Papás al rescate en sueños
Carles Cano y Paco Giménez presentan ‘¡¡¡Mamááá...!!!’, secuela de un libro infantil que ha superado ya 10 ediciones
Cuando escribió ¡¡¡Papááá...!!! a finales de los años noventa, Carles Cano tenía dos hijos de 4 y 5 años. “Venían a acostarse con nosotros cuando tenían miedo”, cuenta el padre, escritor y hasta hace cinco años profesor de instituto. “Yo los devolvía a su cama, les contaba algo y a veces me quedaba dormido en su habitación”, recuerda. A partir de “algo que les pasa a todos los padres del mundo”, le vino la idea del libro. “Al dibujar al papá que ahuyentaba los animales o personajes que daban miedo a su hijo, intenté que se pareciera un poco a Carles”, recuerda Paco Giménez, ilustrador de aquel libro y de una veintena más, a estas alturas, con Carles Cano. “Jugábamos”, explica este, “con la contradicción entre la imagen heroica e idealizada que el niño tiene del padre y la realidad de un padre corriente”.
Nueve ediciones en castellano, dos en valenciano y una traducción al gallego después, lo raro es que no haya habido en esos 13 años una segunda parte. Raro, hasta que una niña de un colegio de Alicante le preguntó a Carles Cano: “¿Y cuándo harás un libro sobre mamá?” De esto hace un año, ¡¡¡¡Mamááá...!!! ya está en la calle y hoy lo presentan en la Fira del Llibre de Valencia los autores, con el ilustrador Carlos Ortín y la pedagoga Ana-Luisa Ramírez a su lado.
“El tema de los miedos gusta mucho a
los chavales”
“Utilizamos una estructura similar en ambos casos, pero hay diferencias claras”, aseguran. En aquél, el padre usa la autoridad y la fuerza para deshacerse de los causantes del miedo infantil, que son personajes cinematográficos. En este, la madre se vale de armas más sutiles —astucia, negociación— y los miedos vienen todos de personajes de cuentos, salvo el caso del Hombre del Saco. Como en el sueño “en el que la bruja nos ha atrapado a Hansel y a mí, y nos está metiendo en la olla para cocinarnos...”, cuenta la niña del libro, hasta que la “supermamá llega volando hasta el sueño” para rescatarla. Y piensan continuar la serie con el abuelo y la abuela.
“La idea es simple pero muy efectiva, hay montones de niños y de papás que son fans del libro”, revela Giménez. “El tema de los miedos gusta mucho a los chavales y si aciertas el tono tienes garantizada su atención”. Los textos son breves, pero eso no hace necesariamente más fácil la escritura. “Has de ser mucho más exquisito y fijarte en lo esencial”, puntualiza Cano. Las ilustraciones contribuyen a la eficacia de la narración, que adquiere así tintes mágicos. “A Paco le gusta ponerse retos”, dice Cano. El uso de un color en distintos tonos para cada personaje o las líneas rectas de distintos colores que unen elementos de la ilustración lo atestiguan. “Lo que más ha cambiado de aquel libro a este es la técnica; pero apenas el estilo”, asegura el ilustrador: “Todo se puede reducir a geometría, aunque quede oculta por los detalles”.
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