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“Córdoba pecó de inocente”

El libro 'El viaje a ninguna parte' analiza el fracaso de la ciudad que optó por capitalidad cultural de 2016

Marta Jiménez, a la izquierda, y Elena Medel, en el parque de Miraflores.
Marta Jiménez, a la izquierda, y Elena Medel, en el parque de Miraflores.F. J. VARGAS

Ellos no lo sabían, pero quienes estaban en el salón de actos del Ministerio de Cultura el 28 de junio de 2011, formaban parte de una obra. La ministra y exalcaldesa de Córdoba, Rosa Aguilar representaba un papel; el actual regidor, José Antonio Nieto, y su inmediato antecesor, Andrés Ocaña, otros dos. Técnicos, políticos, artistas, redactores, fotógrafos... Todos eran héroes de un drama griego en busca de un vellocino de oro que se convirtió en quimera: la obtención de la capitalidad cultural europea en 2016, a la que Córdoba se postulaba como favorita y que finalmente consiguió San Sebastián.

Aunque tampoco lo supieran entonces, la periodista Marta Jiménez y la escritora Elena Medel, presentes en el salón del Ministerio, también encarnaban sus respectivos personajes, como reportera y asesora cultural. Pero, como a veces ocurre en el teatro, ambas optaron por salir de la representación y convertirse en narradoras. Dos cicerones que cuentan la enrevesada historia de cómo Córdoba perdió la carrera de 2016. Su guía tiene la forma de un libro que Almuzara publicará hoy: El viaje a ninguna parte.

"La historia de la candidatura de Córdoba es muy potente, llena de personajes atractivos y de episodios y anécdotas propios de una novela o una obra de teatro. Cuando lo contábamos, todo el mundo nos decía que eso tenía que plasmarse en un libro", recuerda Medel. Ausencias inexplicables de algún miembro del jurado, irregularidades, intrigas y hasta anónimos denunciando la elección final de San Sebastián, trufan las 250 páginas del libro.

Elena Medel y Marta Jiménez investigan las intrigas del proceso

Las páginas contienen la tristeza y la decepción de quienes llevaron el timón de la candidatura cordobesa, pero también el análisis más frío que permite la distancia. Las autoras vivieron de cerca mucho de lo que narran en el libro y han contado con fuentes de primera mano para explicar lo que en su momento no se supo públicamente. El resultado, aclara Marta Jiménez, "no es ni un ajuste de cuentas por los errores del trabajo propio de la candidatura cordobesa ni un respaldo a las sospechas de una posible conspiración contra Córdoba".

Lo que sí le queda claro a las dos autoras es que "Córdoba pecó de inocente". Se trataba de una competición en la que, oficialmente, la política se encontraba al margen. Pero, como ocurre en las candidaturas de eventos como los Juegos Olímpicos o los Mundiales de Fútbol, lo político terminó siendo determinante. "Todo en el largo proceso de selección era poco claro e invitaba a interpretaciones. No existía un protocolo claro, un orden establecido de las cosas. Terminó votándose más en contra de algunas ciudades en vez de a favor de las candidaturas más valiosas; hubo irregularidades en cuanto al número de miembros del jurado y la elección de los mismos", resume Medel. "Y, finalmente, el proceso de paz de Euskadi, un elemento político con el que en principio no debía contarse, se convirtió en algo clave", añade Jiménez.

El batacazo que supuso para Córdoba perder una carrera en la que había invertido 10 años de esfuerzos sigue doliendo mucho en la ciudad. Una capital que se remozó en muchos aspectos durante aquella década y se dotó de una serie de iniciativas e infraestructuras culturales muy necesarias. Unos edificios y programas que, arrastrados por la crisis económica y la falta de proyecto, Medel teme que terminen convirtiéndose en símbolos de "una ciudad zombie con una vida cultural zombie".

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