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La idea como punto de inicio

Cómo hacer cine, según el director Pedro Pérez Rosado y la guionista Lilian Rosado

Pedro Pérez Rosado junto a Lilian Rosado, en la sede de la SGAE de Valencia.
Pedro Pérez Rosado junto a Lilian Rosado, en la sede de la SGAE de Valencia. TANIA CASTRO

“Quiero que me cuentes la idea”, le insiste Pedro Pérez Rosado a un joven frente a una pizarra, “y de ahí surgirá la historia”. El director valenciano enseña, junto a la guionista Lilian Rosado, su experiencia como creador cinematográfico a una docena de alumnos. En el curso, impartido en la sede de la SGAE de Valencia, el competidor en el festival de Berlín con su última película, Wilaya, expone los elementos necesarios para elaborar un filme.

“Es casi imposible hacer cine”, reconoce Pérez Rosado. “Pero ahora, más que nunca, tenemos muchos elementos técnicos y más económicos”, razona, “y hay que socializar las fuerzas de trabajo”. Algo así opina Lilian, que siempre comienza con una historia y unos personajes como eje central del proyecto. La guionista, que estudió en la escuela de San Antonio de los Baños, en Cuba, se considera acostumbrada a periodos de crisis. Por eso cree que son idóneos para “poner en tensión” y que “no hay nada mejor para la creatividad”.

Ella reconoce que a la hora de elaborar una trama siempre tiene en cuenta los escollos de producción. “Cuando sé que una secuencia va a crear problemas la intento sustituir por otra cosa”, señala, “porque a nivel visual todo puede ser sustituido”, concluye. Aun así, defiende el ímpetu creador ante cualquier circunstancia: “No son momentos de queja, son momentos de hacer”, defiende, “porque el cine es para hacer, no para quejarse”.

Ambos creen que las películas independientes sobrevivirán

Estos dos profesores, que comparten a diario sus proyectos pero que coincidieron laboralmente en Agua con sal, de 2005, creen que los jóvenes de hoy ya saben hacer cine: “Lo han mamado desde pequeños en videoclips o series. Lo que hace falta es encauzarles”, indica Lilian. ¿Cómo? “Yo primero me retroalimento de su energía”, sonríe, “y luego les doy la bronca con el guion”. De ahí pasan a la colocación del desarrollo: “Yo los ordeno y los tranquilizo”, añade la guionista, “pero ellos ya llevan adquirido inconscientemente el ritmo”.

“O cambiamos la mentalidad o el cine se muere”, zanja Lilian antes de citar la película Carmina o Revienta, de Paco León, que se lanzó simultáneamente en cines, en Internet y en DVD. Ambos creen que esta iniciativa es “fabulosa” e “innovadora”. “Si las subvenciones desaparecieran, quedarán las independientes”, resume Rosado.

“Se tiene que llegar a la sintetización de la idea y dar con el origen. Volvemos a dar rodeos antes de llegar al cogollo”, continúa el valenciano hacia sus alumnos. “El inicio, lo fundamental, es que me digas, por ejemplo, ‘chico conoce a chica’ y de ahí me saques la historia, lo que pasará”, les explica. “Pero, claro”, anota, “eso es acudir a Shakespeare”, concluye.

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