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Presumir del sello Cittaslow

Lekeitio y Mungia pertenecen a la red de ciudades lentas, cuyo ideólogo, Pier Olivetti, acudirá esta semana al encuentro de pensadores en el Euskalduna

Playa de Lekeitio y la isla de San Nicolás.
Playa de Lekeitio y la isla de San Nicolás.santos cirilo

Para pertenecer a la Red española Cittaslow de municipios por la calidad de vida hay que comprometerse ni más ni menos que con 57 requisitos. Los puntos se desgranan en política medioambiental y urbanística, protección de la tipicidad autóctona y un compromiso medioambiental sostenible dentro y fuera del tejido urbano. Resumiendo, se trata de combatir el ritmo frenético de las urbes contemporáneas apelando al clásico Take it easy y apostando por un desarrollo local que fomente la cultura del buen vivir.

La red Cittaslow se compone de 150 ciudades repartidas en 25 países. El movimiento Ciudades Lentas nació en Italia a finales de los 90 como una extensión de la corriente Slowfood, y algunas localidades españolas empezaron a interesarse en 2003. Hoy en día la red española está integrada por seis municipios. Dos de ellos, Mungia y Lekeitio, en el territorio de Bizkaia. Precisamente el director del Cittaslow Internacional, Pier Giorgio Olivetti, estará en el Palacio Euskalduna el próximo viernes 6 de julio, dentro del encuentro de pensadores organizado por Euskadi 2012 en el Año de las Culturas por la Paz y la Libertad, y es probable que aproveche para visitar a las representantes vizcaínas de Cittaslow.

Los dos municipios vizcaínos participan desde hace seis años en la iniciativa

Las dos ciudades vascas se integraron en la red casi a la vez, hace seis años, pero en el ritual de aceptación apostaron por distintas fortalezas. Así, Lekeitio explotó el equilibrio entre tradición y modernidad que se viene conociendo como "lo glocal". La baza de Mungia, influida por la corriente slowfood, fue la de impulsar la defensa del producto autóctono de calidad a través de la gastronomía.

Es la víspera del chupinazo de las fiestas de San Pedro, la concejala de Cultura de Mungia, Mirenbe Bilbao, no está en su día más relajado. Pero saca algo de calma para narrar cómo en julio de 2006 un cocinero del pueblo, Lander Elortegi, presentó una morcilla de verduras hecha con productos de Mungialdea al Convivium Bilbao-Bizkaia de Slowfood. Ese fue el principio. “Mungia ha participado en las tres ediciones de la única feria de slowfood que se celebra en el Estado, la Feria al Gusto, en 2007, 2009 y 2011. Y este año también contamos con asistir a la feria de Turin”. Independientemente de la exaltación gastronómica, Mirenbe Bilbao cree que la filosofía Cittaslow ayuda a crear “una corriente de opinión a favor de la biodiversidad y de la calidad de vida”.

Para Nekane Iruste, responsable de desarrollo económico en el Ayuntamiento de Lekeitio, pertenecer a Cittaslow supone “reafirmarse en lo que ya somos”. El municipio costero de 7.500 habitantes venía desarrollando desde 2005 las Agendas Locales 21, surgidas en Suecia en los 90 para promover la sostenibilidad en los núcleos urbanos. “Cittaslow era un paso más para poner en valor el pueblo”, explica Iruste, “no es una marca turística ni lo asociamos a un plan de marketing. Lekeitio ya apostaba por la lentitud, el descanso, la calma y el turismo basado en la hospitalidad, y pensamos que era un sello hecho para nosotros”.

“No es una marca turística, sino un paso más para poner en valor el pueblo”

La apuesta de Lekeitio por potenciar su identidad en plena era de la globalización se traduce, por ejemplo, en un casco antiguo con red de fibra óptica, completamente restaurado y peatonalizado. La importancia que conceden al patrimonio no material se refleja en iniciativas como libros de recetas tradicionales de las mujeres del pueblo o recopilatorios de canciones y leyendas populares. La preocupación por el medio ambiente está presente en el Centro de Patrimonio Marítimo, en el área protegida de interés comunitario en la ría, en la eficiencia energética o en los planes de movilidad, con aparcamientos disuasorios fuera del casco urbano. Para Nekane Iruste, estar en la red permite “compartir experiencias muy enriquecedoras con otras ciudades y participar en proyectos europeos”, aunque reconoce que ahora mismo todo está un poco parado por la coyuntura económica.

La filosofía de Cittaslow no es apta para capitales de Estado. Ni siquiera para ciudades de más de 50.000 habitantes. Pero sí se exige que sean comunidades fuertes dispuestas a seguir en la senda de mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Cada dos años se realiza una verificación, “con visos de seriedad pero sin ser estrictos”, cuenta Nekane. Tanto en Lekeitio como en Mungia confían en que Pier Olivetti se tome su visita a Bilbao con la calma que caracteriza el movimiento que fundó, y saque tiempo para acercarse a visitarles.

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