Un concierto XXL
Love of Lesbian se dejaron traicionar en el Poble Espanyol, al menos un poco, por la emoción
En su gran noche barcelonesa, Love Of Lesbian se dejaron traicionar, al menos un poquito, por la emoción. Cualquiera en su lugar hubiese corrido exactamente el mismo riesgo. Ver un Pueblo Espanyol con una buena entrada, el público entregado y disponiendo de un buen montón de canciones para articular un repertorio versión XXL ofrece la tentación de alargarse y escucharse a sí mismo. Total: 24 canciones en más de dos horas de recital. Puede que en estos tiempos de disminuciones la teoría resulte irritante e inadecuada, pero quien sugirió que los conciertos largos son beneficiosos para grupo y público merecería siete conciertos seguidos de Springsteen. Sin descanso.
Love of Lesbian
POP
Pueblo Espanyol. Barcelona, 12 Julio
Al tema: Love Of Lesbian tuvieron algo más de hora y media de concierto impecable. Abriendo con “Nadie por las calles” y siguiendo mediante “Los seres únicos”, “La niña imantada” fue el primer tema de la noche que mostraba lo que ocurre cuando un grupo en momento dulce de popularidad y madurez actúa ante miles de personas. Y sí, es verdad, por muchas veces que se haya visto, siguen conmocionando las caras de satisfacción y alegría de los seguidores. Cantaban el estribillo como si en ello les fuese la vida, como si la historia que narra la pieza –dedos que imantan, precipicios de sentimientos, relaciones con ganador- estuviese pensada individualmente para todos y cada uno de los allí presentes. “Maniobras de escapismo” o “1.999” siguieron la senda triunfal, de la que tampoco se apartaban en exceso las piezas más nuevas, como “El hambre invisible”, “Belice” o “Si salimos de ésta”.
En este tramo del concierto, en realidad a lo largo de todo el mismo, el sonido acompañó, la banda sonó engrasada y precisa y la voz de Santi Balmes mandó. Era, fue, el concierto idóneo, la confirmación de un éxito largamente trabajado, cimentado poco a poco quizás incluso sin la confianza de los propios “lesbianos” en su consecución. En este sentido es un triunfo más que merecido, un poco a contrapelo, lo que si cabe lo hace aún más disfrutable. Y quizás en esta necesidad de disfrutar de lo conseguido palpitó el germen que convirtió el recital de Love Of Lesbian en un concierto demasiado largo que acabó con los propios deseos del público de escuchar una canción más. Porque cuando el grupo enfiló camerinos, el público hizo lo propio hacia la puerta del recinto. Y casi no dijo ni pío.
Dicen lo que saben de esto que un concierto debe dejar al público con ganas de más, evitando consumir todos sus deseos de ver al artista que lo protagoniza. Eso es lo que consiguieron las siete piezas que compusieron el último tramo de la actuación. Sí, es cierto que el público se lo pasaba bien, pero eso es lo que precisamente obliga a los artistas a modular la intensidad y duración de los buenos momentos, que alargados más de la cuenta provocan en el público que no es un fan incondicional un cierto cansancio que los gritos de los más entregados disimulan. Eso sin entrar en el vidrioso tema de las costuras que se acaban viendo cuando un vestido se expone más de la cuenta a los ojos del comprador. Los recursos se reiteran, los trucos se manifiestan y la magia puede perder encanto. Cuestiones de medida que en el Pueblo Español tuvieron su peso.
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