El Popular desmantela los servicios centrales del Pastor en A Coruña
Un tercio del personal se ha prejubilado o ha sido trasladado a Madrid
Cuando el 10 de octubre pasado se anunciaba la absorción del Banco Pastor, ahora en manos del grupo Banco Popular, se esfumaban 225 años de historia y un símbolo de la élite financiera gallega. Coincidió en el tiempo con la nacionalización de Novagalicia Banco, lo que se interpretó como la disolución del sistema financiero con sello autonómico. Ocho meses después comienza en recuento de bajas de la operación, la mayoría situadas en los servicios centrales en A Coruña.
La ausencia de despidos (las prejubilaciones las pagó el banco sin recurrir a un expediente de regulación de empleo, al contrario de lo que ocurrió en las cajas) separó los focos de la entidad que preside José María Arias durante los meses posteriores al anuncio, pero lo cierto es que ahora mismo, de los 633 empleados, cerca de 200 se han prejubilado y otros 70 han sido trasladados a Madrid con lo que quedan unas 360 personas en la sede de A Coruña. De ellas, buena parte tienen responsabilidades en el área informática y temen que el próximo paso sea la “integración tecnológica”, que el grupo que preside Ángel Ron quiere completar en octubre de 2013. En cuanto a las oficinas, antes del mes de agosto se fusionarán 221 en toda España (para reducirlas a la mitad) de las 300 previstas. En Galicia serán 52.
El protocolo para “no adoptar medidas traumáticas”, que firmaron empresa y sindicatos “se lo están saltando”, según las denuncias de la presidenta del Comité, Gladys Afonso (CIG). Lo dice porque se han producido tres despidos de personas que no aceptaron traslados. La empresa se defiende recordando que han sido los tres únicos casos en una plantilla total de 4.200 personas.
Empleos en el aire
Universal Support, con 246 trabajadores en plantilla, 93 de ellos fijos y la mayoría mujeres, es una filial más del Pastor que todavía no sabe qué pasará con su futuro. Fundada en 1996, desde sus oficinas del polígono de Begondo realiza campañas de telemárketing para el banco y para otros clientes. En 2010, últimas cuentas presentadas en el Registro Mercantil, facturó seis millones de euros, el 57% por contratos con la entidad coruñesa. Su supervivencia en el futuro "como hasta ahora", matizan en el banco, "dependerá de su propia capacidad para conseguir clientes".
Pero sin su columna vertebral, que no es otra que los contratos que tiene con el Pastor, el comité de empresa teme que sea una víctima más de la fusión. “El personal vuelve a estar en el aire”, reflexiona Gladis Afonso.
La lista de filiales continúa con el grupo la Toja Hoteles y el Hotel Finisterre, que según la entidad “no están en venta”. Pero a nadie se le escapa que son activos susceptibles del traspaso. La filosofía del nuevo grupo al que pertenece el Pastor se aparta de operaciones que no tengan que ver estrictamente con el sector bancario, y el negocio hotelero no lo es, se mire como se mire. “Ellos no entienden de cartera industrial, se centran en lo que saben hacer, así que lo más probable es que vayan liquidando lo que queda”, señala una fuente del sector bancario. Lo único bueno que ha tenido el proceso, cree la presidenta del comité de empresa, es “la buena acogida entre los compañeros”, del Pastor y el Popular. “Pero la dirección nos trata como trabajadores de segunda”, apostilla.
De forma complementaria a los traslados se pusieron en marcha dos planes sucesivos de bajas, hasta completar las 250, para contratos a partir de los 56 años. Otros sindicatos (Comisiones, UGT y CGT), en un reciente comunicado, valoran el proceso que se ha seguido como un método “adecuado para resolver la reducción de empleo que inevitablemente conlleva toda fusión”. En el Popular se han producido otras 450 prejubilaciones de personas mayores de 60 años.
Con el Pastor no solo ha desaparecido puestos de trabajo, amén de la capacidad para gestionar el negocio financiero en la comunidad. A cuentagotas se van trasladando a Madrid o se traspasan las empresas del grupo. Como la que gestionaba lo relacionado con las tarjetas de crédito, Pastor Servicios Financieros, que según los sindicatos ya ha recibido instrucciones para integrarse en PopularE.com. Pastor Seguros Generales ha desaparecido y Pastor Vida, está en un 50% en manos del Banco Espíritu Santo tras una operación que reportó un beneficio de 59 millones.
El año pasado también se produjo la venta de Gespastor, con una plusvalía para la entonces matriz coruñesa de 22 millones de euros. La tensión se ha elevado desde que esta semana, el grupo Popular anunciase un plan de venta de activos “que reportarán menores consumos de capital y plusvalías significativas, cifradas en 2.000 millones de euros durante los dos próximos ejercicios”.
En los últimos años de vida, el Pastor también había realizado importantes operaciones para rebajar el peso de su estructura y rentabilizar su enorme patrimonio inmobiliario siguiendo la estela del Santander. En marzo de 2009 puso en marcha la venta de 160 oficinas propias de las 650 que tenía repartidas para conseguir hasta 230 millones con una operación de venta y posterior arrendamiento, conocido por su nombre en inglés sale and leaseback. Eso le permitió pasar a ser inquilina de los inmuebles, que vendió a grandes inversores a cambio de un compromiso de permanencia. Esta filosofía estuvo detrás de una operación inmobiliaria con la sede que ahora ocupa la Fundación Barrié en A Coruña, adquirida al banco ese mismo año.
El inmueble, inaugurado en 1925, es un emblema en la milla financiera de la ciudad gallega y está unido a la historia del Pastor. Por aquella operación la Fundación pagó entre 45 y 65 millones de euros, según las fuentes, y aunque oficialmente ahora “no está en venta”, hace pocos meses el inmueble volvió a salir al mercado. Pero las circunstancias han cambiado: las exigencias en cuanto al precio, según algunas fuentes, habrían congelado el interés de los grandes inversores.
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