Los vecinos ensayan tiendas de alimentos y alquileres solidarios
Cavecova teje su red en los barrios para mitigar los efectos de la crisis
Los efectos de cinco años de tenaz crisis económica —el paro, el cierre de comercios o los desahucios— han calado hondo en los barrios de las ciudades. “El número de personas en riesgo de exclusión social crece a un ritmo tremendo y las organizaciones vecinales no podemos quedarnos de brazos cruzados”, explica Juan Antonio Caballero, presidente de la Confederación de Asociaciones de Vecinos de la Comunidad Valenciana (Cavecova).
Con los movimientos vecinales de Santander y Valladolid como referencia —porque llevan meses con la iniciativa en marcha—, la confederación ha diseñado un programa piloto —llamado Entre veïns— para atender a 1.600 personas, con un presupuesto aproximado de 34.500 euros, para el que han pedido ayuda a la Generalitat. “Pero vamos a tirar adelante con independencia de lo que nos den. Si no podemos acometer todos los objetivos, cogeremos dos o tres, los que abarquemos”, dice Caballero.
El plan piloto
De los cinco puntos del programa piloto hay tres que son esenciales para la confederación de vecinos y se concretan en la creación de tiendas de alimentos solidarios en las sedes de las asociaciones, las viviendas o alquileres de inclusión y apoyo a la inserción laboral. Las colas ante la Asociación Valenciana de la Caridad son un termómetro de lo que describe Caballero.
“El movimiento vecinal debe reorientarse y adaptarse a lo que pasa. Me parece bien demandar un semáforo para el barrio, pero los problemas más graves ahora de los vecinos son otros”, continúa el presidente de la confederación autonómica, que agrupa a cientos de asociaciones arraigadas en toda la Comunidad Valenciana.
Se trata de conseguir la colaboración de supermercados, agricultores e incluso los vecinos pueden donar alimentos, de modo que “de forma discreta y cariñosa, sin hacer sentir mal a nadie” se apoye a los vecinos con mayor riesgo —personas mayores, minusválidos, parados de larga duración, jóvenes, etcétera—. El número de desahucios también crece, por lo que se trataría de que vecinos con casas cerradas cediesen temporalmente o alquilasen por una cantidad asequible pisos o habitaciones a estos vecinos. Y, por último, se trataría de ayudar a los desempleados a buscar salidas laborales, con la creación de cooperativas, participando en bancos de tiempo o en experiencias similares. Cavecova empezará con la experiencia en su nueva sede, situada en la Cruz Cubierta, de Valencia. En su agenda está previsto el contacto con los vecinos de Sant Marcel·lí para incluirlo en el plan piloto que el mismo Caballero reconoce que irá bien o mal en función de lo que se impliquen las diferentes asociaciones vecinales. La campaña se llevará a la asamblea general de Cavecova del mes de junio.
La confederación quiere
La experiencia no es utópica. Se lleva a cabo en Santander y Valladolid desde hace meses y funciona. En la ciudad castellana han recogido alimentos con acciones simples como cambiar un plato de sopas de ajo por comida no perecedera o un producto de higiene.
“La gente más veterana está asustada y se está generando una situación de temor que está agarrotando a todos. Estamos en una época en la que ya no quedan paraguas. Todos se han cerrado ya”, concluye Caballero. En este sentido, el presidente de la confederación vecinal criticó la privatización de la sanidad pública valenciana. “La impresión es que la Generalitat ha tirado la toalla y se muestra incapaz de gestionar lo que hemos puesto en sus manos”, enfatizó el dirigente vecinal.
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