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Las mujeres dirigen en Cans

Más realizadoras que nunca en la novena edición del festival de cine de O Porriño

Vecinos de Cans descubren el símbolo del festival en su jornada de apertura
Vecinos de Cans descubren el símbolo del festival en su jornada de apertura RAFA COSTAS

La tradición manda, sobre todo en las aldeas. Eso es lo que es Cans, y a mucha honra, una parroquia de O Porriño convertida en capital gallega del celuloide durante cuatro días desde que, hace nueve años, cuenta con su propio festival de cine. De cortometrajes, aunque cuenta con una extensa programación paralela de estrenos, coloquios, música e incluso visitas de escolares. El protagonista es un género minoritario y con escaso recorrido en las salas de exhibición, pero que triunfa en los festivales, y que este certamen ha conseguido revitalizar en Galicia, a tenor de los números que cada año consigue aumentar en cuanto a participantes, público y premios que sus concursantes cosechan antes o después de su paso por la alfombra roja que cubre corredoiras y tapiza las entradas a los galpones que los vecinos ceden gustosos para convertirlos en salas de proyección.

Y, a la usanza de Cans, los residentes en la pequeña localidad de 400 habitantes son las estrellas de la apertura oficial del festival. Por eso, ayer asistieron a un encuentro con la directora de Tralas Luces, Sandra Sánchez, visitieron de tiros largos su Can de Pedra, la escultura que corona una rotonda a la entrada de la aldea, entonaron por primera vez su himno oficial y se presentó a los medios el tercer jurado íntegramente compuesto por vecinos: Francelina Marino, rosquilleira jubilada de 74 años, Manuel Giráldez, constructor retirado de 71, un matachín de 68 llamado José Quintas, Concha do Lameiro, trabajadora del campo en activo a la edad actual de 64 años y Flora de Merando, la benjamina, de 36, que es transportista en la empresa familiar.

A estas cinco personas les toca la responsabilidad de decidir uno de los premios; el resto es tarea para un jurado profesional, con los actores Federico Pérez, María Mera, Yolanda Muíños y Edu Soto, los directores Ángel de la Cruz y Marta Piñeiro, y el profesor de la Universidade de Santiago Antón Losada, que deberá distinguir entre los 18 cortos a concurso, 12 de ficción y 6 de animación. Y, si en el otro Cannes las directoras alzaron la voz para clamar en contra de la ausencia de películas rodadas por mujeres, en este Cans no tienen esos problemas, porque este año, precisamente, hay más realizadoras que nunca. Son siete, todas gallegas nacidas en la década de los 80 y con estudios universitarios.

Eva Quintas rodó su tercera pieza en inglés, Soap Opera, una historia de amor ambientada en una lavandería real de Nueva York. Es doctora en Publicidad, licenciada en Comunicación Audiovisual y acaba de finalizar un máster de Bellas Artes en Cine en la Universidad de Columbia. "Las principales dificultades son básicamente económicas, e ahora con la supresión de las ayudas de talento de Agadic, producir cortas en Galicia es prácticamente inviable". Las gemelas coruñesas Sonia y Miriam Albert Sobrino dejaron la enfermería por el audiovisual, como proyecto fin de carrera en Comunicación Audiovisual crearon una serie interactiva para Internet, teléfono y televisión, Ignoto, ya fueron finalistas en los Mestre Mateo con Rural Pretérito (2011), y actualmente cursan un máster en Producción de Cine en la Universidad de Utah. Juntas firman O Olláparo, pieza que presentan en Cans y que definen como "un cortometraje de ficción con pinceladas de cine experimental y realismo mágico". La experimentación también guía el trabajo de Sabela Pernas y su prima Sol Álvarez, licenciadas en Comunicación Audiovisual y Bellas Artes, respectivamente, que grabaron con una cámara de fotos a su abuela Josefa en su casa de Vilalba. La retratan en los tres minutos que dura Sefa Sound System. "Con los medios de que dispongo tengo la posibilidad de hacer lo que quiero, que es experimentar con el documental, libre de parámetros, y el corto es mi modo de expresión", indica Pernas.

"Yo sí que soy de las que ruedan en este formato, en el que puedo trabajar sin ayudas, porque no puedo hacer un largo", afirma la coruñesa Iria Ares, directora de La increíble historia de Macareno y la puta milagrosa, una comedia surrealista y con tintes almodovarianos en la que participan los televisivos Daniel Currás y Camila Bossa, de Matalobos, serie en la que Ares ha ejercido como auxiliar de dirección. La actriz y realizadora viguesa Sonia Méndez sí ha conseguido ya dar el salto al largometraje y está en fase de producción de Máximo. Acaba de ganar un Mestre Mateo por As damas negras y a Cans trae Conversa coa muller morta, donde Bossa vuelve a coincidir con un compañero de reparto en la pequeña pantalla, Luís Zahera. "Me apetece hacer una película, pero no quiero quitarme nunca el título de cortometrajista".

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