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Arcan en versión Puerta de Hierro

Unos encapuchados matan a golpes a una abogada de 62 años en la calle de Arroyofresno y dejan herido a su hijo, de 32, tras intentar robar en el chalé tras la final de la Eurocopa

F. Javier Barroso

Once años después, la historia prácticamente se repite. La abogada María Ángeles Lousa Gayoso, de 62 años, murió el domingo a golpes en su chalé de Puerta de Hierro (Fuencarral-El Pardo) a manos de unos encapuchados que asaltaron la vivienda con la intención de robar. Este crimen recuerda en su ejecución al registrado el 20 de junio de 2001 en Pozuelo de Alarcón, cuando murió el letrado Arturo Castillo tras ser degollado por el moldavo Pietro Arcan Petro.

La muerte de María Ángeles Lousa se produjo pasadas las 23.30 en su chalé, en el número 13 de la calle de Arroyofresno, en la urbanización Fuentelarreina. Había acabado la final de la Eurocopa y la mujer decidió subir a su habitación. Se encontraba mal. Abajo se quedó su marido, el notario Ramón S. G., su hijo Ramón y la novia de este. En otra parte de la vivienda estaba la empleada de hogar. A los pocos minutos subió el hijo, que se encontró con dos encapuchados vestidos de negro. Lo siguiente que recuerda es que le propinaron un golpe que lo dejó semiinconsciente tirado en el suelo.

Mariano Zafra / El País

Cuando se despertó, vio que tenía sangre en la cabeza y que su madre estaba tirada en el suelo. Bajó hasta el porche con las manos ensangrentadas, lo que alarmó a su padre, quien avisó al teléfono de emergencia 112. Los primeros en entrar fueron dos agentes de un coche patrulla y un vigilante de seguridad de la urbanización. Lousa estaba caída junto a la cama en medio de un gran charco de sangre. Los médicos de una UVI móvil del Summa intentaron reanimarla durante media hora, pero al final solo pudieron certificar la muerte dada la gravedad de las lesiones que sufría.

La habitación de la víctima estaba revuelta pero no  faltaba nada de valor

El hijo de la víctima, de 32 años, fue trasladado a la clínica de la Concepción, donde recibió el alta a las pocas horas. Ayer lucía un vendaje en el cuello, según los allegados.

La policía registró los alrededores en busca de algún vehículo sospechoso, pero no halló nada destacable. Al lugar acudieron agentes de la Policía Científica y del Grupo V de Homicidios. Psicólogos del SAMUR atendieron a los familiares de la víctima, así como a la empleada de hogar.

Las primeras investigaciones apuntan, al igual que en el crimen de Arturo Castillo, que fue el robo el móvil de este crimen. Cuando subieron a la habitación del matrimonio, esta se encontraba revuelta, pese a que en un principio la familia no echó en falta ningún objeto de valor.

Grabaciones de las cámaras de seguridad

Los agentes de Homicidios han empezado a recopilar todas las grabaciones de las cámaras de seguridad de la zona, entre ellas, las instaladas en el propio chalé de la víctima, ubicado en una zona de clase media-alta, en un lugar de fácil acceso desde la M-30, y que dispone de vigilancia privada permanente.

Las primeras hipótesis apuntan a que los ladrones conocían perfectamente el chalé que asaltaron. Controlaron desde fuera los movimientos, en especial el número de personas que estaban dentro. En una vivienda próxima celebraban la victoria de España unas 15 personas. También aprovecharon que en estas épocas de calor los residentes de la zona suelen estar en los jardines, por lo que resulta más fácil colarse en la vivienda. A ello se une que las alarmas no suelen estar conectadas.

Familiares y amigos en la puerta del chalé donde se produjo el crimen, en la calle de Arroyofresno.
Familiares y amigos en la puerta del chalé donde se produjo el crimen, en la calle de Arroyofresno.F.J.B.

