Baloncesto al borde del abismo
El futuro del Celta femenino, el segundo equipo más laureado de Galicia, depende de una subvención que el Ayuntamiento de Vigo se resiste a pagar
Son días de incertidumbre e impotencia para el Celta Baloncesto. Tras 16 años en la élite, su continuidad corre peligro por culpa de una subvención del Ayuntamiento de Vigo que no llega. Su presidente, Paco Araújo, ya anunció hace más de una semana que el club no tiene más que remedio que “renunciar a su plaza en Liga Femenina” por falta de dinero, pese a que el plazo para presentar el aval para la próxima temporada no finaliza hasta el 6 de julio. “Se va a pagar todo lo comprometido, hasta el último céntimo”, aseguró el alcalde de Vigo, Abel Caballero, hace 15 días, pero en el Celta aún no han visto ni un céntimo. Así que Araújo no cree en los milagros y menos en las promesas de los políticos. “No estamos reclamando nada que no nos corresponda”, cuenta Araújo. El Celta, el segundo equipo más laureado de Galicia tras el Liceo de hockey, lleva cuatro años sin patrocinador y depende más que nunca de las ayudas públicas. Necesitaba esos casi 30.000 euros para pagar antes del 30 de junio las deudas. Como el dinero no llegó, está previsto que se ejecute el aval de 85.000 euros depositado al inscribirse en la liga hace un año.
El pasado verano el Ayuntamiento se comprometió a ayudar a todos los clubes de élite de la ciudad —Vigo Voleibol, Pilotes Posada, Celta Baloncesto e Iveco Rugby— pero esperó hasta el último momento para rescatarlos a todos y garantizar así su continuidad en la máxima categoría. En el club están convencidos de que el Ayuntamiento tiene el dinero y no entienden por qué no se les ha pagado aún. La desaparición del Celta de la élite provocaría una onda expansiva que afectaría a las más de 150 niñas y 14 entrenadores que forman la cantera, ya que el primer equipo solo es la punta de un iceberg que no deja de crecer bajo la superficie. Hablar del Celta no es hablar solo de títulos (dos Ligas consecutivas, una Copa de la Reina y 12 copas de Galicia en su etapa como Bosco), es hablar de unas escuelas de baloncesto de élite que pasean el nombre de Vigo por los campeonatos de España desde hace más de cinco años. “Si ni siquiera podemos salir en Liga Femenina 2, ya no recibiremos subvenciones y la cantera dependería exclusivamente de la aportación que puedan hacer los padres”, lamenta Araújo, “pero parece que los políticos no se enteran de que también realizamos una labor social”.
El Celta ha sido el equipo de grandes jugadoras internacionales —Mar Xantal, Laura Grande, Pilar Valero, Elisabeth Cebrián…— que ayudaron al conjunto vigués a labrarse una reputación a base de títulos. La buena fama que adquirió el club olívico no solo se debió a las victorias, sino que la entidad siempre fue muy cuidadosa con la gestión y organización y no tardaron en hacer de Vigo un destino muy deseado por cualquier jugadora con ambición. Y pese a que ha ido perdiendo poderío económico, ha sabido mantener ese prestigio gracias a su esa que cuida todos los detalles para que la jugadora se sienta arropada, tanto dentro como fuera de As Travesas. De hecho, en 2006 Alba Torrens, la mejor jugadora de Europa de 2011, eligió debutar en la élite en las filas del Celta, rechazando ofertas económicas mucho más suculentas. Se quedó tres años y confirmó la tendencia de la mayoría de las jugadoras que han llegado a Vigo desde 1996: todas se quedan más de una temporada.
Cristina Cantero fue una de las muchas jugadoras que llegó a Vigo y se quedó. Lo hizo en 2002 para jugar en el Celta, se retiró en As Travesas y se quedó en el club como entrenadora de la base. “Llevamos muchos años trabajando muy duro, este año pretendíamos ampliar el número de equipos porque cada vez tenemos más niñas”, cuenta Cantero. Para la exjugadora, el Celta no solo se ha labrado un prestigio en España, sino que ha creado "una masa social y un sentimiento de club. Es muy gratificante ver cómo las niñas arrastran a los padres a los partidos de las mayores". Cantero tiene la esperanza de que las escuelas continúen “sea como sea”, aunque reconoce que será complicado mantener el nivel si solo se va a sustentar con la aportación económica que puedan hacer los padres: “Entrenamos unas tres veces por semana, incluso con alevines, eso quiere decir que se necesitan más pistas y, por lo tanto, son más gastos. Pagamos casi 10.000 euros en pabellones”. El problema no es solo ese, ya que si el Celta no logra salir en Liga Femenina 2, “las niñas perderán una referencia y motivación, así que cuando acaben su etapa en júnior, lo más seguro es que lo dejen”. Si el Celta llegase a desaparecer, Vigo se quedaría sin ninguna referencia en baloncesto, ni femenino ni masculino.
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