Griñán intenta marcar distancias con Rajoy en el primer Consejo de Gobierno

Día 1 del nuevo Gobierno andaluz, formado por primera vez en la historia por una coalición entre PSOE e IU. Y el mensaje que volvió a lanzar la nueva coalición de izquierdas es que debe abrirse otro camino que no pase exclusivamente por los recortes en lo público. “Se puede salir de la crisis de una manera diferente, creciendo, creando empleo y manteniendo derechos”, dijo Susana Díaz, la consejera de la Presidencia e Igualdad, la encargada de dar la cara tras el primer Consejo de Gobierno de esta legislatura. Díaz, con el pensamiento puesto en Francia y en el nuevo presidente socialista de la vecina república, apostó por las políticas de “estímulo”.

Dentro de este escenario encaja la primera medida de la que habló Díaz en su estreno como consejera: el plan de choque para intentar crear empleo en Andalucía, donde la tasa de paro supera ya el 33%. Este programa ya fue anunciado por el presidente José Antonio Griñán en su discurso de investidura de la semana pasada. Díaz solo avanzó este martes que la Junta espera que el plan —centrado en la reforestación, la rehabilitación de viviendas y las infraestructuras en colegios e institutos públicos— comenzará a funcionar antes del verano. Este viernes se reunirá la Comisión Delegada para Asuntos Económicos de la Junta para abordar este asunto. El programa estará dotado, como adelantó Griñán, con 200 millones de euros.

El plan es heredero de otros similares como el Proteja (350 millones), el Memta (100) o el Ola (200). Encaja en esa filosofía del estímulo con dinero público para intentar paliar el descenso en la actividad privada.

Griñán cree que no hay “razón objetiva” para que se le impute por los ERE

Pero los 200 millones de euros previstos para este último plan de choque para crear empleo son poco estímulo si se comparan con los 2.700 millones que la Junta tendrá que recortar de sus Presupuestos, lo que supondrá una reducción del 8%. Díaz aseguró el martes que la consejera de Hacienda y Administración Pública, Carmen Martínez Aguayo, sigue trabajando para determinar las partidas concretas en las que se tendrá que aplicar la tijera. La respuesta llegará “cuanto antes”, dijo Díaz sin aclarar dónde habrá recortes.

Lo que sí hizo la consejera de Presidencia fue achacar, como ya lo ha hecho Aguayo, la reducción a las medidas “impuestas” por el Gobierno central, que ha reducido las transferencias que se destinan a las comunidades autónomas. “Tendremos que reformular determinadas partidas presupuestarías”, admitió la consejera. Pero “sin tocar derechos y mejorando la eficiencia”, añadió.

“Ajustaremos el gasto sin perjudicar los derechos”, explicó con otras palabras José Antonio Griñán por la mañana. El recién elegido presidente andaluz, en una entrevista en Canal Sur, también apostó por “romper el pensamiento único” de centrar el debate únicamente en la estabilidad fiscal y el control del déficit. “Europa necesita una fuerte inyección de dinero”, añadió el presidente en referencia a las recientes elecciones francesas y el posible cambio de rumbo en la política económica europea.

Cuestionado sobre su hipotética imputación en el caso de los expedientes de regulación de empleo, Griñán aseguró que “no hay ninguna razón objetiva” para que esto ocurra. El presidente dijo no tener inconveniente en comparecer en la comisión de investigación que se creará en el Parlamento regional, aunque dijo que tomará la decisión cuando llegue el momento de hacerlo.

Griñán también adelantó que la reestructuración de la Junta en las ocho provincias estará rematada en dos o tres semanas. La intención del presidente andaluz es dejar en solo seis el número de delegados en cada provincia. Se pasará de los 97 que hay en este momento a los 48, una idea que Griñán baraja desde 2009, pero que no había llevado a cabo por la presión de las agrupaciones provinciales del PSOE. Respecto a la situación interna de su partido, en la que Griñán ha ganado autoridad tras las elecciones, el también secretario regional sostuvo que admite que sus compañeros le digan lo que piensan. Pero “no me gusta que no lo digan a la cara, ni las maniobras secretas y escondidas”.