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Vázquez reclama a Rubalcaba que expediente a Silva por falta muy grave

El secretario provincial de Pontevedra denuncia una “persecución” a la concejal El PSdeG atribuye una “indisciplina reiterada” a la diputada y edil

Silva y Caballero, en un acto público en octubre de 2011.
Silva y Caballero, en un acto público en octubre de 2011. LALO R.VILLAR

El enfrentamiento soterrado de Pachi Vázquez y Abel Caballero se ha convertido en una guerra abierta. Cansado de esperar a que Carmela Silva cumpliera con su palabra de abandonar uno de sus dos cargos institucionales, el de concejal en el Ayuntamiento de Vigo o el de diputada en el Congreso, el secretario general del PSdeG pasó ayer a la acción con la propuesta de un doble expediente disciplinario a la mano derecha del alcalde de Vigo, antiguo aliado, del que se distanció precisamente a causa de la resistencia de Silva a cumplir el régimen interno de incompatibilidades. Uno de ellos lo instruirá la ejecutiva gallega. El otro se le solicita a la federal, que es el órgano con capacidad para sancionar, debido a la condición de diputada nacional de Carmela Silva.

La comisión permanente del PSdeG retrasó ayer la reunión que tenía previsto celebrar por la mañana a la espera de lo que ocurriera en el pleno municipal de Vigo. Era la última oportunidad para Carmela Silva de zanjar el conflicto con la ejecutiva con su renuncia al acta de concejal, una vez cumplida la condición por ella solicitada de que se aprobaran previamente los Presupuestos municipales de 2012. Pero no dimitió, y la permanente socialista, presidida por Pachi Vázquez, acordó impulsar el doble expediente.

La dirección de los socialistas gallegos cree que a Carmela Silva debe aplicársele el artículo 42 del Reglamento de los Afiliados, que califica como falta muy grave “la indisciplina reiterada en relación con las decisiones de las instancias competentes del partido, ajustadas a Estatutos”. Así lo anunció a los periodistas el secretario de Organización, Pablo García, tras la reunión de la permanente. Aunque García se resistió a detallar las consecuencias de una falta de este tipo, el mismo reglamento es claro al respecto. Las sanciones van desde la suspensión de militancia de más de un año y hasta dos años a la expulsión del partido, y se acompañan de la inhabilitación para desempeñar cargos orgánicos y públicos dependientes del partido por un período de tiempo de entre uno y dos años.

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La decisión fue adoptada por asentimiento de la permanente, aunque con la oposición del nuevo secretario provincial de Pontevedra, Santos Héctor, quien expuso su rechazo al doble expediente. En un comunicado difundido tras la reunión, Héctor, que también es concejal en el Ayuntamiento de Vigo, califica de “persecución” la decisión adoptada ayer, ya que considera que el expediente solo puede ser abierto por la ejecutiva federal. “La permanente incurre en abuso de poder al anunciar algo para lo que no tiene competencias”, afirma el líder provincial.

El comunicado deriva en una enmienda a la totalidad a la dirección gallega del partido, a la que critica “su incapacidad absoluta para hacer oposición al señor Feijóo”, lo que le lleva a “fortalecerse con un ataque interno muy propio del secretario general del PSdeG”. De Carmela Silva, Héctor recuerda que, como número dos de la lista de Vigo, obtuvo en las municipales de 2011 “uno de los mejores resultados electorales de España”. “Aconsejamos a la comisión permanente que defienda a los ciudadanos y se olvide de las persecuciones internas que tanto parecen gustarle”, recomienda el comunicado.

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La comunicación oficial del sustituto de Modesto Pose en el PSOE de Pontevedra arroja poca luz sobre las verdaderas intenciones de Silva, seis meses después de que esta tomara posesión como diputada. Héctor revela que el pasado viernes, Abel Caballero puso en conocimiento del secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, y del de Organización, Óscar López, la voluntad de Silva de renunciar a uno de sus cargos “en el momento en el que el secretario general decida que le es de aplicación la normativa de incompatibilidades”. Pero ese momento lo vincula al futuro de otros “25 diputados y senadores de otras comunidades autónomas”. Erigido en portavoz de Silva a través de Caballero, Santos Héctor afirma que la concejal viguesa “aceptará la decisión que adopte la ejecutiva federal”.

Pablo García: “Hemos tenido suficiente flexibilidad”

“El partido ha tenido ya suficiente flexibilidad con Carmela Silva”. De esta manera, trató el secretario de Organización del PSdeG, Pablo García, de relatar la tensión acumulada durante desde que el pasado otoño, cuando la teniente de alcalde de Vigo se hizo un hueco en la lista del PSOE por Pontevedra para las elecciones generales del 11 de noviembre pasado. El pulso entre Pachi Vázquez y Abel Caballero se centró primero en lograr de Silva una renuncia previa al Ayuntamiento de Vigo. Cuando Silva fue confirmada como miembro de la Mesa del Congreso de los Diputados, el asunto parecía resuelto, pero la elección entre en el acta de diputada y el de concejal se siguió demorando. Finalmente, la propia Silva anunció que dejaría el Ayuntamiento tras la aprobación de los Presupuestos municipales. “Es un tema que está resuelto, ha quedado claro y no me gusta marear con eso, es una decisión cerrada y anunciada”, declaró entonces.

Pasada la aprobación definitiva de las cuentas municipales, la dirección del PSdeG esperó al siguiente pleno para esperar a que la dimisión se hiciera efectiva. Era la última sesión plenaria del mes de junio, el que había señalado Silva para su dimisión. No hubo tal renuncia, sino una información en el periódico Faro de Vigo en la que se informaba de que el alcalde vigués se había dirigido a Rubalcaba para trasladarle a él la decisión definitiva sobre la incompatibilidad de la diputada y concejal. Vázquez decidió no esperar más.

Pablo García recordó ayer que en los más de tres años transcurridos desde el Congreso del PSdeG en el que se decidió cumplir el régimen de incompatibilidades, ocho dirigentes socialistas se vieron obligados a elegir entre más de un cargo público. “Ya no hay más excusas”, zanjó García.

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