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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Ideas fijas

"Una idea fija, decía Benavente, siempre parece una gran idea, pero no por ser grande, sino porque ocupa todo el cerebro"

Obama compareció ante el mundo un día antes del anuncio del rescate bancario para solemnizar lo obvio. “España no puede recortar y recortar mientras el desempleo crece”, dijo; para añadir: “Si tenemos menos demanda en Madrid, habrá menos negocio en Milwaukee”. Unos mensajes tan sencillos de entender, tan de sentido común, que resulta bastante sorprendente que sea precisamente el jefe supremo del Imperio quien nos los tenga que recordar desde el otro lado del Atlántico.

Y sin embargo no debiera sorprendernos en absoluto. A la vista del incomparable nivel de incompetencia que han alcanzado los responsables políticos de la Europa actual (con España, muy destacada, a la cabeza), su clamorosa falta de visión a largo plazo, y la ausencia total de liderazgo del núcleo duro del viejo continente, no es difícil pronosticar que las cosas podrían empeorar aún más si se olvidan las enseñanzas del pasado y se desprecia el espíritu que animó, en 1957, el proyecto de construcción europea. Lo ha dicho Hollande (el único que parece disponer todavía de algunas neuronas activas en el cerebro), lo dijo Helmut Schmidt en el último congreso de la SPD, y lo dicen todos aquellos que creen que la UE es una idea mucho más grande y ambiciosa que la mera puesta en común de mercados y monedas para comerciar entre vecinos.

Merkel, por ejemplo, atrincherada como está en la doctrina calvinista de la redención mediante el sufrimiento, todavía no ha entendido que las depresiones, como la de los años treinta, se inician en la esfera económica, pero se extienden rápidamente y se alargan en el tiempo por culpa de la inacción política y el peso esterilizante de la ortodoxia. Una idea fija, decía Benavente, siempre parece una gran idea, pero no por ser grande, sino porque ocupa todo el cerebro. Talmente lo que le ocurre a la canciller alemana. Recortar y recortar hasta la extenuación ciudadana, someter a Grecia a una presión social insoportable e imponer condiciones leoninas a los rescates, es una idea fija que se ajusta como anillo al dedo al libro de instrucciones del paradigma económico reinante, pero que acaba provocando, precisamente, los efectos contrarios a los que se pretendía conseguir. Lo sabe todo el mundo, menos ella, el FMI, y sus solícitos acólitos, tan liberales ellos.

Y mientras tanto, aquí, el partido gobernante, a lo suyo, aprovechando el pánico ciudadano y el estado de confusión general para ir avanzando posiciones en su estrategia goebbeliana de controlar los medios de comunicación del país, por si vinieran mal dadas. Solo les faltaba RTVE y ya la tienen. Por eso recortan en todo, menos en las televisiones que ellos controlan. O sea, que incompetentes e irresponsables, quizá, pero tontos, lo que se dice tontos, no son.

@AndresGReche

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