las tonalidades como puente entre el mundo onírico y el real, Mendelssohn retrató Las bodas de Camacho, Falla creó una de sus obras más importantes con El retablo de Maese Pedro, Halffter introdujo al caballero en el mundo de la música contemporánea… Por eso cuando en 2005 se propuso crear una nueva ópera por el cuarto centenario de El Quijote, era complicado imaginar que se pudiera hacer algo nuevo. Tomás Marco fue el elegido y de meses de trabajo nació El caballero de la triste figura, que se volverá a interpretar este sábado en el Festival de Verano de San Lorenzo de El Escorial.
Marco se dedicó a releer una y otra vez la novela cervantina, dándole vueltas no para elegir un fragmento que llevar a la escena, sino para intentar hacer un resumen de la obra que cupiese en una hora y media de ópera. "Me planteé hacer un libreto sin utilizar ninguna palabra que no fuera de Cervantes. Quería hacer una síntesis de la novela, porque en ópera se habían hecho siempre capítulos concretos. Me estudié el libro y cogí episodios que para mí eran significativos, como el de la Cueva de Montesinos, en el que Don Quijote sabe perfectamente que lo que pasa se lo está inventando", explica el compositor, en cuya obra participan cantantes como María José Suárez, María Rey-Joly y Alfredo García.
La orquesta que se esconde en el foso es también muy singular: un conjunto reducido que casi se podría decir de cámara, al contrario de la que usó Strauss en su poema sinfónico quijotesco. Y como elemento diferenciador, el sintetizador, "que hace posible aportar sonidos que sirven de recurso musical para ambientar lo que pasa en escena".
El caballero de la triste figura
- ¿Dónde? Teatro Auditorio San Lorenzo de El Escorial.
- ¿Cuándo? 21 y 22 de julio.
- Precio. 15 euros.
Habiendo tantas versiones, parece difícil que Marco no se haya inspirado en ninguna, pero lo que sí tiene claro es que la de Falla es su favorita. "He intentado hacer algo distinto: crear algo que ya existe no tiene sentido en música. La más cercana y lograda musicalmente es El retablo, es la mejor versión que se ha hecho nunca", comenta Marco sobre la obra del gaditano que tira de estructuras arcaizantes y folclore para construir una pieza a caballo entre la música antigua de los libros de caballería y la música nacionalista con tintes de impresionismo que forjó Falla tras su estancia en París.
En escena, nada complicado: una recreación minimalista de los escenarios en los que se cuenta la historia del hidalgo de la Mancha desde sus devaneos mientras lee novelas de caballería hasta su muerte, una batalla entre la realidad y la locura. "En escena trabajé con Guillermo Heras, que sabe ponerse al servicio de la música, y creo que se consigue un equilibrio en el que las partes musical y escénica no se estorban", explica Marco, que ya ha puesto música a otras grandes obras de la literatura como La Odisea de Homero en su ópera El viaje circular o a las Rimas y leyendas de Bécquer.
Marco cumple 70 años y deja atrás una carrera de obras que surcan variados estilos dentro de la música contemporánea y se enorgullece de haber buceado en varios géneros muy diversos, como la cantata, de la que su América es una buena muestra. "El público es receptivo a la música contemporánea. Creo que lo realmente difícil es conseguir un reclamo para que la gente acuda a las salas a escucharla, pero una vez que acude, el público la acepta y le gusta", asegura.
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