“La novia del hijo ha dicho que esta tarde [por el domingo] había visto un coche sospechoso por la zona, que iba muy lento y que los ocupantes se quedaban mirando”, explicó un vecino. “Nosotros estábamos al lado y no hemos oído ningún ruido raro o que nos hiciera creer que había ocurrido algo”, añadió este residente. El que tampoco escuchó nada extraño fue el perro de la familia, Lucky, según recordaban los vecinos de Lousa. El dueño, el notario Ramón S. G., lo había sacado de paseo por el descampado que había cerca de su vivienda poco antes de que comenzara el partido.

Todo apunta a que los ladrones entraron por la parte trasera del chalé desde la sede de la Embajada de Costa de Marfil, un edificio que se encuentra en obras desde hace unos dos años y que, supuestamente, carece de las mínimas medidas de seguridad. Toda la zona está plagada de cámaras, ya que en esa área viven destacadas personalidades. “Como había celebración por la victoria de España, había mucho ruido y todo puede confundirse con petardos”, destacaron fuentes de una empresa de seguridad. La forma de actuar hace suponer a los investigadores que se trata de gente profesional que prepara muy bien sus asaltos.

La policía vigiló toda la zona y pasó las matrículas de los vehículos que estaban aparcados en las inmediaciones del chalé, pero nada dio resultado positivo. Esa es la gran diferencia con el crimen de 2001. El autor fue arrestado instantes después, cuando intentaba huir. En el de Puerta de Hierro aún no hay detenidos.

“Podían haberlo hecho sin matarla”

La muerte de la abogada María Ángeles Lousa Gayoso causó un gran revuelo en el vecindario de Puerta de Hierro, de clase media-alta. Nunca había pasado nada tan grave en una zona que se caracteriza por la tranquilidad y la ausencia de incidentes, según los residentes. Los vecinos explicaron que la familia en la que se produjo el crimen era “totalmente normal, sencilla y muy buenos trabajadores”.

Lousa era la segunda de ocho hermanos. Nacida en A Coruña, estudió Derecho en la Universidad de Santiago de Compostela. “No se concibe que en 2012, en el siglo XXI y en un sistema democrático y constitucional se produzca un crimen de estas características”, señaló el catedrático de Derecho Mercantil de la Universidad Complutense y amigo de la fallecida, Carlos Lema. “Ramón [el marido] está destrozado, pese a que todavía no refleja los sentimientos por lo que ha ocurrido. Ambos son extraordinarias personas, muy trabajadoras. Nos conocíamos desde que estudiamos juntos en Santiago”, añadió el catedrático.

El forense practicó ayer la autopsia a María Ángeles Lousa. Familiares y amigos velaron el cuerpo en el tanatorio de la M-30. Durante toda la tarde, llegaron bastantes conocidos que se acercaron a dar el pésame a la familia. Hoy está previsto que salga el féretro hacia su localidad natal, en Cospeito, a unos treinta kilómetros de Lugo. Allí será enterrada.

“Era una persona extraordinaria, simpática y muy agradable que formaba un buen tándem jurídico con su marido”, destacó el delegado de la Xunta de Galicia en Madrid, José Ramón Ónega. Los familiares no hicieron declaraciones y pidieron que se les respetara “en unos momentos tan duros”.

La vida profesional de Lousa siempre ha estado vinculada a la carrera profesional de su marido, el notario Ramón S. G. Cuando este fue trasladado a Salou, ella le acompañó y le ayudaba en su trabajo. Eso, hasta que consiguió plaza en Madrid y se instaló en el barrio de Salamanca. “Ambos eran muy gallegos y a ella le encantaba ejercer como tal. Era una magnífica anfitriona y siempre que podía acudía a los actos que la Xunta de Galicia organizaba en Madrid”, explicó el amigo de la familia Elías Rodríguez Varela.

“Es incomprensible que unos criminales entren en la casa de una persona tan simpática como Angelines [como era conocida por la familia] y la maten a golpes. Ella, que no era muy alta y que no les suponía ningún riesgo. Si querían robar, podían haberlo hecho sin matarla”, protestaba un vecino, visiblemente afectado por la pérdida de la letrada.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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