El PP vasco ve en el auge independentista un “serio perjuicio” para la convivencia

El PP convertirá su congreso vasco de los próximos 12 y 13 de mayo, que reelegirá con toda probabilidad al ticket Antonio Basagoiti-Iñaki Oyarzábal al frente de la formación, en la sanción final formal del giro al centro en el que se embarcó en 2008, así como en el arranque del camino para las decisivas elecciones autonómicas del año próximo. Ambas claves, junto al escenario abierto por el cese definitivo de ETA hace seis meses, marcan los 29 folios del texto de la ponencia política del congreso, redactada por el presidente de los populares guipuzcoanos, Borja Sémper, a cuyo contenido íntegro ha tenido acceso EL PAÍS.

Bajo la bandera de que en el siglo XXI “la diferencia ya no reside en ser de izquierdas o derechas, sino entre las sociedades abiertas o cerradas”, la parte más ideológica del texto defiende la convivencia y la preservación de las diversas identidades que confluyen en la sociedad vasca como guía para el futuro. Y ese futuro “pasa por combatir esa ideología que encarnan la izquierda abertzale y el nacionalismo identitario” que persiguen “mecanismos de aplastamiento de lo diferente”.

“La diferencia ya no reside en ser de izquierdas o derechas”, señala

Pese al acercamiento progresivo vivido en los últimos meses, especialmente en materia económica, entre populares y peneuvistas, el texto, sin alusiones en esta parte al PSE, pone su foco de rivalidad ante los comicios en un PNV y una izquierda abertzale que “confluyen en un proyecto de independencia para Euskadi”. Y da por sentado que nacionalistas de unas y otras siglas pretenden poner en marcha ese proyecto tras las elecciones de 2013 a nada que los resultados de las urnas se lo permitan. Ese “deseo nacionalista de independencia, en estos momentos de angustia económica y de inestabilidad social, supone un lastre que perjudica seriamente la convivencia en Euskadi”.

Aunque deje clara esta postura, el texto de la ponencia se distancia mucho de los ataques al nacionalismo que marcaron en el pasado el discurso del PP vasco y del que todavía quedan ecos en las palabras de dirigentes de otros lugares de España. La ponencia es uno de los textos doctrinarios del PP donde más nítida queda su apuesta por una imagen vasca que no impide ser españoles, europeos o ciudadanos del mundo, frente a quienes niegan a España (todo el espectro nacionalista) o los que buscan “disimularla con alardes vasquistas”, una crítica alusión a sus todavía socios de gobierno del PSE.

El texto incide en la vocación del PP de llegar a acuerdos con otros partidos

Con ese eje en el discurso de apostar por la modernidad y una sociedad abierta, los populares tienden la mano al resto de fuerzas políticas para llegar acuerdos, conscientes de que es “mucho más” lo que las une de lo que las separa. Junto a ello recalca que en las instituciones “caben todos expecto los que tienen como designio destruir la sociedad y utilizarlas como escenario para extender el odio”. En conjunto, todo el documento muestra un lenguaje y un ideatio en el que se pueden sentir cómodos tanto los propios votantes populares como los sectores que en su momento apoyaron al PNV y el PSE, a los que el partido se dirige para afianzar su crecimiento.

Para la próxima legislatura —y el mandato de la dirección popular que ha de tener esta ponencia como referente de acción política— el PP se plantea desarrollar en los ámbitos económico y social el cambio político que llegó tras las autonómicas de 2009, un alternancia en Ajuria Enea para la que la formación recuerda que su papel resultó determinante.