Aguirre anuncia más recortes en el Dos de Mayo más austero
La presidenta arremete de nuevo contra los sindicatos Aprovecha la festividad para marcar la agenda a Rajoy
La última edición del Dos de Mayo que Benito Pérez Galdós narró en los Episodios Nacionales con “los madrileños vomitando odio y venganza” contra las tropas de Napoleón y Arturo Pérez Reverte recreó dos siglos después como un “día de furia” estuvo marcada por la austeridad como profesión de fe y por el discurso encendido y neoliberal de Esperanza Aguirre.
Acorde con la crudeza de los tiempos revueltos que corren, la Patrulla Águila no surcó los cielos y el servicio de catering fue más frugal que en ocasiones anteriores. Hasta el punto de que dos camareros por mesa custodiaban los canapés, tapados por manteles para dificultar las maniobras previas al inicio oficial de la recepción a la una de la tarde. Lo que no varió fue el mensaje de la presidenta de la Comunidad de Madrid y del Partido Popular regional. Tal y como venía prometiendo desde hace semanas, Aguirre dio, “en primera línea”, la batalla ideológica “contra la superioridad moral que dice tener la izquierda y sus lugares comunes”. Lo hizo sacando el látigo. Anunciando más recortes y cuestionando a los sindicatos. “Están anticuados. O cambian o les auguro que caerán como el muro de Berlín”, cargó la lideresa en una entrevista en la Cadena SER a primera hora de la mañana.
Medallas anticrisis
Las medallas de la Comunidad reconocieron la labor de Mercadona, el Banco Sabadell y la ONG Cáritas Madrid. Todas con un punto en común: su capacidad de adaptación y su trascendencia con la crisis pegando fuerte. La ONG fue premiada “por su labor social, al atender en 2010 a 114.000 personas”, mientras se concedía una placa de honor a la cadena de supermercados “por su trayectoria y la creación de empleo” y a la entidad bancaria “por sus facilidades a los emprendedores”.
La Medalla de Oro fue para Julio Iglesias, que no asistió al estar de gira. También hubo reconocimiento a título póstumo para Manuel Fraga y la exdelegada de Gobierno Soledad Mestre. Y para dos exalcaldes de Madrid, José María Álvarez del Manzano (PP) y Juan Barraco (PSM), o la exedil y exdiputada Inés Sabanés, ahora en Equo. Los actores Tony Leblanc y Santiago Segura también fueron galardonados.
Fue el penúltimo capítulo del pulso con los sindicatos, que ayer alcanzó su punto de ebullición. UGT y Comisiones Obreras habían anunciado que no asistirían a los actos del Dos de Mayo en la Real Casa de Correos por los “insultos”, “difamaciones” y “descalificaciones permanentes” que a su entender les viene dedicando la dirigente. Cumpliendo con lo pactado, ni José Ricardo Martínez, representante de los ugetistas, ni el responsable de Comisiones, Javier López, se asomaron por Sol. En su lugar enviaron, como medida de protesta, una carta a Aguirre en la que le pedían que se retractara. “En vez de estar obsesionada en descalificar permanentemente a los sindicatos apoyándose en mentiras y datos falsos, preocúpese por la transparencia y la imagen del partido que Ud. preside”, reflejaba la misiva en uno de sus párrafos. Aguirre animó a los sindicatos a pasar la carta “por el registro”. “Hoy no estoy yo para leer cartas”, argumentó.
En la fiesta de la Comunidad hubo otro plante. A medias. El de la delegación del PSM, que tras asistir a la entrega de galardones a las figuras notables del año se encaminó a la fiesta que conmemora sus 133 años de historia, el Día de la Rosa, en la plaza del Dos de Mayo.
Reelegida por tercera vez presidenta del PP de Madrid con el 97,2% de los votos de los compromisarios populares —en 2004 obtuvo un respaldo del 91,9% y hace cuatro años del 96,3%—, Aguirre entendió el Dos de Mayo como una oportunidad para reforzar su condición de abanderada del espíritu neoliberal del Partido Popular regional. La intención es que La Moncloa, colonizada con varias docenas de altos cargos procedentes del Ejecutivo de la Comunidad de Madrid, lo termine adoptando como propio.
El Dos de Mayo dejó varios ejemplos de la estrategia desarrollada por Aguirre y su círculo de liberales, imbuidos por los preceptos de Javier Fernández-Lasquetty, consejero de Sanidad, vicesecretario de Acción Política y ex secretario general de FAES, el laboratorio de ideas más conservador de los vinculados al partido. Frente a la prudencia y eufemismos del Ejecutivo de Mariano Rajoy, Aguirre arremetió frontalmente contra los adversarios del Partido Popular y los críticos con los recortes que el Gobierno viene comunicando cada viernes.
