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Huérfanos de bancos

El sector se reposiciona tras la desaparición de las entidades valencianas

Ignacio Zafra
La sede de la CAM en Alicante.
La sede de la CAM en Alicante.PEPE OLIVARES

La palabra clave es confianza. Un término importante en cualquier actividad económica, y aún más en la bancaria, que ha sido una de las principales bajas del terremoto que ha tumbado en menos de un año todas las entidades financieras valencianas de peso. La intervención de CAM y Banco de Valencia y la nacionalización de Bankia (que incluye a Bancaja), en situación de insolvencia como consecuencia de su gestión, ha afectado a ese bien tan preciado por el cambio no solo de los principales responsables de las entidades, sino de numerosos directivos y mandos intermedios. “La evidencia demuestra que las empresas están menos restringidas en el acceso a la financiación si existen relaciones bancarias estables y duraderas, por lo que la desaparición de esas relaciones dificulta el acceso al crédito”, apunta el catedrático Joaquín Maudos.

El espacio que han dejado libre las entidades autóctonas ha despertado el interés del resto por un mercado que, aunque disminuido —la economía valenciana está siendo una de las más castigadas por la crisis— sigue ofreciendo muchas posibilidades de negocio. Ese objetivo de sustitución fue anunciado por los responsables territoriales del BBVA al presentar, a finales de marzo, el primer informe de situación de la Comunidad Valenciana elaborado por su servicio de estudios y al que, muestra de su reforzado interés por la comunidad autónoma, quieren dar una periodicidad semestral.

Y esa va a ser, opina un destacado empresario, la política que van a seguir todos los grandes bancos ante la debilidad detectada en las entidades autóctonas, que durante décadas coparon una parte muy significativa del mercado. El nuevo escenario tendrá consecuencias. “Sobre todo, el interés de que la sede esté en casa es que las entidades propias conocen de primera mano la realidad social y económica del lugar, de sus empresarios, de sus mercados... Y eso hace que determinadas propuestas y proyectos puedan contar con un apoyo que difícilmente podría llegar desde el exterior”, señala el catedrático Eliseo Navarro, “por desconocimiento o falta de confianza”.

Al Sabadell, que se quedó con la CAM, le queda trabajo, pero ha reaccionado

En ese punto coinciden todas las fuentes consultadas, pero como señala un empresario no hay más remedio que aceptar la realidad. “Dejémonos de banderas, porque las hubo pero ya no hay entidades valencianas. Ahora lo importante es conseguir que haya crédito, aunque sea del HSBC”, el Hong Kong and Shanghai Banking Corporation, con sede en Londres.

Y, sin perder de vista los efectos negativos del nuevo escenario, Joaquín Maudos afirma: “De nada sirve mantener entidades financieras valencianas con problemas de solvencia. Lo realmente importante no es tanto poseer bancos valencianos, sino bancos que atiendan bien a los valencianos, con buenas condiciones de cantidad y precio en el acceso a la financiación”.

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Lo que todos esperan es que, una vez se aclare el futuro de quien se queda con las entidades locales, los compradores se lancen a recuperar el terreno perdido que, por las marcas que probablemente seguirán ostentando, considerarán propio. El que más esfuerzo ha desplegado hasta ahora en ese sentido ha sido el Sabadell, que se adjudicó la CAM y está pendiente del visto bueno de Bruselas para que la operación sea completamente oficial.

Entre febrero de 2011 y febrero de este año, la CAM ha perdido un 17% de sus depósitos

La entidad catalana tiene trabajo por delante. Los problemas que ha atravesado la antigua caja alicantina y polémicas como la pérdida del valor de las cuotas participativas, en las que los que los exgestores embarcaron a miles de pequeños clientes, ayudan a entender que entre febrero de 2011 y febrero de este año la CAM haya perdido un 17% de sus depósitos: 7.800 millones de euros. Pero el Sabadell ha reaccionado y, según distintas fuentes, está trabajando para recuperar a la pequeña clientela de la CAM y para convertirse en la entidad de referencia de un sector empresarial que ha transmitido esa sensación de orfandad.

El reconocimiento de los empresarios valencianos es un hecho. Y una buena prueba es que el más influyente de todos, Juan Roig, dueño de Mercadona, invirtió dos millones de euros en acciones del Sabadell coincidiendo con la ampliación de capital que efectuó la entidad para absorber la CAM.

Después de los conocidos desencuentros entre los empresarios valencianos y el expresidente de Bankia, Rodrigo Rato, al que achacaban una actitud prepotente, los ojos están puestos también en quién acabe quedándose con Bankia. Porque lo normal es que, sea quien sea, apueste fuerte por mantener un mercado que supone el 25% de su negocio.

¿Hace falta más crédito?

Una de las grandes quejas de esta larga crisis es la sequía de crédito. El catedrático Eliseo Navarro no niega esa visión, pero matiza: “Que fluya el crédito, en general, es una condición necesaria para la reactivación de la economía. Pero este argumento es un poco contradictorio. El problema de la economía española es para la gran mayoría de los economistas su excesivo endeudamiento. Si fluye el crédito, ese endeudamiento no va a remitir”.

Algunos directivos de entidades financieras, sigue Navarro, cuentan la historia al revés: hay crédito pero no proyectos financiables. “Si un empresario que elabora muebles para el hogar pide crédito es posible que le digan que no, habida cuenta de las perspectivas y los riesgos del sector inmobiliario y todo lo que hay a su alrededor. Ahora bien, un proyecto innovador bien planteado, en un sector con futuro, dicen estos directivos, no va a tener problemas para financiarse”, agrega el catedrático.

Aunque el tema es un tanto tabú, porque la negativa de la banca a conceder créditos o a refinanciar la deuda se ha convertido en uno de los mayores quebraderos de cabeza de los negocios, el análisis que hace un empresario valenciano no es muy distinto: “Las empresas que van bien consiguen crédito, incluso en Bankia”, afirma. El problema en este caso, sigue, habría sido más bien de percepción. Hasta que Bancaja se fusionó, la excusa que solían poner los mandos intermedios para negar un préstamo era que el comité de riesgos no lo veía claro. Tras integrarse en Bankia, en vez del comité de riesgos, añade, el pretexto pasó a ser Madrid.

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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