El presunto ladrón del Códice seguía yendo a la catedral todos los días
La policía nacional detuvo a cuatro personas ayer por la tarde y llevó a cabo registros hasta bien entrada la madrugada en domicilios de Ames, Santiago, O Grove y Negreira
Manuel Fernández Castiñeiras, principal sospechoso del robo del Códice, detenido ayer junto a su mujer, su hijo y la novia de este, es un electricista de algo más de 60 años, costumbres extremadamente metódicas y horarios marcados por un ritual que cumplía religiosamente, de lunes a viernes: su asistencia a una de las misas matutinas de la Catedral de Santiago y un desayuno previo en una de las cafeterías que rodean el templo, siempre la misma. Allí se seguía relacionando con sus excompañeros desde hace un lustro, los empleados y colaboradores habituales del cabildo catedralicio, aunque mantenía tratos más tirantes con los curas, y sobre todo con el deán, José María Díaz, principal responsable de la custodia del valioso manuscrito. Si realmente robó el Códice Calixtino, Fernández Castiñeiras era un virtuoso del disimulo. Habitualmente participaba en debates de bar con personas próximas a la catedral y daba sus opiniones respecto al paradero y las posibles causas del robo de la joya perdida.
Hoy toda la expectación de la prensa se centra en el inmueble de O Milladoiro, núcleo de población del municipio de Ames, próximo a Santiago, donde residía el supuesto autor del robo, hace exactamente un año, de esta joya histórica, artística y religiosa del siglo XII. Los vecinos de la manzana aseguran que Manuel Fernández seguía realizando trabajos de electricidad a domicilio, pero ya no en el templo compostelano, que ahora recurre a los servicios de una empresa cuando surgen las averías en un vetusto tendido eléctrico, una instalación de hace medio siglo bastante deteriorada y problemática, según fuentes de la propia catedral.
Según ha difundido la agencia Efe, algunos de los negocios situados al lado del edificio donde vivía el electricista, ubicada en la avenida más céntrica de Milladoiro, se mantienen hoy cerrados, no obstante, en la catedral han continuado con normalidad las ceremonias y la basílica rebosa de peregrinos.
Fernández Castiñeiras fue detenido con su mujer, María Remedios Nieto Mayo, su hijo, Jesús Fernández Nieto, y la pareja de este, María Jesús Quinteiro Seoane, por ser considerados cómplices. Las detenciones se llevaron a cabo a lo largo de la tarde de ayer, y hasta las 4.30 no concluyeron los registros de la policía nacional, dirigidos por el juez de Santiago José Antonio Vázquez Taín, en diversas viviendas de la propia Compostela, A Lanzada (O Grove), Negreira y el piso de O Milladoiro.
Además de una cantidad de dinero en metálico que supera los 1.200.000 euros, los agentes han recuperado varios libros religiosos antiguos, entre ellos uno de los Libros de las Horas que también desapareció de la catedral y que son textos únicos de rezos y salmos de la Edad Media, informa la Dirección General de la Policía. En los registros llevados a cabo por la noche, según Interior también se intervinieron ocho facsímiles del Códice.
José María Díaz (supuestamente el principal enemigo del electricista dentro de la catedral, según las primeras versiones publicadas enfrentado con él a causa de un dinero que la Iglesia no le pagó) apuntó desde el principio que "la cuestión" no estaba "en encontrar al ladrón, sino el Códice", una declaración que incluso sorprendió a los investigadores policiales y a la Justicia. A pesar de todo, el Códice, de momento, sigue sin ser hallado, y los supuestos ladrones aguardan en los calabozos a ser puestos, mañana, a disposición del titular del Juzgado de Instrucción número 2.
Esta mañana, el deán de la Catedral, al ser consultado por Efe, eludió hacer declaraciones al respecto y se limitó a decir que existen "consignas" para no pronunciarse sobre el caso. Según fuentes judiciales, los investigadores se dirigieron varias veces a él para pedirle discreción. No obstante, Díaz hizo varias veces comentarios, y hasta dijo que el Codex Calixtinus nunca había salido de Galicia. El deán, que tuvo que ser atendido de urgencia cuando supo que faltaba el libro, dimitió de su cargo de canónigo archivero por su fracaso en la custodia de este manuscrito, considerado la primera guía del Camino de Santiago e incluso primera guía turística de la historia.
El electricista detenido había trabajado durante más de un cuarto de siglo como autónomo para la Catedral de Santiago y falsificó, según el Ministerio de Interior, "un documento laboral para simular ser un trabajador fijo contratado por el templo". Estos hechos "llevaron a los responsables de la seo a prescindir de sus servicios y Castiñeiras llegó a reclamar 40.000 euros por despido improcedente".
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