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Esencia negra del alma humana

The Impressions, Juan Zelada y Lisa & The L.I.P.S cierran la primera jornada del festival de sonidos afroamericanos Black is Back en el Matadero

Trece años después de perder a Curtis Mayfield, los supervivientes de The Impressions comparecían por vez primera en un escenario español. El trío cerró la primera jornada del Black is Back!, estupendo fin de semana en el Matadero en torno al soul y demás sonidos con los que los negros plasman la esencia del alma humana. Y esos tres viejitos de inenarrables trajes marrones nos arreglaron el día con la medicina de la emoción pura. Ningún artista actual podría hoy arrancar un concierto con It's allright o Gypsy woman, inyecciones de vitalismo y armonías inmortales. Ni ponernos los pelos de punta con People get ready.

“Este no es un festival, sino un encuentro familiar, una pradera de San Isidro negra”, anotaba el organizador del evento, Fernando Delgado, de Heart of Gold. El público menudo fue minoritario, porque en esta ciudad pacata casi nunca podemos llevarnos a los pequeñajos de parranda musical, pero el objetivo suena loable. Más de mil personas merodearon por la Nave 16 y se llevaron sorpresas como la de Juan Zelada, que acaba de estrenarse en una multinacional sin que por estos pagos apenas tuviéramos noticia de su existencia.

Telonero de Amy Winehouse, favorito en las listas de la BBC y alumno aventajado del instituto de McCartney en Liverpool, Zelada exhibe un sonido risueño y de encanto instantáneo, soul ligero que remite a James Morrison, Jonah Smith, Billy Joel, Jesse Dee o un Jack Johnson sin tabla de surf. Abundan los temas de factura impoluta (Breakfast at Spitalfields, The blues remain), aunque a su repertorio tan plácido y feliz que no le vendría mal unas gotas de veneno.

Más expeditiva era la propuesta de Lisa & The L.I.P.S., estreno de la arrolladora Lisa Kekaulas junto a músicos de Bellrays o Eli Paperboy Reed. Todo funcionó como debiera, pero, quizás por el rodaje modesto, la llama no pareció prender con la intensidad que vaticinaban los pronósticos. No, al menos, hasta que nuestra rotunda protagonista abordó I'd rather go blind, un clásico siempre infalible.

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