Melodías sin principio ni final

Wayne Shorter (New Jersey, 1933) era una de las figuras más esperadas por la organización del Festival de Jazz de Getxo. No en vano se trata de uno de los músicos y compositores más influyentes y prolíficos de la escena contemporánea del género. Le avala una trayectoria de históricas colaboraciones en la que ha cosechado numerosos reconocimientos, entre ellos nueve premios Grammy y 13 nominaciones a los mismos. Su saxo, tenor o soprano, ha escoltado a artistas de la talla de Miles Davies, John Coltrane, Sonny Rollins o Joe Zawinul. Desde 2001 realiza dos o tres giras anuales con el grupo montado bajo el nombre Wayne Shorter Quartet, con los que hoy actuará en la plaza Biotz Alai de Getxo.

“En el cuarteto todos somos líderes y nunca ensayamos, improvisamos”

Genio de la improvisación, Shorter compareció ayer ante los medios con pantalones de chándal y una vitalidad que no casaba con sus 79 primaveras. Demostró entonces que a la hora de hablar también tiende a divagar y dispersarse. El estadounidense no es nuevo en Euskadi, ya visitó San Sebastián de 2007, y se fue de allí con el Premio Donostiako Jazzaldia. Ahora regresa con más ganas que nunca de experimentar sobre el escenario. “Ya no tengo nada que perder”.

En el grupo, formado por John Patitucci —bajo—, Danilo Pérez —piano— y la reciente incorporación del argentino Jorge Rossi a la batería, nunca se reúnen para ensayar. "Cada uno ha sido líder de su propia banda y mantiene su personalidad", explicó Shorter, “pero sin perder el espíritu de grupo”. Cuando se suben a las tablas lo importante es la improvisación. “Yo veo los momentos como una eternidad, y eso lo traslado a la vida, a vivir momento a momento. En mis melodías no hay principio ni final, no creo en esas palabras, te paran, yo creo en ejercitar el potencial, que es inagotable”. En su opinión ese aspecto es lo mejor de la música en vivo: “No me gusta decirle a la gente lo que tiene que hacer y no me verás pidiendo al público que levante las manos, yo quiero una relación de igualdad con el público para alimentarnos de nuestro potencial mutuo”.

“Para mi, el jazz es la única constante en una vida donde todo es temporal, incluso la muerte”

Obsesionado con la constante evolución, Wayne Shorter habló sobre su proyecto con la Filarmónica de Los Ángeles. La treintena de músicos de cámara que participan en el repertorio sinfónico le dijeron: “Cuando escribas piezas para tocar con nosotras hazlo difícil, porque la vida no es fácil ni simple”. Shorter recalcó que el proyecto refleja la creatividad del Jazz. “Miles Davies solía decirme, ‘toca lo que estás sintiendo, lo que estás pensando’, y eso es el jazz, la única constante en mi vida, porque creo que casi todo, incluso la muerte, es temporal”.

Al filo de las 10 de la noche Wayne Shorter Quartet hará gala de su extraordinaria química con versiones renovadas de FootprintsLive! o Alegría!, sus primeras giras como formación. “Nuestro desafío”, avisó Shorter, “va a ser tocar melodías renovadas que impulsen a lidiar con los obstáculos inesperados y desconocidos de estos tiempos. Pero también habrá material novedoso”, concluyó, guiñando el ojo como un chiquillo travieso.