Expectativas distintas en las mismas calles
Las zonas de los alrededores de la plaza de Catalunya son las que reúnen más posibilidades de ser declaradas zona turística
Donde unos ven una oportunidad, otros consideran que no aportará ningún beneficio o incluso que podría significar el fin de algunos negocios. Se está muy lejos de la unanimidad entre los comerciantes del centro de Barcelona ante la posible implantación de una zona de libre horario comercial.
El paseo de Gràcia, la Rambla de Catalunya, la calle de Pelai, La Rambla y el Portal de l’Àngel son las vías con más números para obtener el calificativo de zona turística, con todo lo que ello comporta. El entramado es complejo, y los intereses, dispares. En pocos metros conviven colmados de toda la vida con tiendas de ropa de lujo, junto a grandes cadenas populares hay pequeñas librerías y prestigiosas joyerías que interesan a los turistas más acaudalados. Por ello resulta tan difícil encontrar una opinión generalizada respecto al proyecto de “la zona turística”.
“En principio nos ha sorprendido la propuesta, pero se veía venir. Si prospera la iniciativa, podremos estar más horas abiertos y seguramente incrementaremos las ventas”, afirma con optimismo Esteban Rabat, propietario de la joyería Rabat del paseo de Gràcia. En la misma línea, Yolanda Amat, de Vinçon, entiende que “podría ser interesante ampliar el horario”, pero no se muestra del todo convencida de que esto signifique un aumento de las ventas. “Antes no se abría a mediodía. Ahora casi todos abrimos porque se ha demostrado que es rentable. Quizá con el tiempo a todos nos parecerá positivo”, apunta.
Otros, como Montse Porta de la librería Jaimes, no son tan partidarios de la zona turística. “Es una medida que va en contra de los pequeños comercios. Por mucho que ampliemos el horario comercial, nosotros no aumentaremos tanto las ventas como para que nos sea rentable abrir más horas”, afirma convencida. Y considera que la zona turística “es una iniciativa que eliminará el pequeño comercio del centro de la ciudad, como ha pasado en otras ciudades de Europa en las que se implantó con anterioridad”.
La mayoría espera la medida con escepticismo. Es el caso de Carlos Lafuente, del centenario colmado Quílez de la Rambla de Catalunya, que asegura que no variarán sus horarios porque “cualquier ampliación del horario comercial no nos resultaría provechosa”. En cambio, Mari Carmen Royano, encargada de la zapatería Queralt, situada a pocos metros del colmado, asegura que aumentarían las ventas, pero de forma poco significativa.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.