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El gobierno de Santiago se divide tras la marcha de Conde Roa

Currás, el nuevo alcalde, hace pivotar el Gobierno sobre ediles debutantes

Conde Roa, con gabardina, junto a sus concejales, el 15 de abril, día en que les comunicó su marcha.
Conde Roa, con gabardina, junto a sus concejales, el 15 de abril, día en que les comunicó su marcha.ANXO IGLESIAS

El gobierno de Santiago se partió en dos el domingo 15 de abril en la sala de juntas del PP regional cuando el presidente, Alberto Núñez Feijóo, exigió a 12 concejales que eligieran al sustituto de Gerardo Conde Roa con la amenaza de que si no lo hacían por consenso lo designaría él mismo. Aunque la sucesora natural era la número dos en la lista de las municipales de mayo de 2011, Paula Prado, la mayoría de ediles prefirió a Ángel Currás que fue elegido alcalde dos días después. La herida aún sangra en el Ayuntamiento de Santiago.

 El grupo de gobierno está desde entonces dividido en dos mitades. En el bando de Prado —que cuenta ahora con la simpatía de seis de los 13 ediles tras la entrada de Rebeca Domínguez en sustitución de Conde Roa— se extendió la idea de que no todos llegaron con la misma información a aquella cita trascendental. Sospechan que la designación de Currás fue la condición impuesta por Conde Roa al presidente para hacerse a un lado y que cuando Feijóo y el entonces alcalde se ausentaron para facilitar la votación, conocían perfectamente la correlación de fuerzas que quedaba en aquella sala: siete ediles a favor de Currás y solo cinco partidarios de Prado.

Tan ajustado estaba todo que el propio Conde Roa solo se despojó del acta de concejal después de entregar el bastón de mando al que prefería como sucesor. Desde entonces, Prado, curtida en mil batallas internas desde sus tiempos de Nuevas Generaciones, repite a todo el mundo que no ha llegado su momento. Se ha resguardado en sus competencias como edil de Familia y Asuntos Sociales, además de portavoz del gobierno y evita oponer resistencia a los elegidos.

En el grupo de Currás se han hecho fuertes la concejal Reyes Leis, responsable de Promoción Económica, y María Pardo, con las competencias en Urbanismo, junto a la titular de Facenda, Cecilia Sierra. Sobre todo las dos primeras han ganado protagonismo en las últimas semanas. Leis incluso se permitió decir que su ejecutivo trabaja para lograr el cierre de los aeropuertos de Vigo y A Coruña, una afirmación de la que se ha intentado desdecir, visto el revuelo que se montó dentro de su propio partido y el malestar que el presidente provincial y alcalde de A Coruña, Carlos Negreira, ni siquiera se ha molestado en disimular. El patinazo no ha causado sorpresa entre los ediles que llevan más tiempo y pronostican que Leis, debutante pero sobrada de arrojo, volverá a las andadas.

Los dos bandos conviven sin entrar en guerra tras la marcha de Conde Roa

Como titular de Urbanismo, María Pardo tiene la tarea de sacar adelante el polémico proyecto de Finca do Espiño, una recalificación en una parcela próxima al casco histórico para permitir que una inmobiliaria catalana levante 120 pisos libres donde solo tiene permiso para edificar un geriátrico con 78 apartamentos. El proyecto sigue en fase de exposición pública mientras socialistas y nacionalistas —que antes de oposición fueron gobierno— advierten que de aprobarse el polémico convenio irá directo a la fiscalía. Por eso o porque la recalificación era un ansia personal de Conde Roa —hasta el punto de que algunos de sus detractores sospechan que fue el encargo que legó a su sucesor— la propia Paula Prado desde la portavocía del Gobierno avisó la semana pasada que es pronto para saber si la modificación urbanística verá o no la luz.

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Ambas facciones, la de Currás y Prado, conviven ocupada cada una en sus funciones y sin entrar en guerra abierta, pero fuentes conocedoras de la situación del partido pronostican que están condenadas a chocar, nunca antes de las elecciones autonómicas para no abrir otra crisis a Feijóo, pero sí en cuanto haya que elegir un presidente del PP de Santiago para relevar a Conde Roa, aún en el puesto, e indiscutiblemente a la hora de designar un nuevo candidato en la ciudad.

Alineados incondicionalmente con Prado están los ediles más jóvenes: María Castelao, la recién llegada Rebeca Domínguez y Adrián Varela, titular de Deportes que suma a la afrenta de la reunión con Feijóo la salida de su amigo y principal valedor en el PP, Ángel Espadas, jefe de gabinete con Conde Roa, destituido por Currás un día después de llegar a la alcaldía. En ese mismo grupo pero con un perfil más discreto se integrarían también Amelia González y Albino Vázquez Aldrey, dos de los que repiten en el Ayuntamiento.

Enfrente, junto al alcalde, a quien todos atribuyen la difícil papeleta de tener que aglutinar a un grupo en el que proliferan las desconfianzas mutuas, además de Leis, Pardo y Sierra, que ocupan las competencias más relevantes pese a debutar en este mandato, los ediles Fran Noya, Luis Bello y Juan De la Fuente, todos en un segundo plano. Y a todo esto, diez meses después de tomar posesión, el gobierno no ha presentado siquiera un presupuesto y gestiona el día a día con las cuentas prorrogadas de 2011.

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