La Xunta ocultó un informe para hacer un dragado que benefició a Reganosa
Los técnicos alertaban del “deterioro” que causaría la obra ejecutada en la ría de Ferrol
El informe existía y era claramente negativo. Sin embargo, la Xunta no lo incluyó en el expediente ambiental que remitió en 2010 al Ministerio de Medio Ambiente, del que dependía la aprobación de un nuevo dragado en la ría de Ferrol hecho a la medida de Reganosa en un espacio parcialmente protegido dentro de los límites de la Red Natura.
El dragado se ejecutó entre octubre y diciembre de 2011 para retirar 2.575,06 metros cúbicos de roca y arena que, teóricamente, restaban calado y entorpecían la navegación hacia los astilleros y la regasificadora de Mugardos. El puerto de Ferrol utilizó explosivos para eliminar cuatro agujas de roca granítica del canal de entrada a la ría sin que la Administración central o gallega pusieran traba alguna. Parte de los fondos marinos afectados integraban el LIC Costa Ártabra de especial protección natural.
Seis meses después, y con las obras ya rematadas, Adega ha destapado un informe técnico de la Dirección Xeral de Conservación da Natureza de la Xunta, fechado el 23 de julio de 2010, que dice con claridad que el dragado es “ambientalmente incompatible” con la conservación de los espacios y especies del fondo marino “tanto dentro como fuera de la Red Natura”. “Provocaría un importante deterioro en la zona protegida y afectaría negativamente a la composición y estructura de los fondos marinos”, concluye el documento. Destaca, además, que en la ría ferrolana se identificaron “18 especies nuevas para la ciencia” y que la perforación afectaría a dos especies protegidas y otras dos prioritarias. Los ecologistas añaden que se eliminaron sin contemplaciones y con voladuras submarinas dos formaciones rocosas habitadas por 65 y 83 especies diferentes cada una.
Durante los últimos dos años, mientras el proyecto de mejora de calados en el canal de entrada al interior de la ría de Ferrol continuaba su periplo administrativo, este informe incómodo y desfavorable permaneció oculto en algún cajón de la Consellería de Medio Ambiente. Sin argumentos en contra, el ministerio autorizó la obra el 13 de diciembre de 2010, desechando las alegaciones de ecologistas y mariscadores.
Aunque la zona del dragado tocaba espacios protegidos, en la resolución ministerial no figuraba el informe del organismo competente —Conservación da Natureza— que aparentemente no se había pronunciado aunque legalmente debía hacerlo. Con todo, la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) fue favorable y se apoyaba en un informe positivo pero “incompleto”, —a juicio de Adega— de la Secretaria Xeral de Calidade e Avaliación Ambiental.
Días antes de comenzar a dragar, la Autoridad Portuaria de Ferrol recibió una resolución de Conservación da Natureza que daba el visto bueno al calendario de la obra, el último trámite antes de perforar. El permiso lo firmaba el mismo jefe de servicio que un año antes había rubricado el primer informe crítico. Curiosamente, y según los ambientalistas, la autorización final del dragado se justificaba haciendo referencia al mismo informe técnico que lo desaconsejaba por los daños que iba a causar en un espacio protegido.
En Adega obtuvieron el informe negativo de Conservación casi de rebote tras recurrir al Valedor do Pobo ante las trabas que les ponía la Xunta para consultar el expediente. El documento que les faltaba por ver confirmó sus sospechas. “El dragado fue totalmente irregular y una chafallada administrativa”, afirman. El departamento de Agustín Hernández explica que tras el primer informe negativo del servicio provincial la Dirección Xeral pidió una “aclaración complementaria” que tuviera en cuenta “dos anexos que concluían que el impacto sería mínimo y sin afección a la fauna”.
Los ecologistas han llevado el caso ante la fiscalía y han elevado su denuncia a la UE. Consideran que la “reiterada ocultación” de este informe constituye un posible delito de prevaricación.
Más calado para gaseros
Todas las alegaciones que Adega presentó en 2010 contra el proyecto para mejorar el calado de la ría ferrolana estaban enfocadas a probar que era una obra pensada por y para Reganosa. El primer gran dragado de la ría se había realizado en 1990. Se retiraron 72.730 metros cúbicos para despejar un canal de 4 kilómetros y 160 metros de ancho. El segundo dragado se empezó a cocinar en marzo de 2007, dos meses antes de que Reganosa iniciase su actividad.
El pliego que la Autoridad Portuaria de Ferrol-San Cibrao redactó en marzo de 2011 para adjudicar la obra expone que se habían detectado “áreas de riesgo” cerca de los castillos de La Palma (Mugardos) y San Felipe donde no se alcanzan los 12 metros de profundidad que figuraban en las cartas marítimas, el GPS de los buques. El dragado con explosivos que adjudicaron a la empresa Sato por 252.188 euros buscaba “ampliar los márgenes de seguridad” para el trasiego de buques hacia Navantia Fene y Ferrol, el puerto interior y la planta de gas.
Para Adega, Reganosa ha sido la empresa más beneficiada por un dragado “inapropiado” diseñado a propósito “para arreglar los graves problemas del tráfico de gaseros en el interior de la ría”. Los buques que entran al taller de reparaciones de Navantia Fene-Ferrol viajan sin carga y necesitan menos profundidad.
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