Gran versión de Britten de la Sinfónica con Inés Picado
Jordi Bernàcer dirigió a la orquesta en el concierto del Festival Mozart
Programa muy heterogéneo de la Orquesta Sinfónica de Galicia (OSG) en el Festival Mozart, en el que lo más destacado fue el merecido triunfo de la violista Inés Picado con Lachrymae, de Britten, en versión para viola y pequeña orquesta de cuerda. Picado mostró su sólida técnica, con excelente afinación, riquísima paleta de timbre instrumental y ataques y dinámica rica y matizada. Su musicalidad realzó en todo momento la emotiva expresividad de la obra. La afinidad musical y sonora de las cuerdas de la OSG, con Jordi Bernàcer a su frente, fue completa.
Ya que se añora la representación de óperas del salzburgués en el festival que lleva su nombre, es justo y necesario que al menos se escuchen sus mejores obras sinfónicas. En su Sinfonía nº 36, Linz, que ocupó la segunda parte del concierto, la versión de Bernàcer al frente de la OSG estuvo en una buena línea mozartiana: introducción llena de profundidad, allegro con nervio y elasticidad rítmica, andante no exento de delicadeza, trio bien coloreado por las maderas y eficacia conclusiva en el presto. Aunque no le faltó vuelo expresivo, no le habría venido mal algo más de emoción.
Abrieron el concierto sendos movimientos sinfónicos sueltos de Xoán Antón Vázquez Casas (Sinfonía en fa, movimiento 1) y Manuel Alejandre Prada (Sinfonía nº 3, movimiento 3, op. 45). Sin profundizar en su juicio, ya que fueron interpretados fuera de su contexto, ambos movimientos sonaron como correctas piezas académicas, bien construidas pero bastante convencionales en todos sus aspectos.
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