Una dimisión inquietante
"La permanencia de José Luis Olivas es un insulto a la ciudadanía y una burla a los miles de clientes de Bankia y a los trabajadores de la entidad"
La dimisión de Rodrigo Rato como presidente de Bankia crea nuevas dudas sobre el futuro de la entidad y en general de la banca y de la economía española. El asunto tiene además una vertiente específica y dramáticamente valenciana, pues una gran parte del riesgo acumulado proviene de Bancaja, de su pesada carga inmobiliaria y de su condición de pozo sin fondo con el que los últimos presidentes de la Generalitat Valenciana financiaron sus delirios de grandeza. La dimisión del que fue presidente del FMI y todopoderoso ministro de Economía cuando se hinchó la burbuja inmobiliaria, es tanto más inquietante en la medida que ha tenido lugar pocos días después de que se incumpliera el plazo para presentar la cuenta de resultados de 2011 con la preceptiva auditoría y a escasas horas de conocerse la intención del Gobierno que preside Mariano Rajoy de inyectar grandes cantidades de dinero público para tratar de salvar la entidad. Con esa entrada de capital y el nombramiento de nuevos gestores, Bankia va a pasar a una situación de intervención de facto y a una posible nacionalización de las pérdidas, si como es previsible los bonos que tomará el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) acaban convertidos en (devaluadas) acciones.
El terremoto bancario coincide además en el tiempo con la comparecencia del director del Instituto Valenciano de Finanzas, Jorge Vela, en la comisión que investiga en las Cortes Valencianas las responsabilidades en la quiebra de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM). Una coincidencia que tiene un común denominador que es la responsabilidad política en la implosión de un sistema financiero, el valenciano, dominado por los usos y abusos del Partido Popular. Por muy cansino que pueda parecer, no queda más remedio que recordar que el nombramiento de los directivos de Bancaja y de la CAM eran decisiones políticas, cuya última palabra la han tenido Eduardo Zaplana, José Luis Olivas y Francisco Camps mientras han estado al frente del Gobierno valenciano.
El nombramiento como presidente de Bancaja de José Luis Olivas (ex consejero de Hacienda y ex presidente interino de la Generalitat) debió de haber encendido todas las alarmas sobre lo que se avecinaba incluida la del presidente del PP Mariano Rajoy, que prefirió mirar para otro lado. Es difícil de explicar cómo a media tarde de ayer José Luis Olivas continuara aún aferrado a su sillón y no hubiera presentado su dimisión. Su permanencia además de un insulto a la ciudadanía constituye una burla a los miles de clientes de Bankia y a los trabajadores de la entidad, que en un 84% ven amenazado su futuro laboral, según un estudio realizado con anterioridad a la dimisión de Rato.
Así las cosas y ante la gravedad de la situación (31.800 millones en activos de riesgo), la parquedad de las explicaciones de Rato y el clamoroso silencio de Rajoy, no sería de extrañar que cunda el pánico entre los miles de impositores de Bankia y que empiecen a transferir sus ahorros a otras entidades.
http://twitter.com/manuelperis
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