Ella misma adelantó que habría más en Madrid durante una entrevista con Carles Francino en la Cadena SER. Sin entrar en detalles, Aguirre reveló que ha dispuesto “una reunión todos los viernes a las ocho y cuarto de la mañana para ver de dónde se puede recortar” y está encontrando “unas partidas maravillosas” de las que ahorrar dinero. “Claro que queda por recortar, ya les contaré”, añadió, sorprendiendo incluso a sus consejeros. Tras procesar la noticia, más de uno cruzó llamadas y mensajes con sus colegas intentando adivinar por dónde llegaría la tijera y en qué cuantía, inquietos por la manera en que les afectaría de forma directa. Entretanto, Aguirre se dirigía al cementerio de la Florida, donde homenajeó a los caídos en el alzamiento popular de 204 años atrás con una ofrenda floral. Algunos detalles llegaron entrada la noche, en una entrevista que hoy publica Abc: “Vamos a poner peaje en las autovías regionales”.
El Dos de Mayo también le sirvió de altavoz para volver a cuestionar el Estado de las Autonomías, modelo del que ella misma es un referente pues lleva casi nueve años gestionando una de las más importantes. La lideresa popular se reafirmó en su intención de seguir adelante con la reorganización de las competencias autonómicas. “Aunque ningún político me haya apoyado, todos saben que hay que hacerlo”, enfatizó. Ya a principios de abril la dirigente planteó ante Rajoy “una revisión” del sistema porque “no ha servido para lo que se creó, que era integrar a los partidos nacionalistas vascos y catalanes, sino para encarecer a las otras 15 regiones”.
Entonces ya propuso devolver las competencias en Educación, Sanidad y Justicia. Y calculó que se ingresarían así 48.000 millones de euros, aunque no dijo de dónde saldrían ni para qué servirían las autonomías. “Salvo la sanidad y la parte de la educación que es básica hay muchísimas cosas que se pueden recortar”, insistió en su tesis Aguirre, que volvió a echar mano de algunas de sus reflexiones habituales. “Los máster no son básicos”, “¿Por qué pagar las medicinas de los ricos?” o “Dar más del 50% de sus costes a una ONG no puede ser”, fueron algunas.
La jornada dejó a la presidenta dando esquinazo por el patio de la Real Casa de Correos, entre bandejas de delicatessen y copas de vino, a los dos emisarios con la carta de UGT y Comisiones Obreras. “Ha salido corriendo, no nos ha querido atender”, apuntó después del pilla-pilla Jaime Cedrún (CC OO). “Ha venido todo el que ha querido venir”, replicó Aguirre, que destacó que había representantes de otros sindicatos. E invitados de lo más variopinto, como los que le pidieron al consejero de Economía, Percival Manglano, que les hiciese una foto saltándose el protocolo más elemental. Manglano cumplió sin inconvenientes con los deseos de los ciudadanos y se hizo otra con un militante de Nuevas Generaciones disfrazado de granadero.
Gómez: “Hablaremos también en la calle”
El secretario general del PSM, Tomás Gómez, dejó ayer de lado el acto oficial y fue a la plaza del Dos de Mayo a celebrar con simpatizantes la rebelión del pueblo de Madrid del 2 de mayo de 1808 y la fundación del PSOE, también un 2 de mayo, pero de 1879, en Casa Labra, a tiro de croqueta de la Puerta del Sol. Ante unos 300 asistentes, a pleno sol, enarboló la bandera de la defensa del Estado de bienestar y quiso situarse junto a quienes protestan contra los recortes en las calles, a los que Esperanza Aguirre compara con las algaradas de Grecia. “No nos van a callar, ni a los socialistas ni a los españoles. Hablaremos en las instituciones y también en la calle”, dijo.
Los socialistas contraprogramaron de nuevo el acto oficial que encabeza Aguirre. El motivo, según algunos corrillos socialistas, se remonta a una polémica en 2009 en el aniversario de los atentados del 11-M. El PSM dio la consigna de no acudir al homenaje oficial a las víctimas en protesta por el cierre de la comisión de investigación del espionaje en la Comunidad. Ese mismo año instauró el Día de la Rosa. “¿Anticuados los sindicatos? Anticuado es el PP y la celebración de este día”, afirmó Gómez antes de irse a la plaza del Dos de Mayo.
Allí el PSM proclamó que la semana que viene iniciará una recogida de firmas en una Iniciativa Legislativa Popular para intentar evitar que los pensionistas madrileños paguen por los medicamentos. Se necesitan 500.000 avales. Gómez cree que el PP y la derecha europea quieren “salir de la crisis a costa de los trabajadores”. Y recordó el incremento previsto en las tasas universitarias (hasta un 66% en primera matrícula) que supondrá “la expulsión de miles de hijos de trabajadores de la universidad”.
Gómez confía en “otro camino” para salir de la crisis “que se va a empezar a poner en marcha en Europa cuando François Hollande gane las elecciones francesas”, cuya segunda vuelta se celebra el fin de semana. Minutos antes de que la organización repartiera una paella, el secretario de los socialistas madrileños fue muy aplaudido en su defensa de la laicidad del Estado. Quiere que la Iglesia católica aporte y pague impuestos. “¡Sí, señor, que pague, que pague!”, gritaba una mujer delante de la estatua de Daoíz y Velarde. Cobrando el IBI de la Iglesia, según sus estimaciones, se recaudarían 3.000 millones, cantidad similar al recorte en educación. Tras el mitin, se formaron dos colas: una para comer y otra para hacerse fotos con el secretario socialista.
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