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Un Príncipe en la mesa del ‘txoko’

Don Felipe aceptó la invitación del ‘lehendakari’ para almorzar de manera informal en su visita a Bilbao. La sociedad es la más antigua de la capital

De derecha a izquierda, Bernabé Unda, Carlos Urquijo, José Luis Bilbao, Arantza Quiroga, Patxi López, Felipe de Borbón, Iñaki Azkuna, Montserrat Gomendio y el representante de la Casa del Rey. Juanjo Romano, que ofició de cocinero, posa tras el Príncipe en el Gure Txoko.
De derecha a izquierda, Bernabé Unda, Carlos Urquijo, José Luis Bilbao, Arantza Quiroga, Patxi López, Felipe de Borbón, Iñaki Azkuna, Montserrat Gomendio y el representante de la Casa del Rey. Juanjo Romano, que ofició de cocinero, posa tras el Príncipe en el Gure Txoko.

Fueron dos horas y media pero el tiempo suficiente para que el Príncipe de Asturias conociera de primera mano lo que es comer en un txoko. Era su primera vez, así lo reconoció el invitado a sus acompañantes. Ocurrió el pasado martes con motivo de su nueva visita a Bilbao.

La idea de este particular almuerzo surgió desde la Lehendakaritza. Don Felipe volvía a la capital vizcaína con un programa de dos actos, separados con el tiempo suficiente para propiciar una comida. A su llegada a Bilbao participó, primero, en la inauguración de la nueva unidad de producción en investigación de BIAL, una empresa radicada en el Parque Tecnológico de Zamudio. Por tanto, antes de acudir por la tarde a la entrega de los Premios Fundación Novia Salcedo parecía propicio idear un almuerzo.

El lehendakari y sus asesores no tardaron en elegir el escenario para el encuentro gastronómico. Era una alternativa que ya manejaban después de conocer la curiosa iniciativa de Iñaki Azkuna de invitar a los Príncipes a un almuerzo de comida casera en el coqueto comedor del restaurante La Viña, cuando en noviembre de 2010 vinieron a Bilbao a la presentación de la Fundación Girona. Además, la presencia de un guipuzcoano en el equipo de la Casa del Rey, cuyo padre pertenece a la Sociedad Gaztelupe de Donostia, ayudó a que cuajara la propuesta.

Para esta ocasión se eligió Gure Txoko, entre otras razones porque se trata de la sociedad gastronómica más antigua de Bilbao y porque con motivo de su cincuenta aniversario, nombró socio de honor a la figura del alcalde de la capital, como recuerda Juanjo Romano, un periodista atraído por los fogones que participó en la preparación del menú ofrecido al Príncipe.

Bacalao y carrillerras

Una vez recibida la conformidad del invitado, el departamento de Protocolo de Ajuria Enea se encargó de los detalles. Todo se mantuvo, como suele ser habitual en estos casos, en secreto. Los servicios de seguridad controlaron previamente los accesos a la zona. Los invitados llegarían tras el acto celebrado en Zamudio. En una de las mesas del txoko se sentaron solo nueve personas. Así, además, del Príncipe, ocuparon asiento el lehendakari, Patxi López; el alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna; el diputado general, José Luis Bilbao; la presidenta del Parlamento vasco, Arantxa Quiroga; el consejero de Industria, Bernabé Unda; Monserrat Gomendio, secretaria de Estado de Educación; el delegado del Gobierno, Carlos Urquijo y un miembro de la Casa del Rey. En otra mesa se sentaron ocho asistentes personales.

A la cita, en torno a las dos y media de la tarde, acudieron primero las autoridades locales. El último en aparecer en el txoko, ubicado en la zona de Indautxu, fue el propio Príncipe. “A ningún vecino le llamó la atención nada porque como estamos situados junto a una comisaría, se han acostumbrado a ver dispositivos y políticos por la zona”, comenta Romano.

López, Azkuna,

La comida ya estaba dispuesta para cuando llegaron los comensales. Desde las siete de la mañana se empezó a cocinar. “La Casa del Rey no pidió nada en especial y desde Lehendakaritza, sólo que fueran platos muy txokeros”, matiza. Y así fue. El menú estuvo compuesto de espárragos naturales con vinagreta, jamón de Guijuelo, bonito con cebolleta, guindillas de Ibarra y anchoas rebozadas. A lo que se añadirían una crema de porrusalda fría, bacalao (lo que más le gustó al Príncipe), carrilleras estofadas al tinto de Rioja y de postre, queso Idiazábal con membrillo y nueces, la tarta Baldosa de Bilbao y cerezas de temporada.

Antes de sentarse a la mesa, el departamento de Protocolo de la Casa del Rey sugirió hacer la foto que sirviera como testimonio de la visita. Iba a ser la única instantánea que se tomara pero, a petición de varios miembros de la sociedad, el Príncipe accedió a sacarse otras dos más con ellos en el postre.

Comieron distendidamente. Era una de las peticiones de Zarzuela. “Querían que el ambiente fuera el de un txoko, con las cazuelas en medio de la mesa y que cada uno se sirviera”. Y en esto último ejerció de anfitrión el diputado general que enseguida se levantó a hacer los honores. El Príncipe estuvo escoltado a ambos lados por el lehendakari y el alcalde de Bilbao. Se olvidaron del protocolo. En la mesa estuvieron sin americana, pero con corbata.

Hablaron mucho, pero nada de política. Sí de la vida, de la marcha de la economía y de cómo habían vivido la final de la Copa del Rey disputada días antes en Madrid. Pudieron beber txakolí y Crianza Campillo aunque una vez terminado el postre, el Príncipe se tomó también media copa de pacharán. Además, hubo tiempo para que el alcalde de Bilbao se arrancara con unos boleros. Y antes de salir, como es tradición, escucharon y cantaron durante unos minutos el himno de la sociedad. Un día para el recuerdo en la historia de este txoko, fundado en 1954 y que dispone en la actualidad de 85 socios.

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