Buen ‘Giravolt’ insuficiente
Con crisis o sin crisis, el Liceu fue rácano y no estuvo a la altura de las circunstancias
El giravolt de maig, la perla del “noucentisme”, la ópera corta en un acto con música de Eduard Toldrà y libreto de Josep Carner estrenada en 1928, volvió al escenario en donde nació en el año en que se conmemora el cincuentenario de la muerte de Toldrà. El giravolt, la versión catalana del mito fundacional del sueño de una noche de verano, aquella noche mágica en que todos soñaran, por unas horas, que pueden dejar de ser quienes son y ser quienes creen que quisieran ser, regresó a los escenarios en una versión magra y desangelada, triste e insuficiente, una humilde “versión de concierto” coproducida entre el Gran Teatre del Liceu y la Fundació Orfeó Català–Palau de la Música.
Ficha
EL GIRAVOLT DE MAIG de Eduard Toldrà (versión de concierto). Núria Rial, soprano. Marisa Martins, mezzosoprano. David Alegret, tenor. Stefano Palatchi, bajo. Joan Cabero, tenor. Joan Martín-Royo, barítono. Orquesta Sinfónica del Gran Teatre del Liceu. Antoni Ros Marbà, director. Coproducción de la Fundació Orfeó Català – Palau de la Música y del Gran Teatre del Liceu. Palau de la Música. Barcelona, 12 de junio.
La obra, que cuenta con uno de los mejores libretos de la lírica catalana, escrito en una lengua bellísima, fluida, ingeniosa y brillante y cuya peripecia se desarrolla en un único y económico espacio perfectamente escenificable, merecía más. Toldrà, que ofrece con esta ópera uno de sus mejores trabajos, merecía más. Con crisis o sin crisis, el Liceu, que es a quien institucionalmente competen los asuntos operísticos en Cataluña, fue rácano y no estuvo en esta ocasión a la altura de las circunstancias.
Tragado el sapo de la “versión de concierto”, todo lo demás fue bien o bastante bien. La dirección estaba en las manos más capacitadas, las de Antoni Ros Marbà, alumno de Toldrà y director de las dos únicas versiones discográficas de la obra efectuadas con casi cuarenta años de diferencia en 1968 y 2007. En el reparto vocal se contó con los mismos buenos cantantes conocedores de la obra y del estilo que participaron en la grabación de 2007.
La obra, que cuenta con uno de los mejores libretos de la lírica catalana, merecía más
Núria Rial (Rosaura) y Marisa Martins (Jovita) estuvieron muy bien en los personajes femeninos y no les fueron a la zaga David Alegret (Golferic), Stefano Palatchi (Perot de l’Armentera), Joan Cabero (Marcó) y Joan Martín-Royo (Corvetó) en los masculinos. El Giravolt estructurada básicamente en dúos, es exigente en todos los papeles pero no ofrece ocasiones de lucimiento en ninguno. En este sentido, todos los intérpretes cumplieron a muy alto nivel sin que quepa destacar para bien o para mal a unos u a otros.
El resultado musical, el único posible, fue correcto: quizá faltó un poco más de ensayo que asegurara la concertación y refinara un poco el sonido de la Orquesta del Liceu. También hubiera sido deseable que la orquesta moderara más su dinámica pues, como suele ocurrir con las versiones de concierto, al estar sobre el escenario a menudo tapaba en exceso las voces.
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