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Rock | John Hiatt
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Ese viejo bohemio

Es una voz rugosa, aventada en muchas calles y aceras, en noches que se adentran hasta las amanecidas

El sexagenario del sombrero que anoche se apoderaba en el Price de nuestras miradas ha vivido de todo y, como corresponde al zarandeado género humano, no todo bueno. Los biógrafos suelen incidir en su tránsito por el infierno del alcohol o el suicidio de su esposa, pero bastar prestar atención a su voz para entrever un hondo bagaje vital. Es una voz rugosa, aventada en muchas calles y aceras, en noches que se adentran hasta las amanecidas. Pero John Hiatt elude los zarpazos de la vida como ese viejo bohemio que desafía a las hojas del almanaque. Seguro que alguna vez la pifia de la manera más tonta, pero por honestidad, amor y energía merece plena redención. Y su rock con raíces se convirtió ayer, para deleite de 700 fieles, en uno de los regalos más sinceros de estos Veranos.

El de Indianapolis dispone de un apreciable nuevo disco, pero apenas se molestó en recordárnoslo: llevábamos tantos años sin vernos que apeló a las extraordinarias joyas de su catálogo. El hombre que impartió clases de americana antes de que nadie llamara así al rock con folk y blues se paseó por el lado campestre de las mandolinas (‘Crossing muddy waters’), evocó carreteras infinitas con el transistor vomitando viejos éxitos (‘Drive south’), nos agradeció que inventásemos la guitarra (“no sé qué habría hecho desde joven sin este trasto”) y dedicó ‘Thing called love’ a la pelirroja Bonnie Raitt, que la condujo a un éxito que a él casi siempre se le ha resistido.

‘Have a little faith in me’, su particular emblema romántico, quedó para los bises. Pero la más subyugante dimensión amorosa emergió ayer con ‘Feels like rain’, himno meteorológico (y onomatopéyico) del que no renegaría Van Morrison. Un viejo bohemio capaz de escribir piezas tan hermosas bien se merece nuestra aquiescencia.

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